Coliseo (parte 5).

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—Si mis ojos no me engañan Juan, McClaen casi es asesinado, por el joven luchador.

—No te equivocas Pedro, el chico ha dejado ir la oportunidad de acabar con el famoso caza recompensas. No se adonde se ha ido esa brutalidad con la que asesinó al otro competidor, apodado, La Roca.

—No tengo idea, pero de algo estoy seguro, si n... —el comentarista no termina la frase, algo le ha llamado la atención— Espera el chico intentar hacer algo. Toma posición de combate, se lanza contra McClaen.

—McClaen lanza sus dagas a gran velocidad, per...

—¡Oh por los nuevos dioses! ¡McClaen ha caído! ¡McClaen ha caído!

—¡Fue demasiado rápido como para saber que acaba de suceder! —el comentarista se levanta de su haciendo. La emoción y la euforia no deja que controle sus opiniones objetivas y apoya en todo momento la acción que acaba de presenciar— No sé cómo lo tomaras, Pedro, pero ¡Yo apostaría todo lo que tengo, a que este chico ganara el torneo!

—Sin duda alguna eso fue impresionante juan, pero no entiendo ¿cómo McClean sigue entero después de recibir tal ataque? Con unas espadas, que por lo que hemos visto hasta ahora cortan la piel humana, como mantequilla.

—Tengo una teoría al respecto —el comentarista aclara su garganta y señala al monitor principal, donde pasan una secuencia a cámara lenta—. Observa bien amigo.

Se muestra con claridad el momento exacto donde doy un giro a las espadas, quedando el filo al contrario. Demostrando que la parte sin filo de la katana, es la que hace contacto con McClean.

—Lo más probable es que, McClaen lleve debajo de su atuendo una protección extra, que le permita tener un pequeño margen de seguridad ante ataques con objetos corto punzante. Esto le ha proporcionado un chance para sobrevivir al ataque, aunque fuera con la parte sin filo de la espada.

—Al parecer estas en lo correcto. Me han contado de sucesos así, pero en mis años de comentarista de torneos, nunca había visto algo así.

—Esto se debe a que los luchadores no son tan amables. Solo en este país, más del 60% de los habitantes son gladiadores* y no dejarán que la competencia éste por ahí quitando trabajos. Algunos quieren llegar hacer grandes, otros, simplemente buscan el pan del día a día.

—Y hablando de llegar hacer grandes. Los únicos dos competidores que quedan en la arena, llegarán hacerlo. Claro, si es que el caballero, no presenta la misma amabilidad de del otro joven y lo mata a la primera oportunidad.

—Espera un momento, ¿Me estás diciendo, que piensas que el joven caballero podrá vencer al otro chico?

—No deberíamos de apoyar a nadie, pero ya que estas de lado del misterioso joven, yo apoyaré al caballero. Pienso que él está mejor capacitado, pues estudió en la mejor escuela de gladiadores del país y ámenos que ese pobre chico haya tenido al mejor maestro del mundo, dudo mucho que vaya a ganar.

—Pues a mí no me convencen esas escuelas de gladiadores, en los tiempos de antes no existían, y la mayor parte de nuestros gobernantes nunca fueron a una. Tengo una corazonada con este misterioso joven y sé que ganara.

—Solo nos queda observar y disfrutar del espectáculo amigo.

En lo que los narradores discutían de quién de los dos es el mejor, yo estaba pendiente del caballero que al parecer, esperaba paciente que terminara mi lucha contra McClaen.

—Te tardaste mucho, pordiosero. Yo habría acabado con en 10 segundos —dice inflado el pecho y mostrando una sonrisa brillante, producto de unos dientes blancos como perlas y saludando al público con una mano en alto. El querer de los espectadores no se hizo esperar, todos estaban fascinados por las hazañas del caballero—. No es mi primer rodeo. Y no es sorpresa que hayas llegado hasta aquí, siempre hay un suertudo en los torneos

Tres EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora