Capítulo 48: Rutina

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—Tu hermano y David nos desean un feliz viaje— me informa Amy mientras sube su bolso de mano al auto

—Bien—guardo mi móvil luego de finiquitar temporalmente mi trabajo para prestarle toda mi atención a mi cercano destino — Ya el equipo de servicio también está informado de todo, así que, vámonos — cierro el maletero precipitándome junto a ella al interior del auto.

Un corto tiempo es lo que se suma a mi trayecto automovilístico al aeropuerto.

Pago la seguridad de mi vehículo y guio a mi madre a la cafetería para un desayuno liviano.

—Por cierto mamá— limpio las migajas del pan de mis labios con la servilleta al tiempo que la miro— contraté un servicio de guía y traducción, así que no te preocupes por perderte en aquel país tan grande.

—Lo has pensado todo muy bien —me sonríe pensativa pero luego añade:

—Tú padre y yo siempre quisimos darle todas las comodidades a ustedes, pero lo retuvimos más tiempo de lo debido— suelta un suspiro melancólico dejando su taza de café a un lado— él era como tú, inteligente — su postura vuelve a afligirse, se llena de pesadumbre y, yo sé el porqué de eso, así que prefiero aguardar por todos aquellos secretos que aún mantiene en cautiverio.

Le devuelvo la sonrisa— de eso no hay duda. —respondo culminando mi emparedado.

《Alexander Patterson no alcanzaba mi inteligencia, debido a su conformismo que lo llevó a su impedimento de grandeza que lo hizo más bien, perecer》


—Ya es la hora, nuestro vuelo nos espera— informo viendo el gran reloj que cuelga de la pared.

Disipo su ensimismamiento para retirarnos de aquel establecimiento y, una vez culminado nuestra inspección, abordamos al avión.

—Estos puestos son diferentes a los de atrás— Mi madre se sienta a mi lado detallando nuestro superior espacio con extrañeza.

—Lo son— Aclaro sus dudas sacando mi almohadilla y reclinando mi asiento— reservé el área de primera clase —Cubro mis ojos y me permito descansar.

Si mis cifras siguen con su descenso y, mis negocios expandiéndose, también podré animarme a tener uno de estos aparatos. Poseer un avión privado no se ve tan mal en mi futuro.


Omitiendo charlas con mi progenitora gracias a mi evidente necesidad por dormir en todo el vuelo, bajo serena al llegar a nuestro grácil destino.

—Buenas tardes señorita Patterson— Me saluda el cortes hombre que nos detiene en la entrada— Mi nombre es Federico Comello, su traductor y guía, me han dicho desde la empresa que su vuelo llegaría a esta hora y pues, desde el momento actual, me pongo a su disposición.

Le sonrío y presento a mi madre, y luego de una formal y breve plática nos indica nuestro destino de hospedaje ya reservado, prometiéndonos a su vez, en nuestro trayecto, un estupendo turismo mientras señala y nombra algunas arquitecturas que sorprenden con evidencia a mi madre.


10 días, en gastronomías, museos, óperas, galas en donde solo mi persona asistió, monumentos y estructuras con prodigiosa arte, fueron los que acontecieron en nuestro viaje vacacional y bien organizado por el servicio y la empresa que contraté para hacerlo aún más cómodo de lo que planee y, en este corto lapso también pude adquirir en aprendizaje el idioma tan sencillo que me rodeaba, reafirmando mi teoría de que fácil me adapto a un entorno nuevo. El clima nos ayudó de igual modo en nuestras arduas caminatas de compras y, mi madre más que dispuesta a seguirme y obedecerme por tal éxtasis de entusiasmo, se mantuvo sin ninguna queja y me consintió la serenidad del dichoso viaje que me fue un éxito.
Olvidó todos sus problemas y se relajó al máximo en nuestro último día en Italia, en un spa que rejuveneció su fisionomía.

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora