Capitulo 8

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Las semanas pasaron bastante rápido y sin problemas, ya había cumplido un mes de trabajo, y milagrosamente Marco no me había despedido, se limitaba a pedirme lo indispensable, cada mañana encontraba notas adhesivas con las asignaciones del día, en las tardes Aarón me llevaba a la universidad y por más que indague sobre el hombre barrigón, él se negó a responder alegando que no era asunto mío.

En varias ocasiones recibí llamadas de números privados que no respondí, también me llegaron mensajes de amenaza donde ponían que debía alejarme de Marco, no le comente a nadie pues al día siguiente los mensajes desaparecían, no tenía pruebas y no quería que pensaran que estaba loca.

Con las chicas planeamos el cumpleaños de Becca y ya hasta teníamos su obsequio - unas preciosas botas de cuero con tachas- con respecto a eso todo iba tranquilo y sin complicaciones, también en las ultimas semana estuve comunicándome más con la familia de Antonio y hasta los visite, se me hizo horrible volver a entrar a la habitación del hombre que amaba pero junto con la Sra. victoria la limpiamos y sacamos todo para donarlo. Fue desgarrador ver como la madre de Antonio lloraba constantemente con cada recuerdo vivido, pero creo que juntas comprendimos que no se trata de olvidarlo sino de superar lo ocurrido y saber que sin duda ahora esta mejor.

El día anterior al cumpleaños de Becca me desperté un poco más animada, me aliste rápido y salí de casa después de haber desayunado, llegue a la empresa y cuando iba llegando a la oficina de Marco vi a una mujer muy elegante sentada en mi escritorio.

-Hola, disculpa estas en mi escritorio- dije tranquila

La mujer me miro altanera- no, este es mi puesto de trabajo, si tienes algún problema díselo a mi jefe- hablo señalando la puerta de la oficina. su falta de tacto solo ocasiono que me hirviera la sangre, desatando la furia contenida desde hace tanto tiempo.

Entre sin tocar y camine directo a donde estaba el mimado hijo de papá mirando por el ventanal.

-¿Tiene algún problema con la manera en la que hago mi trabajo, acaso he fallado en alguna asignación?- pregunte molesta

Se giro y me encaró

- Tú no eres nadie para hablarme de esa manera, así que fíjate como te diriges a mi - habló con voz muy grave y amenazante pero en ese instante solo quería tirarle un zapato en la cabeza.

-¿Sabe qué?... llevo un mes y 22 día aguantando sus groserías, el tener dinero no le da derecho a tratar mal a una persona, me he limitado a soportar sus cambios de humor, a realizar lo mejor que puedo mis labores y a no meterme en asuntos de su vida privada aunque me afecten directamente, si me va a despedir hágalo pero de la forma adecuada no dejando que yo conozca directamente a mi reemplazo sin haber recibido de antemano una carta de despido.-exploté.

-Siéntate -ordeno

-No me voy a sentar - dije molesta

Se acerco a mi intimidante y me jaloneo hasta dejarme frente a una silla.

-No te lo pregunte, te lo ordene... Siéntate- repitió amenazante

Honestamente daba miedo para cagarse, me senté y lo mire hasta que tomo asiento en la silla junto a la mía.

-Solo lo diré una vez y espero recibir una respuesta rápida... ¿Qué se supone que significa que mi vida privada te afecta directamente?- preguntó analizándome

Me plantee el no decir nada pero juro que daba terror su expresión

-Desde el segundo día de trabajar aquí he estado recibiendo llamadas y mensajes de amenaza, no se distingue si es hombre o mujer quien llama y para ser honesta no tengo forma de denunciarlo pues las llamadas no se muestran en los registros y los mensajes desaparecen solos, no quiero ser catalogada como histeria y mucho menos como loca- hable tan rápido que parecía trabalenguas.

Abrió los ojos como platos y se quedo observándome, parecía que pensaba en algo pero no entono palabra alguna, se levanto de la silla, saco su celular y llamo a alguien, en voz muy baja que no puede escuchar le comentó algo a la otra persona y cerro, luego camino hacia mí y me dijo que lo siguiera.

Fuimos hasta la oficina del Señor Marcello y entramos sin tocar

-La están amenazando- dijo Marco serio refiriéndose a mi apenas entramos.

-¿La han visto cerca?- pregunta el señor Marcello preocupado, no entendí a quien se refería.

-Hace un mes me dijeron que estaba rondando por la ciudad pero no era cerca de aquí ni de la casa así que no le tome importancia- comunicó.

-Eso me preocupa no quiero que Alessia corra peligro- dijo su padre.

-Créeme no lo permitiré- Aseguro Marco, su expresión era ilegible.

Imagino que la tal Alessia debía ser muy importante para que la quisiera proteger de esa manera.

-¿Saben quién me está llamando? -pregunte intentando leer sus expresiones

-Tenemos una idea, y no debes preocuparte no te sucederá nada, Marco se encargara que estés bien ¿verdad hijo?- cuentiono Gavilán

-¿Cómo se supone que querrá protegerme si ya ni siquiera trabajo para él?- debatí

-¿Cómo que no trabajas para él?- pregunto mirando a su hijo con molestia

-Ella descubrió lo de la Rata como se suponen que dejaría que este cerca, el piensa que es mi puta de alquiler- Replico con voz neutra.

Me sorprendí ante el término que utilizó conmigo, tomando en cuenta mi físico dudo que alguien pueda imaginar que me dedico a esa profesión.

-Llévala a su casa- dijo a su hijo - Diana querida, perdona las molestias pero me parece que te conseguiré otro puesto de trabajo... ¿Te gustan los niños?-pregunto amable

-Papá no, eso no-se negó Marco mas allá de molesto.

-Cállate, no voy a perder a una mente brillante por un descuido tuyo, si vas a hacer algo hazlo bien- finalizó

-Necesito que me explique que está sucediendo, no comprendo nada y por favor no me digan que me protegerán porque no es algo que les corresponda, solo quiero saber que sucede, ¿quién es la rata y Alessia aparte porque recibo esas llamadas si no soy más que una empleada?... creo que es lo menos que merezco- concluí

-Bien te explicaremos todo, pero eso será mañana, por ahora lo mejor es que estés en tu casa y preferiblemente no salgas hoy- Dijo el Señor Marcello.
Lo mire consternada y junto a marco nos retiramos del lugar.

Durante todo el camino no me dirigió la palabra, estaciono frente a mi casa y baje del auto, justo antes de cerrar la puerta del copiloto me hablo

-Hoy no vayas a la universidad y si es muy necesario procura no estar sola.

Agradecí el consejo y entre a mi hogar sintiéndome demasiado insegura.

Ellipsism [BORRADOR] A LA VENTA EN AMAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora