28. Vengan, almas en pena

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Capítulo 28. Vengan, almas en pena.

Cuando somos niños nos cuentan historias de terror para asustarnos de algo que supuestamente es malo. Nuestros padres, siguiendo el ejemplo de los suyos nos advierten de cosas que nos hacen mal mediante el miedo.

Si sabemos que hablar con extraños es malo porque nos pueden robar, entonces evitamos el contacto con desconocidos. Si nos dicen que salir de noche es peligroso porque nos podemos perder, entonces decidimos nunca ir solos.

Pero, la gente nunca habla sobre la oscuridad qué hay dentro de uno mismo. Nuestros padres nos han dicho que la maldad es ajena a nosotros porque nos aman y algo que amamos no puede ser oscuro.

¿Pero qué hay cuando esa oscuridad vive dentro nuestro?

¿Qué historia deberíamos contar a los niños que los prevengan de sí mismos?

Todos tenemos un pie dentro de la luz y otro dentro de las sombras.

Antuan Moulian siempre había caminado a oscuras durante toda su vida, con sólo diez años había saboreado la muerte y esta lo había hecho su esclavo. El chico de ojos verdes siempre caminaba entre los enormes árboles de su mente, con un paso en las sombras y otro fuera de ellas pero ahora, mientras corría rumbo al pantano, dónde aquella mujer le había dicho estaba su amigo podía sentir el adiós de todo lo bueno que alguna vez había guardado dentro suyo.Un hoyo negro en lugar de corazón.

El sentimiento de perdida en la garganta.  Un vacío que le quitaba el aliento. La apatía a la vida. Aquellas raíces de esos árboles antiquísimos que habían visto tanta muerte, enredándolo con sus susurros de vidas pasadas. Él desapareciendo.

–Oscar– delante de él, el enorme pantano. A su vista el cuerpo de un chico pelirrojo recostado sobre un tronco grueso. –¡Oscar!

Y Antuan trata de llegar a él pero sus botas se entierran en esas tierra fangosa. De nuevo mira a su amigo que tiene apariencia ya de un fantasma y con toda su fuerza trata de cruzar hasta allí. –¡Oscar!– lo llama cuando por fin logra acercarse. El cuerpo del pelirrojo cae sobre él, está tan frío. Su rostro está helado, blanco.

–¡Venga amigo!– le dice tomándolo por el rostro– despierta, anda– dice golpeándole una mejilla, algo en su voz se rompe pues lo entiende, su cerebro lo sabe pero aquello dentro de sus costillas no lo quiere creer. Antuan traga con dificultad saliva y negándose a derramar una sola lagrima vuelve a llamar a su amigo–¡ Venga Oscar, despierta!...Vamos amigo, no me hagas esto, despierta, por favor.

Pero el pelirrojo no abre los ojos y algo dentro del pecho de Antuan se rompe por completo. Y sin evitarlo, sin poder hacer otra cosa las lágrimas se le escapan de los ojos.

– Lo siento– balbucea mirándolo al rostro y lo abraza como nunca antes lo había hecho. — lo siento mucho, lo siento Oscar, lo siento mucho...

Y entonces unos pasos detrás suyo lo ponen en alerta y voltea el rostro con rapidez, y lo ve, Pablo Alcántara lo observa y lo ve alzar un brazo con una linterna. Eso es lo último que logra ver antes de sentir el golpe en su nuca y perder el conocimiento.

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El Secreto de Antuan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora