Capítulo 35.

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Narra Pablo.

Ayer llegué a mi casa después de haber estado de viaje. Pero, en toda la semana que he estado fuera no he dejado de pensar, ni un solo minuto, en lo que me dijo Valeria.

Es que aún no me puedo creer que ella esté intentado hacerme cargo de un hijo que no es mío.

Nunca pensé que sería capaz de hacerme algo así. Pensé que era la mujer de mi vida, que podía hacerla cambiar de opinión acerca del amor. Pero, no.

Vamos, Pablo... ¿Y si ese bebé es tuyo y tú estás aquí sin hacer nada?

Mi subconsciente me vuelve a ganar por goleada porque sí, hay veces que creo que es verdad. Pero, después me viene a la mente la imagen de ella bailando en la barra con aquel tipo metiendo billetes en su tanga y se me desmonta todo... O pienso en ese hombre que salió de su casa cuando fui a hablar con ella, a decirla todo lo que sentía y que jamás le dije... Sí, ella me dijo que era su hermano, pero... ¿Y si no es verdad y sólo es otro de los muchos hombres que han pasado por su cama? Sinceramente, ahora mismo no sé que pensar, todo es un caos.

En todo este desorden que es mi mente ahora, uno de los recuerdos más bonitos con ella se viene a mi memoria.

Flashback.

Llego del gimnasio después de haber estado varias horas.

Entro y no veo a nadie en casa, hasta que escucho las risas de los niños y de Valeria que provienen de la cocina.

Me asomo desde el marco de la puerta y mis ojos no pueden ver nada más bonito que esto. Ella está con todos los niños haciendo galletas.

Valeria tiene toda la cara llena de harina y los niños igual que ella.

Pablo: ¿Aquí ha habido una guerra o qué pasa? -pregunto riendo-

Entro y la abrazo desde atrás.

Pablo: Me encantas así toda llena de harina... -le susurro en su oreja y ella sonríe-

Verla aquí y así con mis sobrinos hace que me imagine una familia con ella. Sería una gran madre, lo .

Sofía: ¡Tito! -tira de mí para que vaya a su lado- Estamos haciendo unas galletas que Valeria nos ha enseñado.

Río por su entusiasmo.

Pablo: Pero qué buena pinta tiene eso, ¿no? -le digo cogiendo a Bruno en brazos-

Elisa: Pues ya verás cuando estén acabadas, ¿a quéValeria?

Valeria: Totalmente de acuerdo contigo -ríe- Bueno, niñas ¿por qué no vais a jugar mientras que yo recojo todo este desastre? Cuando estén listas prometo que os aviso para que las decoremos todos juntos.

La Escalera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora