"Un lugar para los sobrevivientes"

1

"No es un mal lugar" Newt miraba como las olas bañaban la blanca arena.

Estábamos​... Yo estaba sentado en una roca cerca de la costa... Newt, ¿y dónde estás tú?... Acaso estás muer....

"¿En qué piensas?" Newt me miró fijamente.

-En nada importante shank- borré mis pensamientos con una sacudida de cabeza- en que aquí no molesta tanto el sol... ni hay gente mala... en realidad, sí que es un buen lugar- sonreí forzadamente.

"¿Cómo que no hay gente mala?" Newt me miró seriamente pero luego sonrió. "¿Acaso se te olvida que yo soy un Crank y que en cualquier momento puedo enojarme e intentar comerme tus dedos?"

-Tú no eres malo, además, no eres lo suficientemente fuerte como para lograr comerte mis dedos.

-Minho- escuché la voz de Thomas detrás mío. Newt ya no estaba, había desaparecido, nuevamente...

-¿Qué pasa shank?- lo miré por sobre mi hombro. Lucía confundido, cansado... Todos estamos cansados.

-Se está haciendo tarde, y aún quedan cosas por organizar...- guardó silencio por un momento, pero luego pareció pensarlo mejor y agregó algo preocupado- ¿Estabas hablando con alguien?

-¿Ves a alguien aquí con quien pueda estar hablando? Pues yo no- me encogí de hombros despreocupadamente- Thomas, yo no tengo la Llamarada como para andar hablando solo, aquí nadie tiene la Llamarada.-agregué- Estoy solo y no estaba hablando con nadie- eso último que dije me causó un dolor en el pecho, un sentimiento de culpa.

¿Culpa de que? Newt estaba, si es que estaba vivo, en quién sabe dónde, yo no estaba hablando con él... no debía sentir culpa de nada... pero aún así la sentía. Era exasperante.

"Tommy te está llamando o es que acaso te has quedado sordo" la voz de Newt me sacó de mis pensamientos repentinamente.

Miré a Thomas, éste me miraba con la cabeza inclinada, esperando a que lo siguiese. Me levanté y me sacudí las arrugas del pantalón.

-Ya voy, ya voy- exclamé al notar la mirada de impaciencia que me lanzó Thomas.

Caminamos en silencio hasta la pequeña ¿aldea? No, eso no era una aldea, o al menos aún no... sólo era un grupo de precarias tiendas instaladas en el bosque cerca del mar, que usábamos para dormir o para protegernos del sol. Cuando llegamos, Brenda se nos acercó y saludó a Thomas con un rápido beso en los labios. Eso me incomodaba, no me interesaba que me arruinen la vista con muestras de afecto, pero decidí tomarlo con humor. Levanté las cejas como diciendo "¿y mi beso?", Brenda me devolvió la mirada y lanzó un beso cargado de sarcasmo y luego río. No fingí atraparlo, Brenda no es mi tipo. Thomas nos miró sin saber si sonreír o fruncir el ceño, al final suspiró y nos hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiéramos.

-Por fin llegaron- exclamó una chica del Grupo B, de la cual no me acordaba el nombre- Brenda; Thomas y tú vayan a la zona este, Minho, tú me ayudarás en la zona oeste- ordenó con un tono demasiado dulce para considerarse una orden.

-¿Y quién te puso al mando?- la miré con una sonrisa desafiante.

Me sostuvo la mirada. Sus ojos eran de un verde grisáceo. Luego suspiró y me señaló la zona oeste.

-Sólo sígueme ¿okay?- se dió la vuelta y sin esperar respuesta alguna se marchó a paso rápido hacia el grupo de tiendas de la zona oeste.

Me encogí de hombros, ya buscaría luego una forma ingeniosa de responderle a la próxima orden. Corrí para alcanzarla.

Llegamos a las tiendas y en silencio comenzamos a hacer amarras, reforzar las ataduras y mejorar los tejados. Ya me estaba hartando de ésta rutina, todos los días nos levantamos temprano para mejorar las tiendas. Ya que éramos como 200 personas y una sola cabaña, la cual ya estaba cuando llegamos, teníamos que construir cada día más y mejores tiendas. La vida no era fácil, estábamos planeando dividirnos de manera similar al laberinto, diferentes actividades con sus respectivos encargados. Constructores, Agricultores, Carniceros, Cazadores, Pescadores, Fregones, Exploradores, Envasadores, Cocineros, Doctores, Ganaderos, Recogedores, y el Líder con el Co-líder. Thomas y Jules, un hombre de mediana edad, estaban coordinando eso, ellos se habían convertido en poco tiempo en los encargados de las mierteras 200 personas del lugar.