Y nos volvemos a ver (parte 5): La lista negra.

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—¡¡Ese sujeto es J'Oel, el samurái dragón, y pertenece a la familia Leo!! —gritó uno de los guardias. Si, el mismo guardia que se había estado deleitando con la orquesta desde hace rato, lo reconoció, ya que él estaba en el mercado hace dos días cuando la revuelta ocurrió.

Ese día lo había llevado en la mente, hasta que lo descubrió, era un Encargado de la familia Leo, el hombre que había vencido a un Tagüitiki y que le había provocado tantos perjurios a la familia Quimera.

En menos de dos segundos, todas las armas estaban encima de nuestro desdichado protagonista, al cual un bigote falso y anteojos cuadrados no pudieron camuflar.

—¡Es uno de los Tres Asedios del Fuego! ¡¿Qué carajos hace aquí?! —se preguntó uno de los invitados cerca de May.

—N-no creo que lo hayan invitado, es mejor que salgamos de aquí, seguro que no viene solo —propuso otro.

Mayumi no podía entenderlo, cómo era posible que estás personas supieran de Joel, ¿Y quiénes rayos eran los tres asedios del fuego? ¿Acaso el pertenece a una banda o grupo, del cual nunca le había contado?

Estas fueron las primeras preguntas que le llegaron a la cabeza a la asesina, pero...

—Señor Abbas, acompañemos —uno de los guardias se estaba por llevar a Jeremaih fuera de aquel lugar.

Entonces May lo comprendió, ahora tenía dos opciones enfrente de ella. Salvarle la vida al estúpido, infantil, sopenco, animal, gusano, bicho raro, mete patas de su compañero o ejecutar al objetivo.

Sin duda alguna no había tiempo para las dos, y mientras más lo pensara, cada opción se hacía más lejana. Escucho como las armas eran amartilladas, listas para disparar.

Joel estaba totalmente desarmado, tan sólo llevaba su violín y el anillo, sin embargo, a este no le daría tiempo de traer alguna espada que le sirviera en una situación cómo está. Él lo sabía, lo había cagado todo de alguna manera, aunque no supiera exactamente como, pero lo hizo.

Los guardias, autorizados para disparar a quema ropa y sin importarles los daños colaterales, abrieron fuego contra él y la orquesta completa (por sospechas de otros infiltrados). Entonces Mayumi se hizo presente al lado de Joel, lo abrazó y activo su intangibilidad. Las balas masacraron a todos los miembros de la orquesta, incluyendo a dos guardias que estaban detrás.

La sangre les bañó, pero salieron ilesos. Y en el segundo en que más guardias entraban al salón y que las armas fueran recargadas, pétalo utilizó su danza de mil agujas para quitarles de encima a los de seguridad.

Entonces el pánico cayó sobre las pocas personas que aún no habían salido del salón, los guardaespaldas especiales, se revelaron y una lucha aún más sangrienta fue desata...

Mientras tanto, en el túnel. El quipo B estaba listo, esperando la noticia de la muerte de Abbas para entrar en acción, mas algo les tomó por sorpresa, a la lejanía notaron explosiones y disparos por doquier. Todo había salido mal.

—Mierda, esa no es una buena señal —supuso Rey e intento establecer comunicación con el equipo A, pero fue inútil—, nadie responde.

—¿Entonces que aremos jefe? —pregunto Rio.

—Estoy pensado...

—Olvida eso —le interrumpió Cris—, mantén la comunicación abierta, ahora mismo te cuento que pasó —y acto seguido el velocista salió a toda marcha hacia el salón.

Sin embargo, no llevaba medio camino cuando notó una gran hilera de vehículos en fila. No lo podía asegurar, pero parecía ser la escolta de Zafar.

Tres EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora