Capítulo 44: Cena Familiar

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Culmino en detallar mi rostro con el maquillaje, levantándome del tocador y levantándome frente al espejo deslumbrante que revela mi cuerpo completo; enfundado por un cautivador vestido que engalánese aún más mi persona con aquel selecto peinado congraciado que me favorece. Los diamantes resaltan mis ojos y, la textura escarlata de mi atuendo mi piel bronceada.

Mi atuendo por fin está intacto, y mi positivo atractivo me mantiene satisfecha y, eso que no adoro los vestidos.

Delineo el perfil de mi rostro y sonrío. Ciertamente soy hermosa y, hasta los años me socorren en éxito.

Con mi porte lozano bajo las escaleras, emitiendo con mis pasos armoniosos el sonido de los tacones besar el suelo encerado y reluciente, que me guía hasta la antecámara muy bien decorada para la ocasión navideña, en donde me aguardan las presencias subyacentes de mis "familiares".


—Estás hermosa— mi madre se acerca para poder observarme con ternura, y decirme lo de siempre que ya es elemental para mí.

— ¡Pues claro!, soy tu hija— le devuelvo la sonrisa.

Me adentro a la plática cómodamente y, como si verdaderamente me interesara las vidas insignificantes de Eduardo y su familia.

Un nuevo bebé solo contamina aún más a la humanidad de lo que ya está. Sin embargo lo celebro con ánimos como los otros seres bestiales.

La música instrumental que brinda calma en la sala, se tropieza discontinuo por el ostensible sonido del timbre que nos acalla a los presente por breves segundos.

Sin embargo, como sabemos que abrirá alguien del servicio contratado, no le damos mucha importancia y seguimos con nuestra distraída conversación.

Pero cuando me doy cuenta de la ausencia de una persona en la casa, me levanto disculpándome y retirándome de la sala, para subir en busca de aquel sujeto que extrañamente se ha demorado más que yo al cambiarse de vestimenta.

Abriendo la puerta me adentro al cuarto libre a mi lado el cual ahora ha cambiado su minuciosa limpieza, por una desaliñada, hago a un lado el desorden de trapos desprolijos arrojados a cualquier manera con mi pie y. analizo las bolsas esparcidas por los muebles, que me señalan que si se ha puesto lo indicado.

Percibiendo el aire nocturno salir del ventanal abierto, retiro la persiana y asomo mi cabeza en busca del individuo sentado sobre el tejado de vigas de acero y enormes que le permite tal acción despreocupada por su resistencia en peso, mientras fuma viendo meditabundo la entrada enrejada de la casa.

—Dijiste que ibas a dejarlo —comento conformada al examinar su atuendo muy diferente al de siempre y, pocas veces visto en su cuerpo: una camiseta azul eléctrica de marca que se encuentra en sus extremos inferiores, dentro del pantalón ennegrecido de vestir.

—Y tú que no te gustaban estas cosas— apunta sin mirarme.

—Mejor entra, ya todos han llegado — acomodo mi cabello al tiempo que salgo de aquel espacio

Él por su parte, sale sin ningún problema, pero se detiene frente a mi perplejo al verme


—Estás muy bonita —detalla mi figura

—Gracias —hago un movimiento despreocupado —Pero ya deja de mirarme—chasqueo los dedos frente a él

—Bueno, mirar no es pecado— se encoge de hombros.

—Tonto — sustraigo el perfume de su caja, para después roseárselo en su cuello.

—Hey hey— me detiene arrugando la nariz — ¿Qué haces?

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora