Narra Aria.
Terminé de vestirme y salí de la habitación. Escuchaba gritos de mujer. Mas exactos, Larissa.
- ¿Por qué te fuiste? ¡Explicame!
- Porque no quise casarme contigo. Nada es igual Larissa, nada. Ya no siento amor por ti, ya no te quiero.
- ¡Quede como una estúpida delante de todos por tu culpa! ¿Tan difícil era decirme que no me querías mas?
- Me di cuenta tarde que ya no te quería.
Baje las escaleras un poco mas y miré hacia el living. Ella estaba de brazos cruzados y Juan solamente la miraba.
- Te arrepentirás de esto.
Agarró su bolso y se fue. Terminé de bajar y fui a él.
- Imagino que habrás escuchado todo.
Lo abracé.
- Sólo un poco. Lo suficiente para entender lo que pasó.
Suspiró.
- Me arrepiento de haberte dejado por ella... Cometí un error asqueroso.
Reí, levantando la vista para encontrarme con la suya.
- ¿Me ayudas a terminar con el desayuno? Lo que estuvo esta mujer no pude terminar.
- Si... Vamos.
Empezamos a caminar abrazados.
- Ahora podre bajar mi calentura.
Susurró en mi oído.
- No te ayudo una mierda.
Me di la vuelta para irme, pero me sostuvo y rió.
- Solo bromeo mi amor. Vamos.
(...)
- Ya me tengo que ir... Papá debe estar preocupado.
Me levanté del sofá, y Juan detrás de mi.
- Te llevo... Es tarde y no hay mucha gente en la calle. No quiero que te pase nada.
Sonreí, agarrando mi celular.
- En casa te devuelvo tu buzo.
Otra vez, tenia frío y Juan me dio un buzo gigante.
- No, dejalo. Tengo tres iguales a ese y miles de buzos distintos. -Rió- Te lo regalo, así no te olvidas de mi.
Lo abracé y le di un corto beso.
- ¿Sabes...? -Sonrió- Ese mismo buzo te di la vez que nos encontramos en el parque...
- Si, supuse que era el mismo por la manchita.
En el puño del buzo rojo, tenia una mancha violeta, pequeña y en forma de rombo.
- Eso fue defecto de fábrica, los otros no tienen la manchita... Bueno, vamos...
Agarró mi mano y fuimos hasta el coche.
Apenas llegar, bajamos los dos del auto.
- ¿Vienes conmigo?
- ¿Le vas a decir a tu papá?
Hice una mueca.
- No lo se...
- A mi no me molesta que le digas. Haz lo que sea correcto. En Algún momento lo deberá saber.
Besó mi cabeza.
- Vamos... Le diré ahora.
Agarré su mano y fuimos a casa.
- ¡Aria! ¡Mi Reina hermosa! Estaba asustado
Papá me abrazó.
- Estoy bien... Estuve Con Juan.
Se separó de mi y sonrió. Saludó a Juan, fuimos al living y encontré a Mariana. Juan de puso pálido, ella solo sonrió.
- Mariana...
Me senté en el sofá, al lado de Juan.
- Aria... Juan Luis...
Miró a papá, quien también se había sentado con nosotros.
- Pa... Debo decirte algo... Importante.
- Claro, dime.
Mire a Juan, quien sonrió y acarició mi mano.
- Juan... Y yo somos... Novios.
Baje la vista avergonzada y con ganas de reírme de la cara de Mariana. Era un poema. Ideal para sacarle fotos y ponerla en cuadros.
- Oh... -Murmuró papá- Que lindo -Nos sonrió- Sólo, te advertiré una cosa.
- Ya se. Donde la lastime, la haga llorar o lo que sea, voy a sufrir mucho. Aunque tranquilo, no pasará.
Papá rió.
- No era eso... Bueno, en parte si, te lo iba a decir... Sólo cuidense -Sonrió maliciosamente- Me encantaría ser abuelo, pero no todavía.
- Ay papá...
Mis mejillas ardieron...
- Eso no faltará.
- Los felicito -Murmuró Mariana- Sean felices...
Asentí y sonreí forzadamente.
- Bueno... Hija, quería decirte que Mariana será coronada este fin de semana.
Asentí.
- ¿Será Reina?
- Y... Por ende debería serlo pero no me retire así que no. Princesa primera.
- Momento... Yo soy primera.
- Pero yo soy mayor -Sonrió y se acercó- Así que mi Rango es más alto que el tuyo... Ah, y tengo una habitación mas grande que la tuya con muchas mas cosas.
Rodé los ojos, mirando a mi papá.
- Le dejo mi legado, ya no seré mas princesa. Siquiera me interesa eso. Y además, no soporto que una zorra cualquiera aparezca de la nada y quiera robarme todo. Así que yo le dejo lo que quiera, ya no me importa.
Di media vuelta y me fui rapidamente a mi cuarto.
**
¿Sigo?
ESTÁS LEYENDO
La Princesa de mis sueños. (Maluma).
FanfictionNovela Pausada. * Hace bastante tiempo sueño con una chica, Muy linda y dulce. No me dice su nombre, a penas me habla, pero cada día despierto pensándola y queriendo tenerla en brazos.