Capitulo XXXV

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Narra Juan.

Tenía la cabeza entre mis manos, esperando que dijeran como sigue papá. Lo iban a operar, tenia un tumor en el pecho e iban a intentar sacárselo.

Trataba de no mirar a mi lado. José estaba abrazado a ella, y para no alejarlo y romperle los huesos, preferí no mirar. Manuela y Mamá habían ido a buscar algo para tomar, mientras mi tía hablaba por teléfono.

- No se que le pasó... -Murmuró- Le dolía el pecho y cayó al suelo.

- Seguro fue lo que dijeron. Tu tienes que estar tranquila Ari, todo pasará.

Un médico salió y se quedó parado delante de nosotros.

- ¿Familiares de Luis Londoño?

Me levante de la silla.

- Si...

El médico suspiró y bajo su vista.

- Hicimos lo que pudimos... La operación se complicó y... No ha resistido. Lo siento mucho.

Trague duro. Mi mundo se detuvo con solo escuchar eso. Las piernas me fallaron y caí al suelo de rodillas. Esto no era cierto, es una pesadilla.

- No... Papá no...

Tapé mi rostro con mis manos y empecé a llorar descontrolado. Esto no podía ser cierto. Papá no esta muerto.

- ¿Que pasó?

Escuche a Manuela. Mi tía se agachó al lado mío y me abrazó.

- Se fue tía...

Murmuré apenas. Escuche los gritos de mamá y como José la frenaba.

- ¡Luis no!

Me levanté y corrí a abrazar a mi mamá.

No podía creerlo. Perdí a una de las personas mas importantes de mi vida.

(...)

- Juan... Vamos.

Voltee a ver a Jose.

- Lleva a mamá y a Manu. Yo me quedaré un rato mas.

Suspiró.

- ¿No viste a Aria?

Voltee a verlo furioso.

- Me aleje de ella, deje de verla y todo por tu culpa. Si la quieres tanto, buscala. Yo no tengo porqué meterme en nada.

Asintió sonriendo.

- Adiós.

No dije nada y voltee de nuevo. Pase la mano por la lápida de papá y suspire. Me quede en silencio, recordando cada cosa que hicimos juntos. Cuando me enseñó a manejar, cuando aprendí a andar en bicicleta, cuando fuimos de viaje y al volver mamá casi nos mata... Cuando conocí a Aria.

Pensar que si no fuese por papá, yo jamas hubiera conocido a esa chica. La chica que me robó las noches.

- ¿Como estás?

Voltee. Le reste importancia y seguí como antes.

- Pensé que estabas con mi hermanito.

Gruñi. No quería saber nada de ella y fue la primera en aparecer.

- No... ¿Para qué? Si es un idiota.

Se agacho al lado mio sonriendo.

- Creo que... Te deje en claro lo que quería.

Me levante. Ella imitó mi acción.

- Solo... Estoy aquí porqué se que es un momento difícil y quería acompañarte así como hiciste conmigo.

Suspire. Esto iba a doler.

- Escuchame Aria. -Me acerqué- Te agradezco todo esto y que estés aquí, pero tenemos que estar le-jos. -Remarqué-. Es lo mejor para los dos.

- ¿Por qué? -Casi grita- ¿Por qué tengo que alejarme de ti? Me pediste que sea tu novia y al día siguiente me pides que me aleje. ¿Que quieres lograr? No te entiendo.

- Salvarte -Murmuré- Por favor, alejate.

Baje mi mirada.

- ¿De que me quieres salvar?

José llego al lado mio de nuevo.

- Ay hermosa Aria, te estaba buscando -Sonrió- ¿Quieres ir ya?

Me miró.

- José, avisale a mamá que yo ire a mi casa. Necesito descansar antes de mi viaje.

La cara de Aria cambió.

- Bien.

- ¿Te vas?

Preguntó. No respondí y me fui.

No podía verla así. No podía quedarme delante de ella. Tenia que dejarla.

Tenia que olvidarla.

La Princesa de mis sueños. (Maluma).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora