Prólogo

190 13 0
                                    

Parece mentira que una llamada pueda cambiar tu vida de una manera tan drástica, hasta hace poco  podría haberme considerado una persona feliz, alguien común pero con todo lo que necesitaba a la mano, no me ha faltado alimento, ni ropa y mucho menos un techo, he tenido amigos y sobre todo a un ser hermoso a quien amar pero hasta hace exactamente 1 minuto y 36 segundos todo dejo de ser así.

Cuando escuche a mamá llamarme con la voz quebrada supe que no estaba pasando nada bueno.

Yo estaba bajando cajas del closet, organizando todo para la universidad ya solo faltaba una semana para el inicio de clases y fue ahí que escuche su voz tan frágil, como en pocas ocasiones llegaba a estar.

-Diana necesito que contestes el teléfono- me dijo con lágrimas en los ojos

-¿Qué sucede?- no me respondió - ¿Mamá? ... dime ¿qué pasa? – seguía sin responder.

Recibí el teléfono de su mano y coloque el auricular en mi oído.

-Diana, mi niña lo siento tanto- yo solo la veía  sin entender que sucedía, conteste.

-¿Hola?- dije con miedo a lo que estaba por escuchar,  era la Sra. Victoria la Madre de Antonio, mi novio.

-Hola Diana... yo necesito que te sientes- comento con voz débil. No comprendía que sucedía.

-¿Qué sucede? Me están asustando, por favor  dígame ¿Le ocurrió algo a Antonio?- del otro lado de la línea solo se escuchaba un leve llanto

- El Falleció- dice entre lloriqueos.

Y mi mundo cambio ya no pude seguir escuchando porque el teléfono callo de mis manos

Sentí lagrimas en mis mejillas y a mi madre abrasarme con la intención de sostenerme, pero yo estaba cayendo y no solo hablaba del dolor que sentía que estaba por partir mi corazón yo literalmente estaba en el suelo.

Pasaron horas para que dejara de llorar, mi madre habló con la Sra. Victoria mientras  yo solo escuchaba respuestas monosílabas y preguntas que no entendía.

Eran las 10:45 a.m. cuando recibimos la llamada mi mamá me paso el teléfono a las 10:50 y un minuto 36 segundos después mi mundo se derrumbo.





Una semana después fue el sepelio, jamás me ha gustado asistir a aquellos eventos. Me considero una persona  fuerte hasta el momento en que me toca decir adiós, en ese instante ya no sé quien es Diana.

El evento fue hermoso estaba toda la familia de Antonio, él hubiera estado muy feliz de saber que en los discursos no mentían diciendo que era el mejor amigo, sobrino o nieto... decían la verdad que era una persona con carácter fuerte pero amada, que luchaba por sus ideales y que sobre todo era honorable, algunas personas recordaron momentos felices y anécdotas así también cosas graciosas que compartieron con Él.

Yo no fui capaz de abrir mi boca, no comprendía  ¿cómo podía serme arrebatada la persona que más había amado en mi vida?  Y es que fue mi primer novio y teníamos mucho tiempo juntos había compartido todo con él  y no lo quería como a cualquiera yo lo amaba con el alma; era con quien había hecho planes a largo plazo y me lo habían quitado como si de una pieza de ajedrez se tratara.

Todos miraban con atención como bajaba el ataúd, poco a poco las personas se fueron retirando, sólo quedaba la Sra. Victoria y el Sr. Tomás padre de Antonio; caminamos a paso de tortuga hasta llegar al auto de los Roset, nos subimos y en silencio nos llevaron a casa a mi madre y a mí.


No inicie Clases con mis compañeros, no asistí la segunda semana, de hecho no fui durante el primer mes, mi ventaja era que tenia las mejores amigas que podría pedir y me apoyaron en todo, estaban pendientes de mí y mis deberes, hablaban con los profesores intercediendo y al parecer fue tanto el esfuerzo que lograron se me concediera un permiso especial para volver en el segundo mes con mis respectivos trabajos finalizados.

No los hice, aún así me permitieron seguir.

Ya no era la misma Diana y es que me sentía como si hubieran extraído la felicidad de mi ser, no sonreía, no hablaba, no respondía, solo me limitaba a respirar y sobrevivir así fue durante mucho tiempo, en las noches escuchaba a mi madre llorar por mi culpa, sé que sufría por la pérdida de Antonio pero aun más porque sabía que también me estaba perdiendo a mí.

Yo no lograba anclarme a una vida sin el pilar de mi fuerza y es que eso era él, nuestra relación era tan fuerte que era mi centro y yo el suyo pero eso había terminado y mi vida se estaba extinguiendo con cada respiro.

Ellipsism [BORRADOR] A LA VENTA EN AMAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora