Capítulo 10: Date prisa

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Pasadas dos semanas más desde aquél mensaje nuevamente amenazador decidí dejar las cosas como estaban porque aunque aquel sujeto intenta fallidamente intimidarme no le seguiré permitiendo continuar con aquél juego que se trae entre manos en contra de mí, además Samuel se nota de palabra y lo he confirmado porque a cada día que pasa él de algún modo se logra adentrar a mi vida y yo a la de él.
Juntos también intentemos rastrear aquél número luego de que yo borrara por supuesto la advertencia, sin embargo encontramos desdichadamente que el número no existía y por lo tanto no tenía dueño.

Actualmente me encuentro en su casa en donde antes de llegar unos cálidos ancianos me recibieron con insistentes preguntas las cuales apenaron a su nieto. Ambos nos encontramos comiendo en silencio unas cotufas sentados en el sofá de la sala mientras terminábamos un trabajo pendiente de lenguaje el cual me sirvió de excusa para venir.

— ¿Puedo decirte algo?

Dejo de comer palomitas para verlo mejor

—Ya lo estás haciendo —sonrío de lado ganándome su risa.

—Hablo enserio —acomoda los libros para después verme —es que...—suelta un suspiro —no entiendo cómo puedes estar tan tranquila sabiendo que alguien te está acosando.

—Es mejor dejar ese tema así porque si le das más importancia de lo que verdaderamente merece él logrará su cometido — comento frunciendo el ceño haciendo que él me mire pensativo

—Aun así Patterson—ladea su cabeza—me siento intranquilo porque no quiero que nada malo te pase—se acomoda mejor frente a mi tomando mis manos sin apartar sus ojos de los míos—me importas demasiado como para querer perderte.

—Oye tranquilo—suelto una pequeña risa soltando sus manos—no me pasará nada malo, además ¿qué es lo peor que podría pasar?—me encojo de hombros —si muero ya es algo inevitable, algún día de todos modo va a pasar, no le temo a ello y ni siquiera a él.

—Rose... No digas eso—aparta su mirada de la mía bastante incómodo —yo enserio me preocupo por ti y te quiero mucho, ya te lo dije—susurra haciéndome rodar los ojos sin que lo capte.

—Tampoco te he pedido que lo hagas—observo como sus hombros decaen en tristeza haciéndome sentir peculiarmente divertida por su situación y yo tener el poder ahora en él.

—Pero sabes que yo de igual modo lo hago porque quiero —habla en voz baja—y mejor hablemos de otro tema—niega mirando a otro lado.

—Como quieras —me levanto— aunque de igual modo ya me tengo que ir porque quiero evitar regaños en casa— él asiente mirándome con tristeza pero intentando sonreír.

—Bien, te acompaño —se levanta también para ambos dirigirnos hacia sus abuelos para que yo pueda despedirme. Saliendo de su casa me permito sumergirme nuevamente en mis pensamientos hasta que Samuel me llama en susurros insistentes.

— ¿Qué quieres?— pregunto extrañada al verlo tenso y nervioso.
 
—Hay un hombre detrás de nosotros —murmura con miedo reflejado en sus ojos — y-y nos viene siguiendo desde que salimos—frunzo el ceño ante sus palabras pero sin embargo no detenemos nuestra caminata puesto que ya estamos cerca de mi casa—además vi que tiene un arma en su chaqueta.

—Quizás sea una casualidad—imito su tono de voz bajo—no te preocupes—culmino intentando que así se calme puesto que lo veo pálido y asustado. Creo que ya se está volviendo paranoico y no me conviene que pierda la calma. Tomando su mano la cual está fría e inquieta entrelazo nuestros dedos logrando mi cometido al terminar mi acción con un beso rápido en su mejilla lo cual lo hace sonreír colorado.

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora