-¿Quién habla?- dije seco al no reconocer el número. El maldito teléfono tenía que sonar en el peor momento. Esperaba que fuese un error y poder volver con Rose lo más pronto posible.
-¿Yoongi? ¿Eres tú?- una voz femenina habló del otro lado del teléfono. Genial, tenía una mujer completamente excitada en el sofá de mi casa, y otra mujer a quién no reconozco me llama por teléfono y pregunta específicamente por mí.
-¿Te conozco?- pregunté frunciendo el ceño a pesar de que ella no podía verme. Esta llamada iba a ser larga.
-Yo... Creo que no... Lo siento- contestó tartamudeando.
-Me conoces, dime quién eres- le exigí.
-Yoongi, soy mamá- me quedé congelado por algunos segundos. Hacía mucho tiempo que no escuchaba su voz, ahora sólo me causaba coraje.
-¿Mamá? La voz de mi mamá suena muy diferente a la tuya. También reconocería su número si ella hubiese llamado- respondí con coraje. -Mi madre se llama Soo Jung. ¿Tu nombre es Soo Jung?
-Yoongi, escuchame... Acabo de salir de la cárcel...- la interrumpí.
-¿Acaso eso debe importarme?- dije seco.
-Yoongi, no seas tan duro conmigo... No tengo a dónde ir- volví a interrumpirla.
-¿Que no sea tan duro contigo? ¿Entonces pretendes que te reciba en mi casa con flores y vino cuando tú me abandonaste?- solté.
-Yoongi...estoy tan arrepentida por eso- lloriqueó.
-No parecías arrepentida cuando gastabas tu dinero en drogas en vez de comprar comida para ambos.
-No sabes cuanto he sufrido por eso- la escuché sollozar.
-¿Y acaso tú sabes cuanto he sufrido yo? Veía a mi madre drogarse todos los días mientras yo moría de hambre. Pasé mi infancia con una familia que no me quería, me maltrataban. Mi vida ha sido un infierno gracias a ti- dije levantando la voz.
-Yoongi...-dijo la mujer a través del teléfono.
-¿Yoongi?- mi mirada se dirigió a la puerta de la cocina cuando escuché su voz. Sólo podía ver su cabeza asomada por la puerta, sin abrirla completamente, con expresión preocupada en el rostro y su cabello largo despeinado callendo como una cascada de color negro. -¿Estás bien?
-Perdoname...- volvió a decir la mujer entre sollozos.
-No sé lo que harás, pero no vuelvas a llamarme- colgué la llamada y apoyé mi peso sobre la mesa de la cocina. Suspiré profundamente tratando de relajarme un poco.
-¿Está todo bien?- preguntó de nuevo acercándose.
-Estoy bien- soné aún más seco de lo que pensé.
-Te escuché levantar la voz y no pude evitar preocuparme, ¿estás seguro de que estás bien?-dijo poniendo una de sus delicadas y pálidas manos sobre mi rígido hombro.
-¿Tú que crees?- contesté con la misma frialdad tratando de calmar mi furia.
-Lo siento, no debí preguntar. No es mi asunto- avergonzada quitó su mano de mi hombro y con la mirada baja se dió la vuelta. Mi corazón se estremeció dentro de mi pecho. Rose podría tener 18 años, podría ser legalmente mayor de edad, pero tiene el corazón de una niña. Es tan linda, inocente y frágil como una niña de 8 años. Ella ama a las personas cercanas a ella con todo el corazón, ella se preocupa y quiere ayudar a sus seres queridos. Pero aún no entiende que existen algunos casos en los que no puede hacer nada, como por ejemplo: el mío. Ella quiere ayudarme, pero no sabe cómo, y eso le hace triste y le frustra.
-Escucha, lo siento... No debí hablarte así- dije luego de un suspiro, ella se detuvo y me miró de nuevo.
-Está bien, Yoongi...- su voz dulce y su tierna mirada de preocupación retumbaban en mi mente. -Te dejaré a solas, estaré en tu cuarto si necesitas algo- salió de la cocina y me dejó sólo. Sabía que ella moría por saber lo que pasaba, pero no preguntaba porque no quería ser una molestia. Ella sabía que me molestaba la gente metiche y por eso mantenía su distancia. Aunque ya no tenía nada que ocultar, ella sabía mi historia, ella sabía porqué soy como soy. Pero en ese momento no quería hablar sobre mi madre, estaba enojado, furioso. Otro día le diría que mi madre salió de la cárcel y me pidió ayuda, la cuál negué.
Definitivamente necesitaba un trago, necesitaba despejar mi cabeza. Pero en mi nevera no quedaban cervezas, no había de otra que ir a comprar más. Fui a mi habitación para ducharme e ir por un trago a cualquier bar, me encontré con Rose acostada en mi cama, estaba dormida boca a bajo. Su largo cabello negro caía a un solo lado de su cabeza, sus manos abrazaban mi almohada contra su pecho, sus piernas estaban ligeramente abiertas, dejándome ver su braga, la que había mojado hace unos minutos. Era una imagen muy sexy y tentadora. Si ella me dejara podría tener sexo con ella todo el día, me olvidaría por completo de la estúpida llamada que recibí. Pero sabía que ella no querría, así que sólo me deshice de esa idea y me metí a la ducha sin tan siquiera buscar ropa limpia para vestirme en el baño. Aún dentro de la ducha no podía quitarme esa imagen de la cabeza, pensaba en todas las cosas que haría si ella me diera la oportunidad de hacerla mía. Pero eso no pasaría, sería mejor bañarme con agua fría y deshacerme de esa idea.
Una vez fuera de la ducha, me sequé el cabello con una toalla y la envolví en mi cintura. Me apliqué desodorante y perfume, luego salí a mi habitación. Me encontré de nuevo con la misma imagen, Pero esta vez ella estaba dormida boca arriba, con los brazos a cada lado de su cabeza. Me obligué a mí mismo a quitar la vista de ella y vestirme de una vez, enserio necesitaba ese trago.
-¿Vas a salir?- preguntó en voz baja y un poco ronca cuando abrí el armario
-Sí- contesté tomando lo primero que encontré para vestirme.
-¿A dónde irás?- volvió a preguntar, la miré mientras me ponía la ropa interior, ella me estaba dando la espalda.
-¿Por que me hablas dándome la espalda?
-Estás desnudo- dijo nerviosa, no pude evitar reír, era tan tierna.
-¿Te da vergüenza verme desnudo? Hace un rato no parecías estar avergonzada- comenté riendo. Ella se quedó callada. -Iré a tomar un trago, necesito relajarme- contesté su pregunta poniéndome el pantalón.
-¿Tan temprano?- preguntó dándose la vuelta y mirándome.
-No hay cervezas en la nevera. Ya es medio día, debe haber aunque sea un bar habierto.
-Pero aún es temprano, y ni siquiera haz almorzado- protestó levantándose de la cama.
-¿Tratas de detenerme?- pregunté levantando una ceja.
-Sí- contestó.
-Necesito despejar la mente- le dije acercándome lentamente a ella. -Y sólo hay dos cosas que pueden ayudarme- la empujé a la cama y me acomodé entre sus piernas. -Tu decides... ¿Me dejas ir por un trago, o te hago mía?- le pregunté acercándome a su sonrojado rostro.
-Yo...
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Let's Make A Deal
FanfictionAntes de tí, yo era patética y débil. Mi corazón estaba roto y había perdido todo mi orgullo. Pasaba los días llorando, mi vida era gris. Pero tu me cambiaste por completo. Me hiciste fuerte, restauraste mi orgullo y mi corazón, me enseñaste que el...