8. El cuento de los desaparecidos

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Capítulo 8. El cuento de los desaparecidos.

Don Jorge lo recordaba muy bien, era como si hubiese sido hace a penas unos días atrás.

En esos días, él era un hombre mayor pero fuerte. La empresa y los guardias forestales no les importaba mucho que la tala estuviese medida, por lo que, aunque sonará desalmado Don Jorge tenía más ganancias. Le pedía comprar de vez en cuando un bonito vestido a su esposa, o esperar a sus nietos con regalos de Navidad en sus manos. Definitivamente, eran otros tiempos.

Hace cinco años la vida en aquel lugar era muy distinta, la gente no solía tener tanto miedo en la noche, las leyendas después de todo, eran eso, leyendas y luego después de todo lo sucedio...

Claro que Don Jorge lo recordaba muy bien, él mismo había participado en el rescate, lo recordaba cómo si fuera ayer.

Hace cinco años habían desaparecido cinco chicos en el bosque, la razón de su desaparición era demasiado inconclusa, nadie parecía tener una razón suficiente simplemente desaparecieron... lo hicieron igual que ahora,  Pablo que se quedó ahí dentro, en la oscuridad.

Pero... hubo alguien, uno antes de él que también se había perdido hace cuatro años, justo el día del aniversario de esos cinco chicos. Había sido un niño muy pequeño, un niño que había ido solo y del que nadie creía que viviría ¿cómo podría? Si cinco chicos mayores no habían salido ¿cómo un niño de once podría hacerlo?

Incluso le habían preparado ya un funeral, le había anotado misa y apartado un lugar en el cementerio, había pasado una semana entera en ese bosque y de nuevo, no habían encontrado nada, pero...

El chico salió con vida, justo el último día en el que lo buscaron.

Sobrevivió, estaba algo lastimado pero... él había sobrevivido ¿Por qué? ¿Cómo lo hizo?

Antuan Moulian sobrevivió al bosque y jamás después de aquello, quiso decir lo que había vivido.

¿Por qué entonces no, Pablo Alcántara podría sobrevivir?

Misterioso es el camino en el que la vida pisa, pero aún más sinuoso es el de la muerte

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Misterioso es el camino en el que la vida pisa, pero aún más sinuoso es el de la muerte.

Emma había probado el sabor a muerte, ella sabía lo que era ver esos últimos momentos antes de partir, ella lo sabía...

Cada vez que todos esos doctores, cada vez que todos esos sacerdotes y curiosos le preguntaban.

¿Qué se siente estar muerta?

El Secreto de Antuan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora