Capítulo 19.

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Narra Pablo.

Estoy dentro de la piscina, mientras que ella está sentada en el bordillo con las piernas metidas.

Estoy nadando hacia ella, cuando se levanta corriendo y entra dentro de casa sin decir palabra. Me quedo allí sin entender nada, hasta que minutos después aparece con Bruno en brazos. Él aún solloza y ella le calma.

Vale, ahora lo entiendo todo, pienso.

Pablo: ¿Me puedes explicar cómo lo has escuchado? -le pregunto riendo-

Y la verdad es que yo no lo he escuchado en ningún momento.

Ella ríe ante mi pregunta.

Valeria: No sé -se encoje de hombros- Sexto sentido, intuición femenina... No sé, llámalo como quieras -ríe-

Se sienta en el césped con Bruno en brazos y empieza a jugar con él.

Pablo: Serías una buena madre -le digo con toda la sinceridad del mundo al ver la escena que estoy presenciando de ella, mientras me pongo a su lado-

A ella parece no haberle gustado lo que acabo de decir porque la sonrisa de su rostro desaparece.

Valeria: Dudo mucho eso... Soy un desatre, casi no puedo hacerme cargo ni de mí misma, imagínate de un ser tan pequeño y tan inocente como un niño... -noto tristeza en su voz-

Pablo: Yo no creo que seas un desastre, eres muy capaz -le sonrío- Y sino, mírate te has hecho cargo de tres niños -ríe levemente-

Valeria: Sí, bueno... Has estado tú para ayudarme.

Pablo: No te quites mérito, Valeria. Yo he llegado hace solo unos días.

Valeria: Y si eso fuera así... ¿Quién querría formar una familia conmigo? ¿Acaso me has visto?

Cojo su cara entre mis manos y levanto su mirada, ya que no me ha mirado en todo momento.

Pablo: Claro que te he visto, y me encanta lo que veo -sonríe levemente- Y que sepas que miles de hombres matarían por estar contigo y formar una familia, créeme.

Yo entre ellos.

Valeria: Muchas gracias por lo ánimos, Pablo. Pero sé que eso jamás pasará. Estoy destinada a ser esto siempre y a no encontrar a nadie nunca. Además, no quiero que a mis hijos en un futuro, si es que los tengo, les falte su padre como me faltó a mí mi madre.

Su mirada es triste, sé que aún le duele todo lo que tuvo que pasar. Y la entiendo, algo así no es algo que se olvide.

Valeria: Y si a eso le sumas lo mal que me han salido las últimas "relaciones"... -lo entre comilla con sus dedos y deja la frase en el aire-

Deja a Bruno en el césped con su mantita, donde él juega, y se levanta para volver al bordillo donde estaba antes.

Vuelvo al agua, sin quitarle un ojo de encima al pequeño. Ambos le observamos atentamente.

Me acerco a ella con las intenciones claras.

Valeria: Pablo... -suspira al sentir mis manos por sus muslos, hasta llegar a su culo- Las niñas están aquí... -cierra los ojos-

Pablo: Han entrado un momento a la cocina -paso una de mis manos por su mejilla-

Mis caricias no cesan, meto mis manos por debajo de su cuerpo y cae conmigo al agua.

La Escalera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora