Capitulo 16.

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Correr..

Era lo único que la chica hacia.

No importaba nada más, tenía que huir.

¿Que ocurría? Algo la perseguía y no sabía que era o que intenciones tenía, tampoco iba a averiguarlo.

Pero aunque corría a gran velocidad pareciera que esta no avanzaba nada, y eso sólo aumentaba su desesperación.

Poco a poco comenzo a sentir un líquido recorrer su cuello y mojar su pecho, con una de sus manos tocó su cuello y al verlo quedó helada.

Rojo...

Sangre...

Todo comenzó a dar vueltas, se sentía enferma...

Colocó su mano en su cuello tratando que la sangre parara, todo su cuerpo temblaba, tenía miedo, miro hacia los lados buscando ayuda, pero con lo único que se encontró fue con unos ojos azules viéndola con seriedad.

Sus ojos se abrieron.

Frente a ella estaba... ¿Ella misma?

[...........]

Un chico de tez morena se encontraba sentado en su cama, sus audífonos estaban en sus oídos y alejaba cualquier sonido que no fuera la música.

Su mejilla ardía, Chloe le había dado una buena bofetada, pero eso no le molestó, lo que le molestó fue ver llegar a Alya a la casa preguntando por Marinatte.

-¿Cuál es su problema?- pregunto cuando nuevamente su música se vio interrumpida por una llamada a su móvil.

Lila y Adrien llamaban al moreno, regañandolo por lo ocurrido y más por haberle mentido a su amiga.

-Donde esta Mari?

-No lo sabemos cuando llegamos ya estaba la ambulancia.- dijo el moreno y se comenzó a alejar.

No lo hizo con la intención de mentir, pero no podia decirle que Marinette cayó de las escaleras por su culpa y menos que se sintió bien al verla en el suelo inconsciente.

No...

-Maldita sea...- maldigo el chico lanzando sus audifonos a su cama, estaría enojado más no era un idiota, no rompería los audífonos por una estupidez.

Se levantó de su lugar y comenzó a caminar por su habitación, aun recordaba las palabras de la rubia al enterarse de lo ocurrido.

-será mejor que encuentres un buen abogado si no quieres terminar en prisión.

El sabía que no podrían hacer nada contra él. Había una razón para ello, una simple y estúpida razón.

El no la tiró de las escaleras.

Ni siquiera estuvo cerca de hacerlo, sólo la siguió hasta la cocina y se detuvo ya que la señora no lo dejo entrar más, luego de ahí sólo se escucho un ruido y lo último que supo es que ella había caído. El no tuvo nada que ver... ¡nada!

Camino un rato más por su recámara hasta que su celular comenzó a soñar nuevamente.

Eso era todo, iba a apagarlo.

Lo que te quiero decir....|Yuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora