Camille estaba tirada en una cama, completamente desnuda y atada con cadenas a la misma. Tenía mordidas en sus pechos y brazos, incluso en sus piernas, sentía como los moretes se iban formando en diferentes partes de su cuerpo, tenía hambre y miedo, pero se quedó callada. No lloró, no gritó y no dijo nada que pudiera alentar a su atacante. Finalmente este había terminado de jugar con ella y la había dejado sola en esa cama fría. Sintiéndose sucia y asqueada de su propio cuerpo.
Tenía una ventana pequeña a su lado… Se levantó y caminó hasta ella. Estaba cerrada con llave… fue entonces, cuando no pudo abrirla, que se dejó caer al suelo y las lágrimas corrieron libres por sus mejillas, quería irse a casa, dejar todo eso en el olvido.
Al otro lado de la ventana miraba una luna llena brillante. Estaba brillando, el sol comenzaba a salir en el horizonte pero la luna seguía brillando orgullosa. Se levantó, no importaba lo que ese hombre le hiciera, ella iba a resistirlo y luego saldría de ese lugar, victoriosa y orgullosa de haber salido. Pero entonces algo le llamó la atención, un edificio que estaba justo en frente. Se puso de pie asustada y lo vio ahí parado. Daniel abriendo la puerta de su auto, seguido de Denise que miraba nerviosa al doctor. Los vio marcharse a máxima velocidad.
Volvió a caer de rodillas… estaba frente al edificio donde estaba el apartamento de su hermano mayor.
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