Y nos volvemos a ver (parte 2): Desierto sin Armas.

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Tres días caminando por el desierto. No entiendo porque en cada misión que nos envían tenemos que utilizar métodos poco ortodoxos para llegar al lugar. Creo que ese mal nacido de Arnaldo le gusta vernos sufrir. Seguro que se aburrió de los programas de DP (TV).

Gracias al cielo despejado, el sol golpeaba nuestros mantos cada segundo del día. Cargábamos tres días sin bañarnos, así que si, seguro apestábamos.

—Oye asesina loca, ¿recuerdas esa técnica de invocaciones que usan ustedes los ninjas? —Cris rompió el silencio luego de una hora de estar escupiendo arena.

—¿Cristofer no estás harto de comer tierra y arena? —le recordó la ojos verde, al fastidioso velocista, ya con las últimas reserva de paciencia que le quedaban.

—Estaba pensando en que deberías de invocar una piscina o por lo menos una bañera; un cubo de agua no estaría mal, ¿sabes? —la proposición de Cris fue tan buena, que yo mismo me lancé apoyar la idea.

—May, querida, joya del desierto, corazón de melón, última CoquiCola del desierto, preciosa y letal asesina —intentos de alago—, creo el señor de los idiotas, tiene razón, ¿No puedes invocar un oasis para refrescarnos? —lanzo la mirada más tierna y seductora de mis reservas, la vieja confiable, los ojitos de cachorrito.

—¿Y ustedes dos par de idiotas, no creen que si yo pudiera hacer eso, tendríamos tres días sin bañarnos ? —Mayumi estaba a punto de estallar, cuando gracias a los dioses, una fila de autos apareció de la anda, provocando que la enfurecida asesina desviará su atención hacia ellos.

La caravana compuesta por unos 3 autos, 4 motocicletas y un todo terreno de 6ruedas (cada uno con notable corrosión sobre el chasis, mucho oxido y diseños triviales, como cableras, desnudos, y una que otra imagen grotesca sobre estos), se aproximaron directo a nosotros en plan temerario. Antes de que estos nos atropellaron, May dio la orden de separarnos, pero de no hacer nada y así lo hicimos. Una gran nube de tierra se levantó, dando nos visibilidad cero.

Cuando por fin la tempestad se calmó, nos vimos rodeados de adivinen que... exacto, NO eran globos en forma de perritos, si no armas de fuego.

—¡Valla, valla! Pero que tenemos aquí —carcajeó un hombre, que salida de último del vehículo de todo terreno, este dio la señal, y varios hombres retiraron los harapos que cubrían nuestras caras—. Tres extranjeros, que imagino perdidos están, ¿Verdad?

—Efectivamente —hablo May.

—Sí, pero yo tengo otra teoría, qué tal si son unos malditos soldados, o traficantes ¡U, u, u, u! Eso sería muy malo, ¿sabes por qué señorita?

—Porque si fuéramos soldados, nos torturarían para sacar información y nos quitarían las armas. O si fuéramos traficantes, entonces ustedes nos despojaron de todo lo que llevamos y nos dejarían a morir en medio del desierto, ¿Me equivoco? —respondió veloz la nuestra hermosa líder.

—Miren eso chicos, tenemos a una niña lista por aquí —todos rieron con ese comentario.

—Pero existe un problema —agregó May.

—Mmm yo no creo eso...

—No somos ni soldados, ni contrabandistas —el líder de los maleantes hizo una mueca al escuchar esto—, puede revisarnos si quiere —Mayumi soltó todos sus bultos, Cris y yo hicimos lo mismo.

El bandido se limitó a mirarnos, nada de esto le hacía gracia, pero al fin y al cabo, no había llegado hasta aquí para irse con las manos vacías, imagino.

—Revisen sus cosas cabrones —luego de una exhaustiva revisión, no encontraron nada más que un poco de agua, comida enlatada y seca, y uno que otro accesorio de supervivencia—. Pero que mierda, ¿Se puede saber que hacen tres extranjeros en medio del Desierto sin Armas?

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