Cap. 37

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  • Dedicado a Sergio :D
                                    

Camille estaba temblando, lo sentía en sus piernas y lo veía en las manos que no dejaban de moverse. Daniel se había posicionado justo frente a las dos mujeres que lo habían acompañado, el hombre lo miraba con odio. La enfermera que estaba en el suelo había estado desde el inicio junto a Daniel, desde la primera idea de fundar el Centro…

Miguel los miraba y sonrió cuando sus ojos se encontraron con los de Sofía. Pero ese hombre… Daniel, estaba justo entre ellos, siempre una molestia, era peor que una piedra en el zapato, lo quería muerto y si podía matarlo él… mejor. Pero su Sofía estaba justo detrás… podía lastimarse. Del otro lado estaba la falsa Sofía, la hermana de ese idiota que lo había mantenido tan lejos de su único y verdadero amor. Tuvo que haberla matado cuando tuvo la oportunidad… ahora era un poco tarde… Pero, su madre siempre decía “Mejor tarde que nunca”.

-          Sofía… Sofía soy yo… vine por ti. Vámonos. – Sofía lo miraba con los ojos abiertos, estaba realmente sorprendida de verlo.

-          Señor, tengo que pedirle que se vaya de aquí, seguridad va a venir y usted no tendrá escapatoria. – Daniel lo miraba desafiante. Miguel volteo a verlo y lo apuntó con la pistola. Camille se hizo aún más para atrás, estaba temblando, tenía miedo.

-          Cállate… tú… todo es tu culpa, si no te la hubieras llevado del hospital, solo tratas de separarnos. – Sofía miró a Daniel sorprendida y Miguel sonrió, seguía siendo su dulce Sofía. – Vamos, Sofía… vamos y podremos ser felices, Benjamín ya no está. Seremos solo tú y yo, como siempre quisimos. – Sofía asintió y comenzó a avanzar, alejándose un poco de Daniel, iba hacia él, justo donde pertenecía. Camille le sostuvo la mano y negó con la cabeza.

-          Ese hombre está enfermo, Sofía, va a tratarte mal, va a dejarte como me dejó a mí. – Su voz temblaba y trataba de no verle los ojos al hombre que sostenía la pistola.

-          Él me ama.

-          No, no lo hace… - Miguel apretó el arma, ese idiota. – No te ama, nunca lo hizo, si te amara no te tratara como lo hace.

-          Sofía… aléjate de ese hombre. – Sofía miró a Miguel y comenzó a moverse de nuevo, dejando caer la mano de Camille.

Camille, en el tiempo que estuvo secuestrada, escucho el sonido de su piel siendo rasgada, su tobillo fracturándose, escucho el sonido de piel contra piel cuando ese monstruo abusaba de ella, escucho el sonido de su cráneo golpeándose contra diversas superficies, escuchó sus gritos y los del hombre frente a ella, tantos sonidos horribles que la perseguían en sus sueños… pero en ese momento supo que nada de eso se comparaba con el sonido que escuchó en ese instante.

No fue el BOOM del arma al dispararse, no fue el sonido del cuerpo al caer contra el suelo, no, había sido el sonido de la bala al impactar con el cuerpo de su hermano. La sangre que salía del cuerpo la asustó, era demasiada. Se dejó caer de rodillas y miró a su hermano con impotencia.

Sofía miró al doctor Daniel en el suelo, sangraba, estaba muerto. Ella sabía que ese sonido significaba que uno de sus amigos había muerto y no volvería a la casa… Miguel acababa de matar al único que había sido su amigo en ese lugar. Escuchó el grito de Camille y la vio tratar de cubrir la herida, incluso se había quitado la camisa para tratar de detener que la sangre siguiera saliendo; y, Miguel… Miguel la miraba como si fuera un postre que le gustara mucho, la miraba como hacía mucho tiempo la había visto a ella.

-          Sofía, tenemos que irnos. – Sofía asintió y comenzó a caminar hacia Miguel pero antes de llegar a él una figura se le adelanto y lanzó a Miguel lejos.

