Me han lastimado lo suficiente

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—Señorita Roses, ¿puede responder la pregunta? ¿Quién fue Lorenzo Bernini?— le preguntó el profesor Pollux con un peculiar acento que ella consideraba extraño.

Emma hizo ademan con la mano dejando claro que la respuesta era bastante fácil— Fue un escultor y pintor italiano. Uno de los artistas más destacados del barroco.

—¡Muy bien! De treinta estudiantes universitarios, solo uno pudo responder a esto— su rostro decepcionado al decir esto. Emma solo asintió algo aburrida.

Sin embargo, el profesor Pollux apenas empezaba con la serie de preguntas, era más bien un ¿test? Digamos que era eso. Mientras el profesor preguntaba a los estudiantes a diestra y siniestra, Max miraba a Emma desde su lugar; en el fondo del salón. Ella aún no había notado que la observaban.

Pero de pronto Max ve un dedo apuntando hacia su rostro. El profesor lo miraba esperando una respuesta ante la pregunta que por cierto Max ni siquiera se molestó en escuchar.— Muy bien, Irons. ¿Cuándo nació el neoclasicismo?

Max lo mira de reojo, de pies a cabeza y lo ignora. Pollux aun esperando respuesta a la pregunta pero el joven ingles ni le echaba una mirada, sin embargo miraba a Emma y como ella se concentraba en lo que hacía en su cuaderno de espirales.

El reloj marco la hora y sonó un clac dando fin a la clase de ese momento. El profesor dejo ir a la mayoría de los alumnos... menos a Max.

Emma lo miro y se rió en su cara. Al salir al pasillo se encontró con Willa y Joshua.

—Hola— los saludo y les iba a decir algo sobre ir a Starbucks pero una mano firme tomo su hombro y la arrastro fuera de allí. Ella le gritaba a Max que la soltase pero este no cedía. Tardaron unos diez minutos caminando hasta llegar a un parque.

—¿! Pero qué te pasa ¡? No puedes arrastrar a la gente a donde se te dé la gana así como si nada— le grita, furiosa; Max solo se encoge de hombros y la tomó de los hombros. La miro de cerca e hizo una mueca, pero trato de ocultarlo.

—Preciosa, ¿quieres ser mi novia?

Max esperaba una bofetada o gritos por parte de Emma, sin embargo, ella soltó una estruendosa carcajada ante aquella proposición. Apenas podía respirar, Max la miraba con ojos abiertos algo sorprendido. Pasaron unos segundos hasta que Emma paro de reír.

Sus manos sobre su estómago y lágrimas en sus ojos, una sonrisa irónica y brillante en su rostro—, vaya, Irons. Esta vez sí que caíste bajo. Mira que pedir mi ayuda para conseguir a la chica, pero pedirme ser tu novia...

Hizo una mueca al escucharla—. Te aseguro que no es lo que piensas, Roses.

Ella sonrió con maldad—. Oh... claro que es lo que pienso, saukerl. Quieres darle celos a la pobre Willa—, hizo puchero imitando el rostro de su nueva amiga. Caminaba hacia Max y este dio un paso atrás, para su mala suerte un árbol lo había acorralado y no podía escapar. Su plan no estaba yendo como quería. Emma lo miro con seriedad y le dio palmadas en el hombro—. Hombre, no poder ayudarte con eso— se acercó aún más al rostro del inglés y pudo notar como este hacia una mueca y sudaba.

Esta nervioso. Así te quiero, saukerl.

Emma se alejó de pronto y dio una palmada—, muy bien, Irons. Hare como que nada de esto ocurrió.

— ¿Qué? Pero yo trataba de...— empezó.

— ¿Probarme?— ante esto el callo— escucha bien, Max. Soy la única persona que puede ayudarte en tu estúpido plan de 'loco enamorado'. Si no quieres estropearlo, como dije. Con mis condiciones.

—Ya llegue, Lucy— grito Emma al entrar a la casa.

—Bien, tienes visitas— grito en respuesta Lucy desde la isla de la cocina mientras preparaba la merienda.

Emma frunció el entrecejo, ¿Quién podría estar visitándola? Willa y Joshua no saben dónde vive...

Camino directo a su habitación y se encontró con una gran sorpresa— ¡Solo Emma!— saludó Rose al verla llegar.

Emma sonrió— chica rana. Que genial tenerte por aquí— le dio un cálido abrazo— pero... ¿Cómo sabes dónde vivo?

Rose sonrió y le dio un codazo suave—, soy lista. Eso es todo.

— ¿Me llamaste a la casa y Lucy te dijo la dirección, cierto?— la miro con ojos entrecerrados.

Rose se encogió de hombros—, bueno... algo así.

Emma rio y camino hacia su cama sentándose en esta—, bueno. Viniste a ser libre conmigo ¿no?

Rose asintió y le mostro una mochila negra—. ¿Noche de chicas?— Emma hizo una mueca y se encogió de hombros. Luego asintió como si no le interesara mucho el asunto, pero si quería una noche de chicas. Parte de ella extrañaba eso. Estar con alguien para hablar toda la noche y comer snacks y ver películas. Sus días habían sido tediosos debido a Max Irons, tenía mucho que pensar. Mucho que hacer.

Rose se sentó con ella la miro—, Cuéntame. ¿Qué ha pasado en tu vida llena de clichés?

Emma rió ante aquello—, no mucho. Solo que debo ayudar a un tonto saukerl hacerse novia de una chica que conozco—, y le contó como lo conoció, como al segundo de conocerse se odiaban mutuamente; como él le pidió ser su novia.

Rose abrió los ojos como platos— ¿enserio? El chico tiene agallas.

Emma se cruzó de brazos—, claro que tiene agallas. Para ser un idiota.

Su nueva amiga la miro y luego se puso de pie, pensativa— ¿y si todo esto es una treta, Emma? ¿y si él quiere...?

—¿Qué, Rose?— pregunto la chica, intrigada.

—¿Qué si su verdadero objetivo es llegar a ti?

Se miraron unos segundos que parecieron eternos. Luego la carcajada de Emma inundo toda la habitación—. Enserio, Chica rana. Pensé que estabas algo loca, pero llegaste al límite.

—Puede ser cierto que este loca. Pero nunca me equivoco cuando empiezo a hacer hipótesis sobre cualquier cosa.

— ¿Qué, ahora eres científica, vidente o algo así?— su risa continuaba— sabes que, mejor veamos una película.

Rose apenada por lo que había mencionado, asintió y se dispusieron a elegir una buena película entre el repertorio de Emma. Pero a la media hora habían caído rendidas por el cansancio.

Eran las dos de la mañana cuando Emma abrió los ojos y vio como la luz de la luna se infiltraba por la ventana de su habitación. Se sentó y dio un vistazo a su lado donde se encontraba Rose roncando, sonrió ante aquello y luego se puso de pie caminando hacia la ventana y saliendo al pequeño balcón mientras se sentaba en una mesita. Miró al cielo y las brillantes estrellas le respondían con destellos de luz.

¿Qué si es cierto? ¿Qué Max...? No, no puede ser. De todos modos, ni siquiera me cae bien. Solo me dispondré a ayudarlo y nada más. Sí, eso es. Tienes prohibido enamorarte de nuevo, Roses. Piénsalo, ya te han lastimado suficiente.

Y, su conciencia tenía razón. Ya había sido lastimada lo suficiente.

Catch my breath.- Max Irons (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora