Ensayo y Error.

97 14 21
                                    

La isla de las bestias.

—¡¡Kyaaaaa!! —grito de niña. Pero de cualquier niña, no. Mi grito era de toda una obra de arte, comparado con otros gritos de niñas— ¡Kyaaaaa!

Y si se preguntan por qué estoy gritando así, han de saber que me encuentro en medio de una caída libre de una altura de más de 30km (30000m) sobre el nivel del mar (desde la estratosfera). Sin paracaídas. Con 100% de probabilidades de morir.

Ya sé, ya se, lo he vuelto hacer. Disculpen, es que ya se ha hecho costumbre iniciar el cuento por la mitad, seguirlo con el inicio y luego cerrar con el final. Pero hasta ahora no he recibido quejas, así que vamos ver, como fue que metí en este lío.

2 Meses atrás.

—Sean bienvenidos a la familia Leo.

Nos quedamos pasmados al ver la gran cantidad de anillos Imperium, que había ante nosotros. De no ser circulares todos, se podrían decir que cada uno era totalmente único.

—Adelante, escojan uno —dijo el hombre que sostenía el maletín.

—Debe ser una broma —dije sin poder creerlo.

—No, no lo es y este anillo los certificara como nuevos miembros de la familia. Posición "Encargado".

—Pero nosotros... El torneo n-no terminamos.

—Por favor, nos insultas al no aceptar este gran honor —dijo el hombre.

—Glup —trague y luego pregunte— ¿Quién va primero?

—Yo —dijo May dando un paso adelante— ¿Acaso no te enseñaron modales? Las chicas primero.

May se acercó al maletín y comenzó a observar. No podía leer su mente, pero estaba seguro de que no sabía cuál elegir. O al menos eso pensé hasta que uno de los anillos fue cubierto por una especie de niebla, la cual transmitía una sensación de escalofríos y como si pudiese elegir, este se elevó en el aire y encajo en el dedo medio, de la mano derecha, de la chica.

 O al menos eso pensé hasta que uno de los anillos fue cubierto por una especie de niebla, la cual transmitía una sensación de escalofríos y como si pudiese elegir, este se elevó en el aire y encajo en el dedo medio, de la mano derecha, de la chica

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Entonces, esto es lo que se siente —hablo con sigo misma, mientras admiraba su anillo. El cual tenía cientos de caras tétricas (o calaveras) rodeándolo por completo.

—Mi turno —dijo Cris algo emocionado.

Se acercó al maletín y en no menos de 10 segundos paso igual que a May. Un anillo brillo con un intenso color rojo grisáceo, acompañado de humo negro. Este tenía un estilo muy peculiar a simple vista. No podía descifrar bien que figura era la que se formaba.

 No podía descifrar bien que figura era la que se formaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tres EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora