De tragedias de verano

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7 meses antes
Ciudad de Puebla

–¡Mamá!– gritó Emma desde la segunda planta– ¿Puedes decirle a Ray que deje en paz mis cosas?

–¡Ray! ¿Puedes dejar de molestar un momento?

– ¡Ella comenzó! ¡Destruyó el Castillo de Pichu!– replicó El Niño con reproche. La madre de Emma observó a su hija con reproche por omitir esa clase de detalles luego se acercó a su hijo más pequeño que hacía pucheros mientras sostenía de los brazos a Pichu, un hámster blanco con los ojos pintos. Su madre le tomó de la mano llevándolo al patio trasero para alejarlo de su hermana.

Emma cerró de nuevo la puerta de su cuarto de un golpe.Su celular vibró en su bolsillo y emocionada miró la pantalla, en ella marcado de corazones estaba el nombre de Emilio, su novio. Emma abrió rápidamente el mensaje y lo leyó con el corazón acelerado.

" ¿Ya vienes? 😭 "

Decía el mensaje. Emma miró hacia la puerta de su recámara vigilando el pasillo principal en busca de alguna señal de que su madre o Ray la estuvieran vigilando.

" No :(( mamá está en casa y hoy debo cuidar de mi hermano "

" Estás de broma no? Dijiste que si ibas a venir! 😡 Hasta te hice la comida, Emm es nuestro aniversario!! "

"Lo sé 💔 "

Con el semblante triste decidió guardar el celular de nuevo en su bolsillo, luego el sonido de un nuevo mensaje llegó pero ella decidió ignorarlo porque en esos momentos escuchó a su madre subir las escaleras.

–¿Emma?– habló desde el corredor– ¿Me escuchas?

– Si Mamá, ¿Qué pasa?

– Ya está la comida hace horas, déjate de ver ese celular tuyo y baja a comer.

Emma decidió morderse la lengua, últimamente le irritaba oír a su madre gritar, antes solía tolerarlo pero ahora inclusive su presencia le irritaba. Era como si cada vez que ella hablará un chirrido le remplazará la voz.

Aún con fastidio bajó las escaleras con pereza y se encontró con su hermano de ocho años al lado de su madre en la mesa. En el comedor había dos asientos vacíos el de ella y el de su padre, Emma torció los labios.

–¿Y papá?– preguntó con tono apagado, pues aunque había hecho su pregunta no tenía necesidad de respuesta puesto que ella ya se la sabía de sobra.

– En el trabajo– obvió su madre. Emma arrastró la silla y se sentó de golpe haciendo que su hermano rodará los ojos con fastidio por todo el drama que la chica estaba haciendo.

– En el trabajo– repitió ella con cierto tono de burla–, claro.

– Estamos en la mesa Emma, compórtate.

– "Estamos en la mesa"– arremedo en voz baja, Ray se rió con gracia motivo por el cual su madre le lanzó una mirada amenazante—. Lo  siento pero hasta tú sabes que eso es una vil mentira.

– No empieces– la cortó molesta– come mejor, anda.

Aún disgustada la obedeció y se llevó a la boca la carne con papas que ella había cocinado.

El Secreto de Antuan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora