Manera equivocada de conocerse

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Cuando la clase del profesor Steiner finalizo, Emma se dispuso a hacer bocetos en una hoja mientras los demás hacían lo suyo, hablaban o jugaban o cuchicheaban; como las chicas, por ejemplo.

De pronto, Emma sintió como una mirada clavada en su nuca, se volteo rápidamente y noto que un pálido chico de pelo castaño la miraba. Se sentía extraña, acosada. Ella lo miro distante e indiferente y acto seguido aquel joven se acerco a ella, saludándola.

—Una pregunta, ¿estoy mal o me estabas mirando acosadoramente?—pregunto la joven directamente. Él le respondió con una risita.

—Te estaba mirando.

—¿Por qué?— pregunto molesta.

—Porque me pareces un problema. Toda tú.

Emma parpadeó sin entender, algo asombrada y más molesta que nunca. Es que, ¿Cómo se atreve él a molestarla de tal forma?—. Perdóname, pero no me importa lo que pienses. Y, si crees que soy un problema, no te topes conmigo y listo. Por favor, — hizo ademan con su mano—, puedes irte.

—Si no te importara, no me hubieses preguntado, ¿no crees?— Emma suspiro, exasperada.

—Por favor, déjame en paz. No quieres que me tope contigo, enserio. Solo vete y deja las cosas como están sino...

— ¿Qué?— chasqueo la lengua, mirándola burlón. Ella lo miro desde su asiento, alzando sus ojos deseando desencajarle aquella mandíbula angulosa.

Ella sonrió hipócritamente y respondió— nada.

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Catch my breath.- Max Irons (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora