Capítulo 38: Daniel

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—Buenas tardes—refuta con frialdad actualmente mirándome con seriedad

—David— el agarre de Daniel se intensifica en mi cintura haciendo que frunza el ceño viéndolos a la par.

En este tiempo además, he de constatar que la actitud encantadora de Daniel se ha desaparecido cada vez más, dejando una más inexorable. Debido a que en su profesión la dureza personal te hace avanzar. Y así él ha podido ejercer mejores rangos dentro de su faena. Pero su comportamiento posesivo hacia mí es algo que aun discutimos porque su equivocación al querer tener el mando en nuestra relación es mediocre. Por ese mismo contacto entre nosotros David y Daniel evidentemente incompatibilizan. Y soy consciente del odio mutuo y, aunque en ocasiones aquello me entretiene. Hoy no es un buen día para sus estupideces.

—Rose—el entrometido me da una rápida mirada antes de adentrarse a mi hogar sin decir más palabras e ignorando al otro individuo.


—No te amargues—volteo a ver a mi acompañante mientras le sonrío y tomo su rostro para poder ver su expresión grave— yo también estoy tan sorprendida como tú por su llegada—añado con un encogimiento de hombros.

Lo última vez que lo vi fue en mi graduación, por eso lo que supe de él en los largos meses de su ausencia es que se había ido con su padre a New York por asuntos de trabajo porque Robert Evans tiene su bufete de leyes allá.


—Bien—acaricia mi mejilla para luego besarla —Pero por favor mantente lo más alejada de su persona. No confío en él

Me aparto soltando un bufido—No empieces Daniel y supéralo mejor. Ya han pasado años y él ya no se ha acercado de ese modo a mí. Así que lo más probable es que David ya lo haya superado

—Eso espero—manifiesta mirándome

Termino nuestra conversación entrando a la sala. Daniel como siempre se sitúa a mi lado luego de haber saludado formalmente a los presentes que con su presencia la tensión creció en el ambiente.

Cuando di la noticia hace 4 años de que salía con el oficial tanto mi madre como Eduardo cambiaron de actitud con él. Ya que siempre se mostraron atentos y agradecidos por la seguridad que Daniel les brindaba luego de lo sucedido. Ambos me dejaron muy en claro al privado que estaba equivocada con mi decisión de aceptarlo, porque aquel lugar siempre estuvo destinado para David (Según ellos). Por ende desde aquel momento se mantienen al margen en nuestra analogía. La cual se dio simplemente porque así lo solicite debido a que Daniel como ya antes lo había previsto si me ha servido en todo este tiempo.

Con tácticas sutiles hice que cerrara el caso porque de aquello solo yo me encargaría de completar.

Nutrirme de sus dominios profesionales me ha servido para conocer aún más a las personas y criminales que nos rodean.

Daniel en sus comienzos fue muy fácil de manipular a mi antojo y por ello deje fluir las cosas entre los dos. Además de que el enojo de David me hizo regodear por dentro al saber de su sufrimiento que lo hizo distanciarse definitivamente de mi entorno.

Hasta ahora que se dignó a hablarme.

Acabada nuestra pequeña plática "agradable" de trabajos en el recibidor, nos disponemos a ir al comedor para almorzar. Y al estar todos ya sentados en sus respectivos puestos viendo como la gente que contraté para servir, colocan los implementos necesarios para nuestra comida. Mientras mamá decide nuevamente difumar el silencio que nos rodeaba para dirigir su atención el en invitado que se ha colado en nuestro día.


— ¿Cómo se encuentra tu padre? —interroga sentándose mientras bebe de su copa de agua

David apartando su mirada fija de mi le sonríe a mi madre para eliminar su rostro neutral— Bien, le manda saludos y su disculpa por no haber podido asistir.

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora