Capítulo 28 CAMBIOS

1.5K 139 61
                                    

Enero 2018. Cinco meses después.

Hoy se cumplió un año desde que mi mejor amiga Esmeralda me regaló las entradas de aquel concierto. Hace un año que conocí a Shawn Mendes. Hace un año que comenzó todo.  Ahora tengo diecisiete años.

Cinco meses sin vernos, sin poder hablar. Cinco meses insoportables y oscuros. Tuve que marcharme porque no tenía elección,  sabía en donde me estaba metiendo, pero sólo eso. Me es insoportable ser consiente que todo mi alrededor se desmorona y tú no estás aquí.

Tomé las viejas oxidadas tijeras de mi madre y tomé el primer mechón de mi cabello cortando más arriba de los hombros. Continúe hasta que el último mechón cayó al suelo, acto seguido, abrí la regadera dejando caer el agua caliente sobre mis hombros, hasta sentir que me quemaban. No me importó en absoluto. En enero el clima es tan frío que ya no encuentro la diferencia.

Ni siquiera me detuve para mirarme al espejo, no tenía caso hacerlo. Me vestí con mi blusa roja de cuadros negros favorita, unos pantalones y chaqueta de mezclilla. Mis ojos se centraron en los cosméticos que mi madre me regaló la semana pasada, eran muchos, adornaban mi cómoda.

De un impulso los tiré al duelo con odio, luego me arrepentí. Me puse en cuclillas para recoger algunos, un rimel y un brillo labial, tentador ¿no? A estas alturas tengo todo el derecho de hacer lo que yo quiera con respecto a mi apariencia. Mis ojos marrones resultaban. Finalmente me puse mis botas.

El día de hoy solo tengo una clase: música. Solo necesito mi guitarra.

Las clases de música me mantienen ocupada, creo que me puedo expresar mejor y me fascina. Sin importar que me recuerden a él. Maldita sea, esto es masoquista. Lucho para no hundirme con mis pensamientos.

—¿Por qué te cortaste el cabello? —preguntó Daemon.

—¿No te gusta?

Sonrió él—. Te ves preciosa ¿por qué lo hiciste?

—Quería un cambio de apariencia, empezar de nuevo.

Su mano despeinaba mi cabello con diversión —. Eh, ¿que se siente ya tener diecisiete? —me puse seria. Hoy es mi cumpleaños pero no quiero que me lo recuerden. Me duele.

Él nunca supo cuando era mi cumpleaños porque lo conocí cuatro días después del mismo. Nunca lo sabrá y nunca estará conmigo ese día. Eso me duele más.

— Tengo que acostumbrarme, si no viviera contigo diría que no te conozco...  —bufó Daemon—¿Cuándo creciste? Todo el tiempo estuve aquí y apenas me doy cuenta.

Me pregunto: ¿él se acordará de mí? Sí él me viera en este momento ¿sería capaz de reconocerme? No, puede, tal vez.

Me fui al instituto con esas preguntas en mi cabeza, tuve la fuerte sensación de que alguien me estaba siguiendo, por más que miré de un lado a otro no había nada. Una voz femenina exclamó mi apellido haciéndome sobresaltar.

—Hola, Esmeralda —solo era ella.

—¡Mierda! ¿Qué demonios le hiciste a tu cabello? Lo tenías hasta la cintura y era bonito —dijo alterada.

La miré con seriedad —. Me lo corté esta mañana. Volverá a crecer, no es para tanto.

Con la mirada buscamos el aula correspondiente al cuarto semestre, Esmeralda se sentó atrás de mí, como en todos los semestres anteriores — ¿Cómo va tu relación con tus padres? —preguntó.

—Me perdonaron, pero son más fríos que este maldito clima.

Ya me había acostumbrado a ellos.

—¿Qué ha pasado con Fab? —continuó preguntando.

Eclipse S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora