Capítulo XLIV

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Narra Juan

Abrí los ojos y pegue un salto, cayendo al suelo.

- ¿Aria?

Me levante y fui a caminar por la casa en su búsqueda. Nada. Ni su ropa, ni ella. No recuerdo que pasó.

Me mire en el Espejo. La cabeza herida y con dolores punzantes. Me saqué un pedazo de vidrio. ¿Que demonios ha pasado?
Los brazos llenos de moretones y pequeños agujeros... Ay no...

Agarré mis cosas y salí corriendo al auto. Algo hice y Aria se fue.

Apenas llegar a casa, me saqué los restos de vidrio se la Cabeza, me curé con alcohol y me duché.

Ya cambiado, fui al Reino. Enseguida me abrió Aria, con un ojo mas chico que el otro.

- Ari...

- No te acerques.

Dio dos pasos atrás. Me di cuenta que su ojo izquierdo estaba morado.

- Aria... Bonita...

- No me vuelvas a tocar jamás. Ya te lo dije ayer.

- No... No lo recuerdo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas. No quiero imaginar que su ojo morado es por mi culpa.

- Será por la botella que te partí en la cabeza. Bien merecido lo tenías.

- ¿Que te hice?

Rió amargamente. Sacó su capucha y me mostró mejor su ojo. Estaba mas morado que lo que se veía.

- Esto -Señaló su ojo- Me golpeaste. Me insultaste, me usaste... La verdad, me ilusione demasiado.

Sus ojos empezaron a brotar lágrimas.

- Perdoname...

- No Juan Luis, me lastimaste, me levantaste la mano -Gritó llorando mas fuerte- Ya conseguiste lo que querías, ya me lo dijiste... No puedo seguir viéndote.

Cerro la puerta. Trague duro y me pegué a esta.

- Mi amor... Perdoname. No... No estaba consiente de lo que hacia...

Empecé a llorar.

- Yo no soy así como me habrás visto ayer. Yo... Lo siento... En verdad no quise hacerte daño. -Solloce- Lo peor que pude hacer fue dañar a la persona que mas amo en este mundo... Perdón.

Me agache y Apoyé mis manos en mi rostro.

- Si... Si no quieres perdonarme yo... Yo te entiendo...

Me levanté.

- Quiero que sepas que te amo, y que esperaré por ti el tiempo que sea necesario. Adiós...

Quizás esté como un idiota hablándole a la nada, a una simple puerta, pero lo tenia que hacer.

Manejaba a alta velocidad. La verdad no se a que velocidad, pero iba bastante rápido a lo que debería. No quería saber mas nada, quería morirme.

Yo lo único que recuerdo fue que Lali me entregó un paquete con cigarrillos, no recuerdo más nada.

Esa mujer tocó mi punto débil. Sabe que fui adicto y me incita a seguir drogandome y cambiar mi personalidad. Es una víbora, y se que no fue ella sola. Hay alguien detrás de todo esto.

De repente, todo se volvió oscuro.

Narra Aria.

- Quiero que sepas que te amo, y que esperaré por ti lo que sea necesario... Adiós.

Me levanté del suelo y abrí la puerta despacio. Él ya se había ido.

Fui a no habitación a curar mi ojo. Estaba mal, demasiado diría yo.
Mientras me pasaba el algodón con Alcohol por el ojo, recibí un llamado. Atendí, era Manuela.

- ¿Aria?

- Si Manu... ¿Paso algo?

Escuche un sollozo de su parte.

- ¿Podrias... Venir al hospital?

- ¿Que pasó?

- Juan.. Tuvo un... Accidente... Ven por favor.

Tire el algodón que sostenía.

- Ya... Ya voy.

Corté el llamado y me levanté despacio. Tomé las cosas y bajé casi corriendo, todavía en shock.

- Hija...

Abracé a papá y rompí a llorar

- Juan...

- ¿Te amenazó? ¿Te golpeó otra vez?

Negué separándome de él.

- Tuvo un accidente. Me voy al hospital.

- Voy contigo Hija.

Ambos salimos y subimos al coche.

Apenas llegue al hospital, fui corriendo y abracé a Marlli.

- Ya mi niña... Él esta bien.

- Fue mi culpa -Solloce- Fue todo mi culpa...

- No lo fue Pequeña... No ha sido todo culpa, sino que un idiota cruzó mal y chocó su auto. Todo estará bien.

Estuve un rato abrazada a Marlli, hasta que salió un médico en mi búsqueda. Caminamos hasta una habitación.

- El señor Juan Luis está murmurando su nombre, entre, parece que quiere verla.

Sonrió y se retiró. Abrí la puerta con la mirada baja y cerré esta. Apenas levante ni vista lo vi.

Lleno de cortes, moretones, cables, tubos, una máscara de oxígeno y aparatos a su lado.

Quería romper a llorar, pero me acerque a él. Se sacó la máscara que tenia y me sonrió débil.

- Mi amor...

Apenas murmuró. Le di un beso.

- Shh... Te hace mal.

Quise colocarle la mascara de nuevo, corrió su rostro.

- Perdoname... Soy un imbécil...

Susurró débil.

- No tienes que pedir que te perdone, tu tienes que perdonarme a mi, esto que pasó fue mi culpa.

Negó con la cabeza, mientras una lágrima caía por su mejilla.

- Yo Era un adicto... Al drogarme mi personalidad cambia, trato mal a todo el mundo, golpeo, hasta me intenté matar yo, estando drogado. -Sostuvo mi mano- Perdoname por lo que te hice, y por lo que te habre dicho...

Besé su mano y le sonreí.

- Ya está.

Sonrió débil y apretó mi mano.

- Yo... No puedo irme sin antes tener tu perdón... Ahora sé... Que si me puedo ir tranquilo y en paz.

Colocó la máscara de oxigeno en su rostro de nuevo.
Mi voz se quebró. Tenia un nudo en la garganta y miles de lágrimas en mi mejilla.

- No Juan... No vas a morirte.

Asintió con la cabeza.

- Ya no tengo mas tiempo Bonita... Sólo... Recuerda que te amo, y seguiré amándote.

Cerró sus ojos.

La maquina dejo de emitir sonidos.

Juan... Se fue.

La Princesa de mis sueños. (Maluma).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora