Sonrisa Fingida |TERMINADA|

Capítulo 40:Estable Temporalidad

Mi nueva "estabilidad" se conserva placentera. Pero no asciende ni llena mi instinto.

Por ende es algo temporal mientras aún mi cuerpo se satisfaga con los pequeños detalles de por fuera de mi "normalidad".

Llegando a mi casa miro la hora en mi auto para verificar la tardía hora.

No medí mi tiempo y ahora se ha hecho de noche.

E ingresando a la estancia me recibe mi madre con una cálida sonrisa que promete una saturada disertación.

— ¿Todos se han ido? —me quito el abrigo viéndola asentir mientras lo coloco en el perchero de entrada.

—Sí, Solo queda Daniel en tu habitación— me mira inquisitiva

—Mmm okey— suelto mi cabello dispuesta a irme. Pero como era de esperarse mi madre me detiene tomando mi mano.

—Creí haberte dicho que aquel comportamiento moderno no lo acepto—mi suspiro fastidiado le hace hablar de nuevo— Sabes muy bien que está mal visto que se adentre así a tu habitación y que incluso se quede a dormir. No están casados

Y nunca lo estaremos.

—Mamá— le sonrío tensa dirigiendo de nuevo mi atención a ella— No te mortifiques por esas cosas. La sociedad avanza y los chismes en mi contra son nada porque no me afectan y son escasos. Pero para calmar tus nervios le informaré—le tranquilizo con mi postura consentidora.

Amy asiente con su cuerpo más templado pero sin dejar de verme reteniendo aún todo aquello que me quiere decir

—Ya sé que has crecido hija. Eres mayor y muy madura. Pero...—acorta más nuestra distancia con sus pasos

Suelto otro suspiro cansino — ¿Pero qué?

—Yo soy tu madre y, siempre querré tu bien— expone con su atípica mirada cordial hacia mi mientras yo asiento a sabiendas de aquella verdad que me dice

—Ya lo sé mamá. —le sonrío con calidez para tranquilizarla de nuevo y se anime a retirarse

.

Aunque últimamente ya su salud no me interesa tanto como antes. Sus servicios también me han llenado y ya mi verdadero interés porque se conserve bien ha cambiado.

Los médicos especialistas a los que les pago por su salud son los que se encargaran después para que ella llegue a su paz cuando su meta de la vida se agote. Por ahora sigue su lucha.

—Por eso...—acaricia mis manos— Estoy segura de que Daniel no es el hombre indicado para ti

Resoplo apartando su toque—Por favor —recalco las palabras para que queden grabadas en su hueco cerebro— No empieces con eso de nuevo.

—Rose. Ya sé que no sea un mal sujeto y que hasta vela por tu seguridad. Pero él no es el que te hará feliz— posa sus manos en mis mejillas para luego colocar los mechones rebeldes de mi cabello tras mi oreja— Te digo esto porque te quiero hija. Es la verdad que siento en mi corazón

Beso su frente esperando que algún día próximo ese sentir desaparezca de su ser — No quiero a David Mamá. No insistas con él porque ya es incómodo para todos. Incluso descortés de tu parte recalcarlo frente a todos. —le reprendo con sutileza a sabiendas de sus intenciones nefastas al quererme comprometer con aquel miserable que se entrometió vilmente en nuestras vidas.

Y no exagero con mi verdad.

—Lo siento. Ese es mi deseo; Él sí vale como tu compañero de vida... —suelta un suspiro triste—Pero aceptaré tu decisión si de verdad lamas a otro. Respeto el sentimiento— determina cabizbaja con obvia decepción rodeándole

Yo sonrío pero no por su aceptación de mi falsa relación

Sonrío porque me es divertido como de verdad los demás creen que yo puedo llegar a sentir aquella nefasta palabra; Amor.

—Gracias por entenderlo madre—Su asentimiento mudo de respuesta me hace buscar el frasco de sus medicamentos nocturnos y entregárselo— Descansa. Hoy ha sido un día agitado

—Hasta mañana hija. Y gracias por recordar traer mis medicinas

Un último beso en mi mejilla es su despedida.

Al verla ingresar a su habitación decido entrar a la mía encontrándome a Daniel ver de la televisión en ella.

—Hasta que llegas—Apaga el artefacto para observarme inquisitivo.

—El tiempo con amigos pasa volando— Informo viendo cómo se coloca los zapatos para levantarse.

—Claro, ¿la pasaste bien? —asiento en respuesta—Que bueno. Ahora que estas aquí puedo preguntar ¿porque ya no has ido a la comisaria? —inquiere ahora pensativo ante mi reciente desinterés policial.

Mi tarea ahí terminó y esa es la única verdad que él aún desconoce.

—El trabajo me roba mucho tiempo. —Le miento con una verdad generando su credibilidad hacia mí— Pero quizás mañana te acompañe un rato nuevamente y, de paso reanudo mis clases de defensa— le sonrío pero luego lo miro extrañada al ver su negativa

—Mañana no estaré allá— termina de colocarse su cinturón para tomar su chaqueta del mueble a mi lado.

—Había intuido que ibas a quedarte

—Y eso quería— se adelanta a decirme detallando su atuendo— pero me surgió un viaje de emergencia y tengo que partir para Medellín esta misma noche— me avisa acercándose de nuevo a mi cuerpo para robarme un corto beso

—Cuídate entonces— le sonrío ante su mirada atenta a mi rostro.

Si Daniel se va es mejor para mí. Porque incluso dormir a su lado es una pesadilla

—Estaré comunicándome contigo preciosa—Deja otro beso en mis labios antes de marcharse buscando su móvil.

Decido seguir su trayecto de salida por el ventanal de mi habitación para poder reparar mis ojos en su anatomía entretenida mientras envía mensajes por su teléfono. Pero al poco tiempo en silencio se va en su coche generando por consiguiente que cierre todas mis costinas.

Aun sobran misterios por resolver.

Pienso terminando mi baño y colocándome el pijama. Laboro mi cama para mi comodidad para luego acostarme en ella con mi portátil en mis piernas.

Y aunque mi vida en este momento parezca común y aburrida. Yo siempre poseo mi entretenimiento para difumar la monotonía.

Por ello sonrío amenizada al ver las fotografías en mi pantalla; Lugar lejano y abandonado que domina una desesperación humana.

Otro mentiroso que acabará con su propia vida; Ex empresario desaparecido y ahora cautivo.

Deshaciendo el video decido apagar la computadora junto a todas las luces para poder rodearme en la incertidumbre misma de la espesa noche a oscura que rodea mi habitad en el lecho de mi autenticidad.

El silencio exterior no es más que otra de mis mentiras internas porque mi mente trabaja retumbante de mis recuerdos e ideales.

Soy proactiva incluso cerrando los ojos mientras espero en calma que la tormenta llegue para que arrastre los malestares.

Porque otro día culmina rodeado de mentiras disfrazadas de sonrisas.

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Att: MM.

*** Capítulo Editado ***

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