-          ¡Mark!

El hombre estaba sobre Miguel, lo había alejado de Sofía y le había quitado el arma, estaba molesto, colérico. Ese hombre bajo él había matado a su mejor amigo. Lo golpeó con toda su fuerza pero Miguel se defendió, dándole vuelta y quedando él encima. Lo tomó de la cabeza y con mucha fuerza lo empujó contra el suelo, Mark se sintió mareado, el golpe se repitió, una, dos, tres, cuatro veces. Miguel solo se detuvo cuando escucho la voz de una de las mujeres.

-          Va a hacerte lo mismo a ti. Si te vas con él va a matarte justo como lo hizo con mi hermano y como lo está haciendo con Mark. – Sofía miraba a Camille con los ojos abiertos y la pistola a sus pies. – Va a maltratarte, va a golpearte y a morderte y hacerte otras mil cosas horrendas, seguirá matando niños porque tú nunca serás suficiente para él. Sofía… Daniel, mi hermano, siempre fue bueno contigo, siempre te cuidó, ese hombre lo mató, Sofía… lo mató. – Su voz se quebró y entonces vio que Miguel levantaba la mirada y fijaba su vista en ella. Mark en el suelo, inmóvil. – Es un asesino, no un amigo, no le importa nadie que no sea él.

-          Le importo yo. – Camille negó con la cabeza.

-          No, si le hubieses importado no habría dejado que Benjamín te sacara de la casa, si le importaras no hubiese buscado sustituirte conmigo, eso fue lo que hizo, Sofía. – Sofía abrió más los ojos. – Me llamaba “amada Sofía”, “Sofía linda”, “Sofi, mi lobo blanco”, yo era tú en su mente. Las cosas que me hizo… te las hizo a ti también… pero no son únicas para ti, sus palabras de amor fueron mías.

-          No la escuches, Sofía, tu eres mía. Mi único amor. – Sofía miró a Miguel.

-          Y siempre lo serás. – Terminó Camille, ella sabía cómo iba la frase, se la había dicho a ella. Sofía se agachó y tomó el arma. La apuntó hacia Camille.

-          No lo hagas…

-          Hazlo.

-          Sofía… ese hombre está enfermo, no te ama. No vayas con él… yo perdí mi hijo por él y tú también. – Camille gritó lo último y cerró los ojos con fuerza. Su corazón latía a mil por hora, y escuchó el disparo.

El dolor nunca llegó, en su lugar escuchó pasos que parecían correr, un sollozo y un golpe de algo cayendo al suelo. Abrió los ojos, los guardias estaban llegando, Sofía sostenía la pistola, sus ojos derramaban lágrimas, sus manos temblaban y frente a ella Miguel trataba de levantarse, si estómago sangrando. La sangre caía sobre Mark, en el rostro, en el cabello. Uno de los guardias trató de separarla de Daniel, pero si ella lo soltaba se desangraría. Otro tomaba las temblorosas manos de Sofía y la hacía soltar el arma, le ponía esposas. Otros dos agarraban a Miguel y se lo llevaban. Todo pasaba tan rápido y tan lento al mismo tiempo.

Uno de los guardias logró separarla de su hermano y otros dos lo subían a una camilla. Lo mismo le pasaba a Mark. Camille se soltó del guardia y corrió en dirección de Sofía, la tomó en brazos y la dejó llorar en su hombro.

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N.A: ¿Y yo qué hago si se terminó? 

Sé que es corta, sé que pudo ser mejor, pero esta es la historia que yo tenía que contar. Espero la hayan dsfrutado y queden satisfechos con como terminó. Estoy considerando hacer un epilogo, pero no estoy segura, en todo caso... estaría antes del 31... como dije... está historia termina antes de fin de año. También he considerado en dejar un pequeño "adelando" de una historia similar en la que estoy trabajando. 

En fín, la historia terminó, gracias a los que me acompañaron en este viaje. Especialmente a aquel que siempre me dio apoyo :D Thanks, buddy ;)

El Síndrome de Estocolmo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora