La Escalera.

Capítulo 34.

Narra Valeria.

Ya tengo todo organizado para volver a Madrid.

Le he devuelto las llaves a Mel del piso donde vivía, ya que es suyo. Ella me lo alquiló cuando se fue de Málaga.

Cuando le dije que me volvía a Madrid se puso más con feliz, no se quiere perder ni un minuto del desarrollo de mi bebé y la noticia de mi vuelta para ella ha sido como aire fresco. Igual que para mí, ya necesitaba tenerla cerca todos los días.

En el trabajo todo está en orden, también. Ayer fui y le conté a Jairo, el dueño del bar, lo de mi embarazo y mi marcha de la ciudad. No se lo tomó mal, todo lo contrario me dijo que si alguna vez volvía a Málaga de nuevo, que contara con él.

Tengo todo empaquetado y metido en el camión que he contratado para que me lo lleve a Madrid.

De momento me quedaré en casa con mi hermano. No sé cómo reaccionará mi padre cuando se entere de la noticia, así que creo que quedarme con Marc es la mejor opción.

Marc: ¿Ya está todo? -me pregunta por enésima vez-

Valeria: ¿Volverás a preguntar? -le digo riendo- Por Dios, Marc.

Marc: Está bien... Perdona -ríe y abre la puerta para salir- Recuerda que mañana salimos pronto.

Valeria: Tranquilo que estaré lista.

Marc: Hasta mañana, te quiero -me da un beso en la frente-

Valeria: Yo también.

Cierro la puerta y me siento en el sofá. Cojo mi móvil y lo miro una vez más. Sé que Pablo no llamará, no lo ha hecho en una semana y mucho menos lo va a hacer ahora.

Reviso todo una última vez y sí, está todo listo para irme.

Teniendo lo de la casa y el trabajo resueltos... Ya sólo queda una cosa. Y eso lo voy a resolver ya mismo.

[...]

Cuento hasta diez antes de llamar al timbre y respiro profundamente.

Calma, Valeria. Esto no será tan complicado.

Sí que será complicado porque ni siquiera sé cómo empezar.

Cuando por fin soy capaz de llamar, Casilda me abre a los pocos segundos.

Casilda: ¡Valeria! -dice alegremente-

Valeria: Hola, Casilda -sonrío-

Casilda: Pero, pasa -se quita de la puerta y paso- Pablo no está, volverá en unos días, pero... -le corto-

Valeria: No, no vengo por él.

Ahora mismo no sé cómo me sentiría al ver a Pablo, sinceramente.

Cómo tampoco sé cómo va a reaccionar ella cuando le diga el porqué de mi visita.

Casilda: Bueno, entonces tú dirás -me dice sonriente-

Nos sentamos en el sofá.

Casilda: Perdona, Valeria no te he ofrecido nada de tomar -se disculpa-

Valeria: Tranquila, estoy bien -sonrío-

Sí, estoy bien salvo por el gilipollas de tu hermano.

Valeria: He venido aquí porque creo que debes saber algo, es lo más justo.

Casilda: Créeme que me estás asustando con tanta intriga -ríe-