My destined ||Suga Y Tu||

Sesenta y cinco

¡Advertencia! 🌚👌👈

YoonGi Pov.

En cuanto entramos a mi habitación y cerré la puerta nuestros labios se encontraron nuevamente, fue un beso lleno de deseo y desesperación, algo que había esperado desde hace mucho tiempo durante los últimos tres años.

Mis manos acariciaron levemente sus piernas antes de levantarla en mis brazos y acostarla con cuidado sobre mi cama, mis besos empezaron a bajar hasta su cuello, marcando aquélla piel blanquecina al mismo tiempo que una de mis manos se adentraba en su blusa. 

En el momento que intentó quitar mi camisa terminó por romperla, algo a lo que no le di mucha importancia realmente, pero ella comenzó a reír mientras me golpeába.

Recordatorio, no dejar que _____ vuelva a beber.

— Estás borracha..

— YoonGi, mejor cállate.— habló, dirigiendo su dedo índice en mis labios, negando.—

— Estoy completamente consiente, tómalo o déjalo.

—..Lo siento, estoy en mi límite, no puedo echarme atrás ahora.— hablé, y ella sonrió, volviendo a unir nuestros labios mientras me ayudaba a deshacerme​ de aquél molesto pedazo de tela.

Nuestros besos se volvieron más calientes, podía sentir la guerra entre nuestras lenguas y una de mis manos se deslizó con rapidez hasta su muslo, subiendo su falda y acariciando por encima de su ropa interior, ella era realmente sensible, podía notar como la erección en mis pantalones crecía cada vez más al escucharle gemir mi nombre, al mismo tiempo que sus manos subieron hacia mis hombros.— Sólo hazlo de una vez.— gimoteó.

— No te he preparado aún _____, y — Cállate y hazlo.— me interrumpió, una sonrisa se formó en mis labios y decidí ya no hacerle esperar más.

Lo poco que quedaba de ropa desaparecío con rapidez, y sin dudarlo dos veces me posicioné entre sus piernas. Mi miembro rozó su entrada, y disfrutaba de ver sus expresiones ante tal acción, pero fue hasta que tomó una almohada y me la tiró en la cara, ella parecía molesta.

Fruncí el ceño.

Tomé sus caderas y entré en ella sin tener mucho cuidado, sus uñas se clavaron en mi espalda rápidamente.

— Eres tan jodidamente apretada..— susurré, y la habitación se había inundado de gemidos en ese mismo momento, comenzando a embestirla cada vez con más rapidez.

Otra vez, misma cuidad, misma casa, misma habitación, misma cama.

Estaba realmente agradecido de que ese mismo día todos decidieron visitar a los padres de Aeri, no había completamente nadie en casa.

La última vez, mi hermano me recordó siempre que debería ser menos ruidoso.

Los dos llegamos juntos, tumbandonos en mi cama al acabar.

— ¿Y ahora es cuando huyes?..— pregunté aún con la respiración agitada, ella me sonrió sarcástica.

— No me iré a ningún lado esta vez..

Sonreí al escuchar aquéllo, acercándome mientras la rodeaba con mis brazos, ella apoyó su cabeza en mi pecho y ambos nos quedamos dormidos rápidamente.

Pero me mintió.

Al despertar, ella ya no estaba a mi lado.