Damián
Guardé las ultimas sillas en sus lugares y dejé el bar en condiciones para regresar mañana, Bolt ya se había marchado y solo quedaba yo en la soledad de mi negocio. Unos pasos me indicaron que alguien había entrado en el bar, cuando me voltee vi a un hombre grande, de cabello negro y ojos muy verdes, vestido con ropas coloridas, pero sin dejar de ser varoniles, me recordaba a las vestimentas gitanas que tenía Samara.
- Ya cerramos.
- Lo sé. – Dijo el hombre dando unos pasos hacia mi – Vine para hablar contigo.
- Lo siento, no te conozco. – Me acerqué para guiarlo a la salida – Puede regresar mañana en la tarde.
El quitó mi mano que estaba por tocarlo y sacudió su ropa. Me sonrió con falsedad y sacó un sobre del interior de su abrigo, de el extrajo un juego de fotografías que me tendió.
Era una imagen de un campamento gitano, una hoguera en medio de una fiesta de colores, niños y ancianos bailaban alrededor del fuego y en un costado aparecía algo que llamó mi atención. Era Samara abrazada a este hombre.
- Mi nombre es Dylan, y vengo por lo que es mío.
Este hombre frente a mí era el e novio de Samara. Respiré profundo por la cantidad de pensamientos que cayeron sobre mí, el seguía mirándome de manera muy tranquila mientras que mi cabeza estaba a 10.000 por hora.
- ¿Qué quieres? – Mi tono ya no era amable ni mucho menos amistoso, no me agradaba su presencia y debía expulsarlo cuanto antes de nuestras vidas
- Ya lo dije, Damián. – Dijo Dylan con tranquilidad – Llevarme lo que es mío.
Di un paso más, no iba a golpearlo porque no era mi estilo ese, ya no era un jovencito de 18 años que se manejaba con golpes; aunque esta lacra lo mereciera. Llamé a todo mi autocontrol para no hacer lo que mis puños pedían.
- Lastima que no hay nada aquí que sea tuyo. – Le dije cruzándome de brazos – Hiciste un largo viaje para nada.
- Te equivocas amigo, Samara es el artículo que me pertenece.
Control Damián, Control.
- Samara no es un artículo, y menos de tu propiedad.
- Es mi mujer, vine para llevarla a nuestro hogar. – Respiré aún más profundo, necesitaba aire puro para calmar mi mente
- Ya no es tu mujer. – Le dije – Tu mujer está en tu casa, esperándote.
- Recapacite, amigo mío. – Dijo Dylan con total falsedad – Me di cuenta del error que cometí al casarme con Galilea, por eso quiero enmendarlo llevándome a Samara.
- Llegas tarde. Ella está conmigo.
Silencio. Eso se escuchó por uno escasos segundos en lo que solo el sonido de los corazones latiendo bajo la adrenalina, era lo que se oía. Su rostro era impasible, aunque en sus ojos se lo veía intranquilo, como quien trama algo, pero debe esconderlo, como el rostro de un cazador que se hace amigo de su presa.
- Eso es errado. – Dijo Dylan cortando el silencio – Nos vemos frecuentemente con Samara desde hace dos semanas.
No puede ser, Samara no pudo hacerme eso.
- Ella y yo acordamos un día en particular para huir juntos, como al principio de esta historia.
- No es verdad...- Mi voz se escuchaba en un hilo, me estaba doliendo el pecho al saberme traicionado
- Es real, Damián. – Dylan dio un paso hacia mí y su figura parecía hacerse más grande – Mi mujer y yo tuvimos grandes encuentros de pasión en tu casa, ya no podíamos vernos a escondidas. Por lo tanto, decidimos huir nuevamente para hacer renacer nuestra relación.

ESTÁS LEYENDO
Jacharí
Любовные романыNovela autorizada por la Asociación Nacional Madres Víctimas de la Trata Una mujer escapando de un destino ingrato y de costumbres antiguas, encuentra escape en un pueblo perdido, sin saber, que el mundo ilícito y oscuro del tráfico humano se está p...