23. Cuando las leyendas, cobran vida.

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Capítulo 22. Cuando las leyendas, cobran vida.

Emma marcó por quinta vez el tronco del árbol de su izquierda, en la madera con un gis blanco estaba marcada una flecha que indicaba el camino por el que habían llegado. Desde una hora atrás en la que los tres chicos habían caminado por el bosque, Antuan les había dicho que marcaran lo que fuera visible para regresar por el mismo sitio, por ello Emm y Oscar habían agarrado los gises y habían comenzado a marcar troncos y rocas.

– ¿A dónde se supone que nos dirigimos?– preguntó Oscar mientras se levantaba con dificultad cuando después de marcar una roca con musgo, Antuan estaba caminando a los alrededores como vigilando que alguien no los estuviera siguiendo.

– Tenemos que llegar a la cabaña, primero– dijo él mirándolos, detrás de su espalda la inmensa fila de árboles vigilándolos. Emma los miró a ambos y cargando con la mochila pequeña asintió de acuerdo al plan, Oscar en cambio frunció el ceño.

– ¿Cabaña? – los ojos de Oscar se encontraron con los verdes de Antuan, la clara señal de que estaba perdido en la conversación, Antuan lo miró con pena pues entendía que lo que iba a decir no le iba a gustar.

– Puede que ahí este Maggie, siempre ocurre ahí Oscar.

- ¿Ocurre?– pero el entendimiento le llegó de golpe pues sus ojos cafés se abrieron ampliamente, los pies casi le fallaron pues había entendido de que cabaña hablaba su amigo, los mechones de sus cabellos color fuego se tambalearon cuando se llevó las manos a los costados de su cabeza y comenzó a negar lentamente.–No–dijo–No voy a ir allá...

– Oscar...

– ¡No allá, Antuan!– gimió con dolor, los ojos de ambos se encontraron, los verdes pidiendo que comprendiera los cafés rogando clemencia. –No...

– Entiendo–le dijo su amigo acercándose a él.– Puedes quedarte si quieres, Oscar no es...

– No– cortó el pelirrojo mientras se acomodaba la mochila en el hombro.– No voy a abandonarte– dijo poniéndose hombro con hombro al lado de Antuan, ambos se miraron por un minuto–A dónde tú vayas, yo voy, ¿Lo recuerdas?

Antuan le sonrió y asintió.

Emma que miraba atenta aquella escena de pronto lo entendió todo. Entendió el por que a veces las personas que no dicen las cosas. No tenía por que haber palabras dichas, los ojos de ese niño pelirrojo se habían delatado.

– Esta bien– los ojos verdes de Antuan miraron a los de Emma– sigamos.

  Los golpes de la puerta era tan fuertes que Lee casi podía jurar que que querían tirarla, aquella tarde estaba preparando algunos víveres para las personas que se habían ido de voluntarios en la ayuda de buscar Maggie en el bosque, Ethan había s...

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Los golpes de la puerta era tan fuertes que Lee casi podía jurar que que querían tirarla, aquella tarde estaba preparando algunos víveres para las personas que se habían ido de voluntarios en la ayuda de buscar Maggie en el bosque, Ethan había salido desde temprano a la reserva y Antuan le había dicho que iría a buscar a Oscar. En cuanto se oyeron los golpes en la madera supo que algo anda mal.

El Secreto de Antuan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora