Capítulo 27.

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Narra Pablo.

Llevamos aquí en Ibiza una semana y mi cabeza sigue en Málaga, con ella.

Sé que no podemos estar lejos el uno de otro. Nuestros cuerpos lo demuestran cada vez que se funden en uno. Nuestras miradas nos lo dicen cada vez se cruzan. Nuestras manos ya no pueden ser mudas.

Pero, aún así nos herimos los dos.

El ser humano es ese ser incapaz de hacer las cosas sin complicarse al máximo.

Manuel: ¡Pablo, hermano! ¿Qué pasa que estás en otro planeta?

Pablo: No, nada... Pensaba -miento-

Manuel: Mira, tienes ahí a Clara que te está comiendo con la mirada y tú aquí sin hacerla caso -ríe y me da una palmadita en el hombro-

Ella vino ayer, y desde entonces no ha parado de tirarme indirectas para que acabemos como siempre, enredados entre sábanas.

La verdad es que no tengo ganas de estar con ella, tenerla cerca significa acostarnos, porque ella es así, y no quiero cometer la misma gilipollez de la última vez. Me acosté con ella pensando únicamente en Valeria. Hoy sólo puedo acordarme de ella.

Pablo: No quiero estar cerca de ella... Tanto tú, como yo, sabemos lo que eso significa.

Manuel: Sí, ya sé como acabáis... -una sonrisa pícara se dibuja en su cara- Pero es que no quieres tenerla cerca ni hoy, ni ayer... ¿Qué te pasa?

¿Qué hago? ¿Le digo que me he enamorado como un adolescente y que sólo nos estamos haciendo daño? ¿O le miento?

Pablo: Hay alguien más... -me rasco la nuca, nervioso-

Manuel: Sabía yo... -lo miro confundido- No me mires así, que lo sé porque desde que os conocéis, jamás le has dicho que no.

Pablo: Eso es cierto. Pero, desde que conozco a Valeria no he hecho más que cagarla con ella y no quiero más tonterías entre nosotros -sonríe- Así que en cuanto volvamos de Ibiza, pienso hablar con ella. La quiero, Manuel.

Mi amigo me abraza fuertemente.

Manuel: Así que Valeria es el nombre de la mujer que te trae así, eh... -ríe y acaba contagiándome- Veo que tus sentimientos van en serio, tío -asiento sonriente-

Pablo: Muy en serio -reitero- Y desde que nos conocemos, lo único que hemos hecho ha sido dar rodeos y no dejarnos las cosas claras, sólo hemos jugado el uno con el otro. Pero, quiero dejar todo eso atrás.

Manuel: Pues si lo tienes todo tan claro, para alante -me anima- No desaproveches eso.

Pablo: No lo haré.

O intentaré no hacerlo.

[...]

Una semana después.

Narra Valeria.

Desde que se fue Pablo sólo he pensado en él, en lo que hicimos el último día. Y de eso han pasado ya dos semanas.

Por más que lo intento, no logro entender su cambio de comportamiento tan repentino. Ha pasado de querer tenerme a su lado, a no querer contacto físico. La otra noche, evitaba que lo tocase.

Mel: ¡Val! -me saca de mi ensimismamiento-

Valeria: Perdón, estaba pensando -me excuso-

Mel: En Pablo -sentencia-

Valeria: ¡No! Él está más que superado, estaba pensando en... -me corta-

Mel: De verdad, Valeria -se sienta a mi lado- A mí no hace falta que me mientas, soy tu mejor amiga y te conozco mejor que nadie -sonrío, es la verdad-

Valeria: ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? -suspiro-

Ella ríe levemente y pone su mano en mi rodilla.

Mel: Vosotros lo hacéis difícil. Los dos os queréis, no podéis estar lejos el uno del otro... Creo que va siendo hora de que os sinceréis, ¿no crees?

Me quedo unos segundos en silencio. Tiene razón, va siendo hora de dejar todo atrás.

Yo intenté alejarlo cien veces de mí, y las cien fallé. No puedo tenerlo más tiempo lejos. Lo quiero y lo necesito.

Valeria: Tienes razón... -sonríe-

Mel: Y ahora nos vamos a coger este vuelo a Menorca, vamos a disfrutar de una semana de chicas. Solas, tú y yo. Y cuando volvamos, hablas con él, ¿sí?

Asiento convencida de todo lo que voy a hacer.

Unos minutos después, llaman a nuestro vuelo.

Me voy a levantar, pero un leve mareo hace que me tenga que agarrar al brazo de Mel.

Mel: ¡Valeria! -exclama preocupada, mientras sujeta mi mano- Ven, siéntate de nuevo.

Valeria: No, no -insisto- Ha sido solo un pequeño mareo, a penas he desayunado esta mañana -le miento, sí que he desayunado- Será porque me he levantado muy rápido... No sé.

Ella me mira poco convencida.

En realidad no sé porqué me acaba de pasar esto.

Mel: Está bien... Vamos.

Seguimos nuestro camino hasta el avión.

Una vez que embarcamos, nos sentamos en nuestros asientos y yo intento relajarme para no pensar en nada. Pero, es inutil.

[...]

La llegada a Menorca no ha ido mejor que el despegue. Las ganas de vomitar se hacen cada vez más presentes.

Valeria: Mel, ¿puedes recoger tú las maletas? Por favor. Necesito ir al baño.

Mel: Sí, claro. ¿Estás bien?

Valeria: Estoy un poco revuelta, nada más... Espérame allí, no tardo nada.

Llego y lo primero que hago es entrar en uno de los baños y vomitar todo lo que tenía.

Una vez que salgo, me lavo los dientes con el cepillo que siempre llevo en el bolso y salgo a buscar a Mel.

Mel: Valeria -dice cuando me ve llegar- ¿Estás mejor?

Valeria: Sí, creo que ha sido el vuelo lo que me tiene así. No te preocupes -le sonrío-

Mel: Bien, pues vámonos -cojo mi maleta- Cogeremos un taxi hasta el hotel.

Valeria: Perfecto.

Caminamos hasta la salida.

En realidad creo que esto que me está pasando es por todo lo de Pablo. El saber que hablaré con él a la vuelta de este viaje, todo lo que me está pasando con él...

He de decir que no me gusta nada que esto afecte tanto a mi salud. Solo quiero que esto pase rápido, cada vez necesito más hablar con él y dejarlo todo claro.

Pero antes que todo eso ocurra, voy a disfrutar este viaje con mi mejor amiga. Que después de un mes sin verla, nos lo merecemos.

Nota de autor.

¡Familiaaaaaa!

¡Feliz Navidad a todos!

Espero que lo hayáis pasado genial con los vuestros. Os quiero 💙🎉

La Escalera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora