Capítulo 51: Verdades

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— ¿Qué acaso no piensas pedirle la bendición a tu tía? — Agrega con cinismo — Pensé que te habían educado mejor — sonríe mordaz revelando su verdadera identidad

— Ha quedado muda por la impresión — interviene entre risas su perro faldero que muy bien ya conozco. — ¡Cierto! Que no tiene permitido el hablar — se burla para luego hacerle señas a los otros dos sujetos desconocidos que se acercan a mi espalda y me quitan la mordaza.

Yo miro de reojo sus figuras imponentes y sus movimientos neutrales.

—Elsa—vuelvo mi atención a la mujer mayor que me mira con desdén.

—No estás tan sorprendida de verme querida — me rodea animosa

Pero yo ignorándola poso mi atención en Carlos, el cual se ha enfrascado por observar a mi madre.

—Cierto —la miro cuando vuelve a estar frente a mí — te has burlado de la muerte y engañado a todos

Su sonrisa lobuna me escanea — Así es, pero veme aquí, tan viva como tú — acomoda su cabello en su costado, mostrándome la falsedad que la iguala — Pero que pasa contigo ¿Por qué tan seria? —vuelve a reír con ironía


—Quiero saber el porqué de todo esto. —manifiesto demostrándole un enojo retenido —Aunque tú ya le da más sentido a todo, E.

— Vaya vaya —su postura erguida vuelve a rondarme — sí que estas desesperada por la verdad niña, pero la espera es divertida y, quiero ver hasta dónde llega.

Aprieto mi mandíbula por su insolencia, pero me mantengo callada.

— No te enfurezcas todavía —sonríe agraciada deteniéndose muy cerca de mi rostro — aunque he de admitir que me gusta ver tus reacciones desesperadas. ¿Te sentías frustrada al no tener resultados en tu búsqueda mediocre? —Me mira con aparente pena — pero que diversión me dabas al verte confundida y — su rostro vuelve a contraerse en una gesto satírico — asustada
— ¡Oh Rose! No tienes ni la menor idea de cuánto me he divertido contigo — se aleja con una gran sonrisa acercándose a Carlos — pero él si

—Cierto —le apoya el mayor volviendo su atención en ambas —Un juego placentero que acaba hoy con nuestra venganza


—Y vaya que se ha demorado, ¿No lo crees? —Me miran nuevamente aquellos ojos negros que por años no veía — Pero ya no habrán equivocaciones porque ya es la hora de la salida a oscuras de la única verdad

Juego con el extremo de la cuerda en mi mano mientras continuo con mi mutismo

— ¿Qué opinas tú de todo esto querida hermanita?

La voz repulsiva de su emparentado ronda a mi progenitora mientras ésta despierta y observa a todos atontada

—F-fu — una lagrima resbala por su mejilla mientras observa a su hermana luego de haber meditado la situación.
La señalada vestida completamente de negro es la que le facilita su habla liberándola de su mordaza al tiempo que deja escapar una pequeña risita.
—P-pensé que... — su murmuro se apoya en su estupefacción por la mujer frente a sus ojos, que solo la mira con aversión.

—No pienses querida hermana, personas patéticas como tú no tienen ese derecho — le interrumpe escéptica— ¿Me ves? No estoy muerta — comenta feroz — ponte feliz que ya te vi por mucho tiempo llorar —vuelve a sonreír con crueldad — toda tu vida has sido una confianzuda, así que esto solo es tu culpa

—Elsa... —se acongoja la aprehendida—-confíe en ti siempre porque eres mi única hermana, yo creí que eras lejana a todo esto, pero ahora — niega cabizbaja ocultándole el dolor en su rostro

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora