Anton no estaba acostumbrado a pasar las navidades en familia y mucho menos acompañado así que cuando su compañera de trabajo con la cual siempre sintió atracción le dijo si quería pasar navidad junto a ella no dudo en aceptar.
Nico Robin era la mujer más hermosa que conoció Antón, siempre que sus charlas empezaban no podían terminar hasta que alguien los llamaba, aquella mujer tenía una belleza única, con su sonrisa suave y su cabello negro largo siempre suelto sobre sus hombros.
Asi que cuando la noche llegaba y robin ya estaba a su lado con una copa de vino en la mano, ignorando al resto de la gente que estaba en la fiesta, hablaban animadamente sobre una parte de la historia que a ambos le gustaba.
—Anton-san, quiero preguntarle algo—Soltó Robin y Antón no se molesto en aquello, adoraba lo directa que era aquella mujer.
—Anton—El grito fuerte de Luffy llamó la atención del pelirrojo, cuando este se giro sintió como lo taclearon fuertemente, el atrapó el cuerpo de Luffy y se balanceo para no caer de lleno al suelo pero tosio fuertemente.
—Lu-Luffy—Susurro con una lastimera sonrisa Antón, para el Luffy era como un hermano menor y no podía enojarse con el, Luffy lo sabía y adoraba saber que Antón le quería tanto por eso, cuando apenas piso dentro de la casa de Robin busco la cabellera corta y fuertemente roja de Antón.
Robin se acerca preocupada a Antón que aleja a Luffy se su cuerpo, tocó su hombro y el se giro a verla, tenía la cara roja y su cabello todo revuelto sobre su frente pero aún así le sonrió suavemente y levantó su mano a su mejilla
—Hablamos en otro momento linda, necesito lavarme la cara.
Debía ser una de esas malas rachas que tenia, ya que vómito en el baño y, con toda la suerte del mundo, terminó por ser ayudado por Sanji que se quejaba de mala manera que perdía el tiempo ayudarlo pero cuando el levanto la cara después de vomitar y el rubio lo vio todo pálido dejó de quejarse y lo llevo al comedor para hablar con Law Y Chopper.
Robin se acerco a el mientras le pasaba un vaso de agua, el le agradeció y vio lo poco que faltaba para las doce, Suspiro pesadamente por su suerte y tiro su cabeza a un lado decepciónado.
Cuando las doce tocaron Robin se sentó en sus piernas y el la miro todo sonrojado.
—¿Podrías esperar junto a mi el año nuevo?