Narra Valeria.
Entro del jardín a la cocina a por un vaso de agua cuando les veo bajar muy juntos de la habitación de Pablo.
Los niñas están en la piscina, mientras que Bruno está en su mantita de juegos en el césped, más retirado de la piscina. No le quito ojo de encima, aún es muy pequeño y me da miedo que se caiga al agua.
Escucho la puerta de la calle cerrarse, vale, la nueva conquista de Pablo se ha ido y por un momento pienso que él se ha ido con ella. Pero no, todas mis suposiciones se ven desvanecidas cuando su brazo roza el mío en la encimera.
Estoy a su lado, pero no nos miramos. Me doy la vuelta para irme, pero su brazo me envuelve la cintura.
Valeria: ¿No te cansas, Pablo?
Ahora mismo tengo una mezcla entre frustración porque parece no entender las cosas, y rabia porque hace dos minutos estaba con la rubia esa en su cama y ahora está aquí conmigo.
Pablo: ¿De ti? Nunca -contesta divertido-
Quiebra mi paciencia, lo juro.
Suspiro cansada e intento marcharme.
Valeria: Pablo, tengo que salir, los niños están solos fuera.
Yo intento evitarlo siempre que puedo, pero es que realmente me es imposible.
Vuelve a detenerme y me cabrea.
Valeria: Pablo, de verdad que estoy cansada de todo esto ya, estoy cansada de que juegues conmigo solo por el hecho de que me gano la vida de la forma en que lo hago. ¿Te crees que puedes jugar conmigo cómo quieras? Pues no. Desde que has llegado a mi vida sólo me has regalado los oídos con palabras bonitas y solo me has causado quebraderos de cabeza y no -hago una pausa- No quiero eso.
¡Boom! Necesitaba soltarlo, yo no puedo seguir así. Vale, una cosa es que sea stripper, pero otra muy diferente es que juegue conmigo como le dé la gana.
Después de la última vez que jugaron así, me juré a mí misma que no volverían a hacerlo.
Esa fue, entre otras, una de las razones por las que ahora me gano la vida de esta forma.
Y puedo prometer que hasta el mismísimo día que el señorito Alborán llegó a mi vida, estaba consiguiendo lo que años atrás me había jurado, que no me volvieran a herir. Pero ahí llegó él para desvanecerme todos mis planes y desmoronarme toda mi vida.
Pero no, no estoy dispuesta a volver a sufrir, y menos por alguien que puede tener a la mujer que quiera en un abrir y cerrar de ojos, y que sólo quiere divertirse conmigo.
Narra Pablo.
Pablo: Valeria... -le digo dulcemente- Yo no te regalo los oídos con palabras bonitas, es lo que siento. Y sí, sé que estás herida, pero déjame estar a tu lado para demostrarte que estás confundida conmigo, no soy como tú crees. Valeria, tú me gustas y mucho.
Todo lo que le acabo de decir es la verdad, no le estoy mintiendo.
Valeria: No, porque si fueses como tú dices ser, no te hubieras tirado a tu amiguita la rubia hoy, mientras estábamos los niños y yo en casa.
Puedo notar la rabia en su voz. ¿Acaso está celosa? Sí, sí que lo está, lo noto.
Opto por no contestar a eso último que ha dicho porque sé que si contesto acabaremos discutiendo como siempre hacemos.
Valeria: Mira, Pablo... -suspira y su tono suena cansado- Sé perfectamente lo que soy y créeme si te digo que no eres el primero con el que me está pasando esto. Todos me prometéis el cielo y las estrellas para tenerme en vuestra cama y después, unos estáis casados, otros os cansáis de mí... En fin, no soy nada.
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La Escalera.
FanfictionValeria, una stripper de un bar de carretera. Con un físico increíble y un cuerpo espectacular. Su carácter difícil, es fuerte y no se deja manejar por nadie, pero a su vez tiene una parte vulnerable. Tiene miedo a sufrir por amor, por eso forma una...