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Un arco se alzaba frente nuestro, cubriendo una escalera que bajaba hasta las profundidades del túnel, una brisa ahogada alborotó nuestros cabellos, olía a sangre, tierra y muerte.

-Bienvenidos al Laberinto de los Trenes- exclamó Karlos con los brazos extendidos, su sonora voz rebotó en las paredes generando un tenebroso eco.

-Cool- murmuró Newt no muy convencido.

-Bien, entremos, les va a molestar un poco el olor pero...-Max no pudo seguir hablando ya que unos fuertes motores resonaron en el cielo.

Un Berg apareció entre los edificios... CRUEL... La máquina era enorme y mucho más avanzada que la que nosotros habíamos robado. El metal generaba luces que encandilaban la vista y quemaban la piel. Los gigantes motores emitían un molesto ruido que alteró a los pocos cranks que se encontraban por la calle, haciéndolos esconderse en los edificios.

- ¡Mierda! ¡Todos adentro ahora!- el chico gritó y todos entramos corriendo por aquella viejas escaleras, levantando el polvo con cada paso.

En el interior de la construcción no se veía nada, la oscuridad lo envolvía todo con su negro manto. Estaba frío y el olor a putrefacción inundaba el aire, era desagradable. Parecía como si hubiesen cadáveres enterrados desde hace siglos. El suelo estaba pegajoso, quizás por sangre reciente o incluso capas de carne y piel.

-Bien, las reglas son simples-empezó Max- necesito que todos porten un cuchillo y, además, todos estaremos unidos por una cuerda, esto es para no separarnos, si alguien desea irse por otro lado, puede hacerlo cortando su cuerda, si alguien muere, haremos una votación para ver si cortamos la cuerda o lo arrastramos con nosotros. Así nadie se puede quedar atrás y nadie se puede perder.

Sentí como alguien me pasaba una cuerda y me ordenaba atarla a alguna parte de mi cuerpo o ropa, la até a mi muñeca.

-¿Qué pasa si uno corta una cuerda que estaba conectada a la de alguien más? ¿Eso no haría que ese alguien se separe también del grupo?- pregunté al terminar de hacer el nudo.

-Eso no va a pasar, cada uno tiene una cuerda diferente, todas están atadas en el centro- respondió Karlos con orgullo.

-Cortas la cuerda y te mato ¿me escuchaste shank?- no podía ver a Newt, pero por su tono me estremecí de solo pensar en cómo me estaba mirando.

-Tú tampoco- espeté.

-Bien, dame la mano- ordenó pero no me moví ya que no veía nada- bien, bien, lo haré yo- sentí su mano encontrar la mía y entrelazar sus finos dedos con los míos.

-Es tu mano ¿verdad?- preguntó algo preocupado.

-¿Mi mano? Pero si tengo mis manos en los bolsillos- mentí fingiendo estar extrañado.

-Garlopo, claro que es tu mano, la reconocería en cualquier parte- no pude evitar reírme de su voz ofendida.

Sentí cómo el grupo comenzaba a avanzar y poco a poco mí vista comenzó a acostumbrarse a la oscuridad, distinguí chatarra y harapos en el suelo, y a mí izquierda vi una bajada en la que se veían unos rieles en los cuales descansaban cranks alrededor de pequeñas fogatas.

Dejé de prestar atención a los cranks cuando me distraje escuchando a Newt tararear una canción alegre.

-¿Qué cantas?- le pregunté interrumpiendo su tarareo.

-Ni idea, cuando estuve viviendo con Samantha escuché esta canción y se me quedó pegada- respondió con simpleza y volvió a cantar.

-¿Qué dice la letra?- incliné la cabeza con curiosidad. Me sorprendía que Newt estuviese cantando una canción, yo no recordaba ninguna y realmente me agradaba el ritmo de la canción que Newt tarareaba.

"Un lugar para los sobrevivientes"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora