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-¡Wurlcuru!

Me sobresalté y ví que Thomas se encontraba de pie sin saber si salir o no de la tienda.

-Mierda, chicos... abran la puerta- la voz de Howard sonó como un susurro alterado fuera de la tienda.

Thomas abrió el cierre y Howard ingresó con el rostro blanco por el pánico.

-Shuck Howard ¿¡Qué haces afuera!?- exclamé.

-No podía dormir y entonces salí a relajarme un poco, pero... ¿¡Escucharon eso!? Yo estaba sentado en una roca cuando escuché un traqueteo metálico, de pronto, en los matorrales de la distancia ví una cosa... Era como la mezcla de un gorila, un penitente y una persona... Algo así como un alien... no sé muy bien, sólo ví la silueta... Tenía los ojos rojos y brillantes... - Howard hablaba sin darnos tiempo de decir algo- cuando lo ví, me agaché, no me vió, pero quizás pueden oler... creo que saben que estamos aquí...

No pudo seguir hablando, un chillido metálico y ronco diciendo "wurlcuru" resonó en nuestro improvisado campamento. El monstruo estaba aquí. Un grito humano de agonía le siguió al grito de la bestia.

-¡Shuck! ¡Le ha reventado la cabeza! ¡Le ha reventado la miertera cabeza! -era la voz de Tim- ¡Plopus Hank! ¡Sal de ahí garlopo!

Los tres intercambiamos miradas y salimos de la tienda. Afuera era un caos, Brenda se encontraba escondida detrás de una tienda y Shasta estaba en el interior maldiciendo porque al parecer no encontraba la pistola. Gally y Billy tenían un hacha, pero mantenían la distancia de la bestia, un horrible ser de piel fibrosa de un color grisáceo, ojos rojos luminosos, con los brazos musculosos los cuales terminaban en unas especies de piedras, sus patas traseras tenían garras, su espalda estaba llena de pelos metálicos y dos brazos salían de sus omóplatos, uno terminaba en algo así como una pinza y el otro en una sierra, poseía una cola de metal que en la punta tenía una garra y, en los costados de su cuerpo, sobresalían algo así como costillas de un color plateado. Era más grande que los penitentes...

-¡Hank! ¡Ven aquí!- Tim le chilló a su amigo el cual se encontraba mirando horrorizado el cuerpo de alguien que no pude reconocer, ya que su cabeza había sido reventada y pedazos de cerebro estaban repartidos en la tierra. Después de ver quienes estaban supe que era Jackson... El chico había sido, en el Laberinto, un envasador, ahora era a él a quien debíamos enterrar...

La bestia fijó sus ojos en Hank, el cual no era capaz de moverse, y levantó sus pesados brazos poniendo uno a cada lado de la cabeza de Hank, los separó un poco y los cerró sobre la cabeza del chico. No saltó sangre. No saltó sangre porque falló, Tim fue más rápido, cuando había visto al monstruo hacer eso corrió y lanzó a su amigo al piso salvandolo de perder su cabeza.

Shasta salió de la tienda con la pistola en la mano y disparó en medio de la cabeza del ente, pero sólo logró que este clavara su mirada en ella y emitiera otro terrorífico rugido. Se paró en sus patas traseras y se golpeó el pecho con las delanteras, luego se volvió a parar en cuarto patas y de una fuerte pisada llegó donde Shasta, pero la chica estaba preparada y esquivó la sierra que se dirigía a su estómago. Volvió a disparar, pero tampoco causó daño alguno al monstruo.

-¡Dispararle en el pecho!- gritó Howard desde mi lado. Shasta hizo lo ordenado y disparó justo entre las costillas. El monstruo de retorció y se irguió, chillando igual que un penitente, luego de unos momentos de tensión, cayó al piso y sus ojos se apagaron.

-¡WURLCURU!- chillidos, de diferentes partes, sonaron a la distancia. El monstruo se había apagado, pero había más.

-¡Vamos! ¡Debemos irnos antes de que lleguen los otros!- ordenó Thomas y comenzó a desarmar las tiendas. Le imitamos y con velocidad destendimos el campamento. Envolvimos a Jackson, o lo que quedaba de él, en una manta y comenzamos a caminar de vuelta a la cueva. De pronto, una pregunta surgió en mi cabeza ¿cómo había sabido Howard que la bestia se apagaría si le disparaban en el pecho?

"Un lugar para los sobrevivientes"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora