Secuestrada.

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Esa noche en todas las casas de la ciudad, las familias estaban completamente calladas, pegadas a la televisión como si fuera la vida misma. Pero no solo las casas eran víctimas de este silencio causado por la caja que proyecta imágenes: bares, restaurantes, discotecas, oficinas y demás, todo lugar donde pudiera haber una simple televisión estaba en absoluto silencio. No era que no entendieran lo que sucedía en las imágenes que veían, las habían visto en la mañana y en la tarde, unas cien veces. Era el hecho de que eso no sucedía en esa ciudad. Era un pueblo seguro, todos conocían a todos, los niños jugaban hasta noche en la calle y los vecinos se aseguraban de cuidarlos y de ver que todo fuera bien y ninguno se lastimara.

Pero allí estaban, los Valderrama… viendo como los policías revisaban su casa, como tomaban huellas digitales de la pequeña bicicleta que estaba en el suelo… aún tenía las llantitas de entrenamiento puestas. No había sangre… (Gracias al cielo…) pero la niña no estaba en ningún lugar, y, en las imágenes, podía verse claramente como Isabel lloraba en los brazos de Ricardo quien la apretaba con fuerza, como si temiera que se la llevaran también… como si ella también fuera a desaparecer justo como Sofía había hecho.

-          Estas son las imágenes de esta mañana, cuando la policía buscaba por todos lados, sin éxitos, a la pequeña Sofía Valderrama de siete años de edad quien desapareció a una cuadra de su casa, su bicicleta fue abandonada y nadie ha escuchado nada de ella en las últimas 13 horas. – Decía la mujer rubia del noticiero. – Ahora pasamos con Peter Hunt, quien está en la conferencia de prensa organizada por la jefa del departamento de policía.

-          Estamos aquí frente a la casa de los Valderrama donde la conferencia de prensa está a punto de comenzar, el representante del departamento de policía anunció que los padres harán una petición oficial para que devuelvan a la niña. – Decía el hombre de ojos castaños y cabello color chocolate. su barba estilizada a la perfección lo hacía verse más maduro y serio ante la situación.

Pasaron cerca de tres minutos de completo silencio, donde solo se podía observar como la policía se movía alrededor del lugar y colocaban el micrófono en posición frente a la puerta de la casa de los Valderrama. También pudieron ver a Denise Andrade, la jefa del departamento. Una mujer bastante joven, como de unos 32 años que había escalado de posición a gran velocidad. Muchos habían dicho que no estaba lista para el puesto, que era muy joven, pero la mujer había demostrado que era completamente capaz de hacer el trabajo. Este, sin embargo, era su mayor reto, nunca en la historia del pueblo había desparecido un niño.

Finalmente el representante del departamento se acercó a la tarima y llamó la atención de todos los presentes. A su lado, los Valderrama estaban nerviosos, miraban a todos lados asustados e Isabel sostenía una foto contra su pecho, como si sostenerla fuerte fuese la única cosa que la mantuviera con vida.

-          Buenas noches a todos los presentes y a los que nos observan en sus hogares. – Decía el oficial. – Los Valderrama quisieran hablar por un momento. – Entonces Isabel y Ricardo se acercaban temblorosos.

-          Hola… - La voz de Ricardo sonaba suave y él parecía haber envejecido unos diez años en las últimas horas. Ya no parecía el amable hombre de 33 años que trabajaba en el taller de la ciudad y que siempre estaba dispuesto a ayudar a cualquiera que lo necesitara. – Hoy alguien se llevo a nuestra hija, Sofía, es una pequeña hermosa de siete años, es una bebe. Todavía le teme a la oscuridad y odia comerse sus verduras. – Tenía los ojos llenos de lágrimas en ese momento y le costaba cada vez más respirar y hablar al mismo tiempo. Entonces Isabel sostuvo la foto de frente, Sofía le sonreía a la cámara, le faltaba un diente.

-          No tenemos mucho dinero, pero podemos darte los que nos pidas, venderemos todo si es necesario, por favor… - La voz se le quebró a la mujer del cabello negro y largo. – por favor… devuélveme a mi bebe, quiero a mi niñita conmigo, te lo suplico.

Entonces Denise colocó su mano sobre el hombro de Isabel y la movió con delicadeza, Ricardo siguiéndola.

-          Por favor, a quien se haya llevado a Sofía Valderrama el pueblo te suplica que la devuelvas, pero si no lo haces… tendremos que buscarte y voy a encontrarte, a ti y a Sofía.  – La jefa del departamento levantó la mirada y con sus ojos grises miró directamente a la cámara, los espectadores dirían que sentían como los miraba a ellos y los acusaba de haberse llevado a la niña. – Puedo prometértelo… si Sofía no vuelve, voy a atraparte.

Fue la primera de muchas apariciones en la televisión que hablaban sobre Sofía… pero ella no fue encontrada. Denise Andrade no dejó de buscar pero las pistas se congelaron y no la llevaron a ningún lugar más cerca de la niña de siete años. Pero si había algo que caracterizaba a la jefe de policías era que cuando hacía una promesa… la cumplía.

Miguel O ´Brian y Benjamín Linares vieron cada presentación que apareció de la niña, nunca se perdieron ningún especial por el aniversario de la desaparición y pronto el sótano de su casa en una colina en las afueras del pueblo se vio llena de fotos de una niña de rizos oscuros y de regalos infantiles… con el paso de los años las cosas cambiaron. Ya no había una niña en esa casa, tampoco había una prisionera. 

El Síndrome de Estocolmo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora