Samara.
Había pasado casi un mes de mi llegada a Tuyasan. Un mes en el que estuve valiéndome por mis propios medios y escondiéndome de Ilay y sus hombres.
Tenía sabido que el gitano más rudo no se quedaría tranquilo al tener a su potencial esposa lejos de el; pero jamás pensé que armaria semejante búsqueda como la que había visto a los alrededores del pueblo.
Tuve mucha suerte de que no entrarán a Tuyasan, porque todos los viajeros se acercan al bar a beber y a ver el espectáculo de la gitana misteriosa.
Mi trabajo está excelente desde el primer día, la gitana misteriosa tenía atrapados a todo el público masculino que pasaba por el bar. Damián y la señora Fitsheral me felicitaron varias veces porque desde que bailo por las noches, El consumo aumento y hasta quizás me darán un aumento de sueldo.
De noche bailó para hombres que no me conocen y de día espero sentada en mi cuarto en la pensión, esperando a tener una noticia de Dylan.
Yo se que el volverá, pero la espera desespera y no quiero recurrir a mis propios medios del saber.Estuve alrededor de una hora en mi cuarto, sentada en la cama haciendo particularmente nada. Esperaba alguna señal divina que me dijera que Dylan ya volvía a por mi.
Miré al fondo de mi precario ropero, el paño de colores vivos que guardaba mis cartas descansaba en lo alto de una repisa.
Las miré y las volví a mirar; no quería tener que recurrir a esto, yo escapé de los gitanos y no quiero usar esas técnicas.Escuché unos toques en la puerta de mi cuarto y me sorprendió mucho dado que yo no recibía visitas. Me acerqué con miedo a la puerta y esperé alguna señal que dijera que estaba fuera de peligro.
-¿ Quien es?- Pregunté aún pegada a la puerta.
- Damián.
La voz fuerte y grave de mi jefe me dio la confianza para abrir la puerta, el estaba parado casualmente y desprendiendo su típico aire de control sobre todo lo que estuviera vivo.
- Quería hablar sobre tu contrato. - Su respuesta, me me asustó un poco.
Deje que entrara en mi habitación, el hizo una leve inspección de lo que allí había y no mencionó nada de la humilde morada en la que vivía.
- Estoy despedida, verdad.- Dije apenas me volteé para verlo. Su mirada entre confundida y asombrada me dijo que quizás me había equivocado de parecer.
- Para nada Samara, ¿Por qué crees eso? - Me respondió el muy confundido. Evite su mirada unos instantes y me senté en la cama frente a la Silla en la que él estaba posicionado.
- ¿ Entonces qué te trae por aquí?
- Veras Samara, desde que estás en el bar las ventas aumentaron notablemente. - Damián hizo una pausa y carraspeo la garganta - Aunque hay cosas que aún Necesito saber.
Ahora era mi turno de carraspear y ponerme incómoda.
- Si no es un despido , Entonces, ¿qué quieres hablar?- Le dije que intenté ocultar la tensión que había en mi.
-¿Qué hace una mujer tan hermosa oculta en un pueblo escondido de Dios?
Y así está. Esa era la pregunta que no quería escuchar y la que lamentablemente debía responder en este momento y con la mejor de las salidas.
- Creí haberte lo dicho ya. Estoy en búsqueda en un pueblo tranquilo y rehacer mi vida.- dije lo más calmado posible; Damián no debía saber la verdad.
- Mientes. - dijo Damián simple y llanamente, cruzó las piernas y me miró más fijo si es que era posible - Te escondes de algo o de alguien.
Me levanté de mi lugar y dándole la espalda me acerqué hasta la puerta y le hice una seña con la mano para que se retirara.
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Jacharí
RomanceNovela autorizada por la Asociación Nacional Madres Víctimas de la Trata Una mujer escapando de un destino ingrato y de costumbres antiguas, encuentra escape en un pueblo perdido, sin saber, que el mundo ilícito y oscuro del tráfico humano se está p...