Y nos volvemos a encontrar... Fin.

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—Mayumi, ¿recuerdas que la espada se activó luego de cortar al dragón? —me confirmó con la mirada—, ¿y recuerdas a los demonios de hace unas horas?

—Esto no me gusta —pronunció Cris en voz reducida.

—Fue la espada. Cuando la desenvaine para luchar contra el Tagüitiki, la maldita trajo a esos demonios desde el otro lado —bajé la mirada, no podía verles a los ojos. Cayó un incómodo silencio por varios segundos, hasta que Cris habló.

—¿Cómo estás tan seguro de que eso lo hiciste tú?

—Yo...

—Digo, el día que luchamos contra el dragón rey, no nos enteramos de ningún demonio —argumentó.

—No sé por qué el primer día no salió nada, pero si la segunda vez. Aunque fue distinto, lo que apareció en ese momento fue una especie de demonio pequeño, un bebé apenas. Nada comparado con lo de hoy —levante la mirada, solo para ver unos segundos a May a los ojos—, por eso no quería usarla, por eso mi temor. Algo me decía que si la seguían utilizando las cosas podrían empeorar.

No podía leer la mente de la chica que estaba en frente de mí, pero algo me dijo que sintió algo de culpa por lo que había pasado.

[—Joel —me interrumpió con un tono de preocupación—, prométeme que de ser necesario, la vas a usar.

Sentí una punzada en el corazón ante tales palabras, pero me sentí mejor al verla a los ojos. Esos ojos color verde apagado que tanto me encantan.

—Yo...

—Prométemelo —insistió.]

—De acuerdo, en vace a lo que acabas de revelar debo de cambiar de opinión, —respiró profundo—. Joel bajo ninguna circunstancia, deberás de usar esa espada. Si la utilizas delante de mí de nuevo, o tan siquiera me llego a enterar, yo misma te la arrebato de tus manos, ya sean que estén calientes o frías —sentenció con palabras crudas, May no se quebró ante la culpa y siguió delante.

Desde ese día, aunque los chicos me seguían mirando "igual", sentía una alerta constante de ellos hacia mí. Como si yo fuera un perro al que hay que jalarle la cadena, para que no muerda a ningún inocente.

Ahora.

—...fue un Miembro de la familia Leo quien me presento a Prometeo, El líder de Anno Draco, para que hiciéramos negocios —mis ojos se abrieron como platos al escuchar aquellas palabras.

Intenté articular alguna palabra, mas no podía, estaba paralizado. Miles de ideas saturaron las vías de mi mente en ese segundo. "¿La familia leo ayudo a este malnacido a Encontrarse con Anno drago? ¿Pero, por qué?", Era la pregunta principal.

—Joel... ¡Joel! —gritó May para sacarme del trance. La mire perplejo, no sabía que hacer—. No tienes que creer todo lo que dice, perfectamente puede ser una mentira. No sabes hasta donde llegan las personas cuando están a punto de morir.

—¿Acaso mi cara tiene la palabra mentiroso embarrada en ella? —preguntó Abbas—. Si, ayude a Anno Draco a cambio de una buena cantidad de Diamantium, fue un gran negocio, pero este nunca habría sido posible de no ser por un emisario de tu familia —me señala—, que llegó a mis puertas hace unos meses. El me contacto con Prometeo y el resto es historia.

Caí de rodillas, no lo podía asimilar.

—Espera, ¿y cómo sabes que era miembro legítimo de la familia? Dijiste que era un emisario, pudo ser cual... —el argumento De Mayumi cayó, cuando Abbas la interrumpió para dar respuesta.

Tres EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora