Doflamingo

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Su relación era todo lo contrario a toxica, el era un maniático y ella una pobre chica depresiva, pero aun así el maniático quería que la depresiva sonriera como el.

Intento muchas cosas para que ella sonriera pero solo una servía, tener sexo y después llorar, demonios, sonaba raro y hasta maniático pero era bueno y hasta relajante.

Era algo psicológico, ella lo miraba llorar sus penas y el se sentía libre, siempre funcionaba al revés.

Aquella tarde estaban riendo, era hermoso verla reír, su cabello rosa golpeaba contra su frente sudorosa y se apegaba a ella, el hombre a su lado estaba abrazándola suavemente, disfrutando del momento, sintiendo la risa.

Su relación siempre había sido así, desde adolescentes aquel amor se construyo a base de sexo y confianza porque ambos, un maniaco y una depresiva, vieron en su pareja un consuelo no solo corporal, su sentimentalismo resalto cuando su amor no solo llegaba a limites increíbles si no que también a respetarse mutuamente como pareja.

Aunque cuando comenzaron fue horrible, ella estaba al borde de una anorexia y una gran depresión caía en sus hombros, aquel tiempo tenia el cabello largo y desarreglado, usa topa a la moda aparentando ser feliz pero de alguna manera Doflamingo lo noto porque el fue como ella.

La salvo, Jully siempre se lo dice, que el la salvo, le mostró que tenia que amarse y la saco del horrible hogar en donde estaba, donde la degradaron tanto física como psicológica.

—¿Doffy?—Llamo ella y el levanto la vista, se había olvidado como era ella antes, ahora tenia el cabello rubio corto y ya no parecía querer desaparecer del mundo.

—¿Si?—Susurro el separándose de los pechos de su pareja mirándola con cariño, ella le sonrió dulcemente, aquellos rayos azules que tenia en los ojos parecían brillar ante el y solo el.

—Tengo hambre, ¿Puedo pedir algo para comer?—El hombre se giro a sus pantalones, tirados hace rato en el suelo y los agarró buscando su billetera, contó el dinero que tenia mientras sentía las manos de Jully en su espalda, acariciando los arañazos y zar pasos que ella le había dado en el galopante sexo.

—Si—Susurro el y sintió como ella besaba su hombro felizmente, mordiéndolo un poco y corriendo para escapar de la cama, ella estaba desnuda con partes mordidas y el estaba seguro que aun estaba húmeda.

Después de mas de treinta años conociéndose, el ya tenia cuarenta y dos años mientras que ella solo cuarenta, estar casados y tener un hijo que ya creció y era un excelente doctor. Habían reinado una vida plena, tan plena y maravillosa.

Pero aun así el sexo y el llanto era normal, aun así las caídas en depresión de ella cuando recuerda su mas horrible etapa o el cuando golpeaba la pared del baño hasta manchar las con su sangre permanecían hasta ese entonces, cuando vivían solos y muchas veces veían a su hijo y su lindo nieto.

Doflamingo se sentía viejo pero con ella sentía que volvía a tener 20 y podía correr con ella a través de la ciudad. Era bueno, muy bueno, adoraba la sensación de juventud que tenia cuando ella sonreía pero aun así sabia que estaba viejo.

—Ya pedí de comer, me daré un baño—Le dijo ella con naturalidad mientras sacaba unas toallas del mueble. El suspiro mirándola y cuando intento ponerse sus gafas de sol recibió un golpe de su esposa—Te dije que en casa y conmigo quiero que no los uses—Y el no podía decirle que no, el dejo a un costado los lentes y recibió un beso tierno de parte de su hermosa mujer.

Aun nostálgico recordaba como la conoció, estaba llorando en un rincón del aula de arte, apuñalando un dibujo y susurrando cuanto quería que se muriera y el, en ese tiempo un adorado del dolor, se río y se acerco a ella para burlarse pero cuando ella se giro a verlo, con aquellos ojos azules llenos de lágrimas y la cara manchada con maquillaje le dio pena.

Le sonrió con cariño, se presento y le compró chocolate, todo en un tiempo de tres horas ya que ella parecía no querer saber nada del nuevo chico.

Su mundo retorcido se volvió masoquista cuando se enamoro de ella, Jully le había roto el corazón tantas veces, diciéndole una sarta de dolorosas palabras que se grabaron en su piel pero se borraron ante el primer beso.

Fue un beso robado, un beso que no suponía mas que solo hacerla dejar de llorar, la beso suavemente y ella, entre sorprendida y fascinada, rodeo su cuello y lo beso, aquel beso inocente termino en sexo en la sala de química y una casi expulsión.

Sus meses de llantos y sexo empezó ahí, para Doflamingo fue un reto casi hasta doloroso, aveces no sabia como calmarla, hasta que ella se tomo mas de las pastillas antidepresivas y se desmayo en el baño. El se harto, la llevo a un psicólogo y le prohibió tomar esas pastillas.

Esos meses ella mejoro como nunca, la saco de su casa cuando se entero de lo que su padre hacia con su preciada Jully y se la quedo solo para el. Cuando empezaron a vivir juntos, con solo tres años de conocerse y solo ser amigos que tuvieron sexo dos o tres veces, ella empezó a saber lo que era reír.

Adoraba su risa, Doflamingo adoraba como sus ojos se achinaban y  se tapaba la boca para que no saliera de mas.

Cuando salieron del colegio ella se dedico a la pintura mientras que el fundo una gran empresa, fue ahí cuando Jully se embarazo de su pequeño hijo, fue una sorpresa, Doflamingo no lo quería pero cuando vio la felicidad de Jully pintada en su cara el no pudo mas que derretirse ante ella y aceptar al pequeño con todo el amor que tenia.

Había muchas cosas que adoraba de ella, hasta le gustaba su depresión, había cosas que Doflamingo aprendió a través de ella para ser feliz de aquella manera, ella le dio un hijo, ella le dio una familia, ella arreglo sus lazos con su hermano, ella era la perfección para el, no había duda los depresivos como ella y los maniáticos como el merecían ser tan amados como el resto.

Había muchas cosas que adoraba de ella, hasta le gustaba su depresión, había cosas que Doflamingo aprendió a través de ella para ser feliz de aquella manera, ella le dio un hijo, ella le dio una familia, ella arreglo sus lazos con su hermano, ella...

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próximamente: Sanji, especial del final.

ᴏɴᴇ sʜᴏᴛs - ᴏɴᴇ ᴘɪᴇᴄᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora