Capítulo 10.

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Narra Valeria.

Hoy es mi quinto día como niñera en casa de Casilda. He de reconocer, que el primer día parecía un flan de lo nerviosa que estaba.

Jamás había cuidado a nadie antes, y menos a tres niños, sólo esperaba que esto saliese bien y sí, por el momento no me puedo quejar.

Al principio no paraba de preguntarme porqué había aceptado, si hay veces que no sé ni cuidarme de mí misma. Pero después de estar con ellos... Me di cuenta que no todo era tan malo.

Aunque creo que también influye que los tres niños sean buenísimos, adorables y puro amor.

Que sean así me pone las cosas mucho más fáciles.

Pero a mí, el que me ha robado por completo el corazón es Bruno, tiene dos años y es todo amor y un mimoso.

Estoy con Bruno en el sofá viendo los dibujos, antes de que se vayan a dormir, cuando Sofía entra en el salón.

Sofía: Valeria, mañana cuando nos levantemos, ¿podemos ir a la playa un rato? -me pregunta con voz dulce y yo me derrito, es adorable-

Ari: Claro que sí, ahora a dormir
-le digo con una sonrisa- Llama a tu hermana que os llevo a la cama.

Cojo a Bruno en brazos y acuesto a los tres en sus respectivas habitaciones. Les doy un beso a cada uno y bajo al salón.

Valeria: Por fin un poco de paz -digo a la nada-

El timbre de la puerta principal suena y yo me estoy empezando a acordar de toda la familia del que está llamando.

¿Quién será a estas horas?

Valeria: ¡Voy!

Abro la puerta y me encuentro a una rubia de ojos color miel, esperando.

Valeria: Hola... ¿Quién eres?

XX: Hola, soy Clara. Estoy buscando a Pablo, ¿está en casa?

¿Pablo? ¿Quién es Pablo? Sólo sé, que si vive aquí ni lo sabía.

Valeria: No, ahora mismo no está.

Clara: ¿Y sabes cuando va a volver?

Valeria: No, lo siento.

La chica me mira con cara de asco, como si pensase que la estoy ocultando información o algo parecido. Pero no, la realidad es que no sé quién es ese Pablo del que tanto me está hablando.

Clara: Está bien, cuando vuelva, ¿le puedes decir que he estado preguntando por él? Créeme que le alegrará saberlo -se da la vuelta y va, dejándome con la palabra en la boca-

Valeria: Se lo diré... -digo a la nada, ya que me ha dejado hablando sola-

Cierto la puerta, entro de nuevo en casa y me vuelvo a tumbar en el sofá.

Por favor, que nadie más me interrumpa la paz y la tranquilidad, pienso.

[...]

Noto como unas manos pequeñas se pasean por mi cara, despertándome. Lentamente, abro los ojos y veo a Elisa junto a Sofía mirándome.

El dolor de mi cuello me hace recordar que me quedé dormida en el sofá.

Genial, lo que estaba deseando. Un dolor de cuello increíble y estar al cuidado de tres niños. Qué ironía de la vida. Menos mal que hoy vuelve el tío de los niños, o al menos eso me dijo Casilda.

La Escalera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora