Capítulo 22 VIEJA HISTORIA

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—¡Date prisa James!
—No seas gallina y aguanta.
—Estar en las alturas no es lo mío, vamos apresúrate.

Que tedioso era la situación, no paraba de pensar que en cualquier momento podría caerme y morir al instante. Un error, solo se necesita un error mío para morirme. No quiero morir, aún no, ni mucho menos de esta manera.

La voz de mi compañero me distrajo.

—Fátima, necesito que saltes.
Tuve que fingir que lo pensaba.
—No, prefiero quedarme aquí aferrada a ti.
—Muy valiente para escapar de Black pero para las alturas no.Vamos gallina solo salta.
Comencé a reírme—. Si vuelves a llamarme así, te rompo la cara.

No me quedó de otra que hacerle caso, me di unos escasos segundos para agarrar valor, valor que no tengo. El que tenía de reserva lo utilicé hace un rato. Lentamente, cerré los ojos y dejé de hacer fuerza en los brazos, hice a un lado mis pensamientos, también mi miedo y temor. Me dejé caer.

Mantuve los ojos cerrados hasta que alguien me sostuvo en sus brazos.

Me libró de una muerte segura. Claro, era un ejercicio real de confianza. James no me dejaría morir.

Me encontré con aquellos ojos castaños tan familiares que tengo la dicha de mirar cada mañana al despertar.

—Te tengo —murmuró cuando su preocupación se desvaneció.

—Shawn, yo...

—No digas nada —puso su dedo índice en mis labios —, el que tiene que disculparse aquí soy yo.

Me perdí en sus ojos.

—¡Oye chico enamorado¡ ¡Arthur viene hacia ti! —exclamó James mientras corría. Este casi pierde el equilibrio.

Shawn se transformó por completo: me bajó y sus ojos se tornaron a negros, su postura fue firme y rígida.

De la nada él y Arthur entraron a un concurso de miradas; por primera vez, Mendes fue más intimidante dejándole en claro al pelirrojo quién es el que tiene poder aquí y ahora.

Justo ahora paso de desapercibida, corrí a la esquina contraria donde James se encontraba. Puse mis manos en sus hombros.

—¿Ya terminó? —preguntó con cautela.

—Shhh.

—Perdona, pero este conflicto es de Shawn. No puedo interferir. Sería más peligroso si me pongo en medio de ellos.

Justo cuando él muestra tranquilidad yo me muestro paranoica. Los miré furtivamente y por supuesto, no estaban hablando, Arthur estaba intentando conectar golpes hacia Shawn. Pero Shawn era más ágil, más alto, más fuerte y con unos reflejos tan sensibles proyectando una imagen muy viva de sí mismo.

Tenía el enfrentamiento asegurado pero Arthur siempre juega sucio: le puso el pie y lo golpeó en el abdomen con demasiado coraje, en el instante que Shawn cayó al suelo mi alma se me cayó a los pies.

Shawn no se levantó, no se movió. La impotencia volvió a mí.

—Vamos, levántate. Tú eres más fuerte — susurré.

Nada. No responde.

—No me hagas esto, levántate —Arthur seguía golpeándolo, mis ojos se cristalizaron y no tardaron en derramar lágrimas. Qué puedo hacer yo, ¿Debo correr? ¿Salvarlo? ¿Enfrentarlo? ¿Suplicar?

Ninguna de las anteriores... «confía en él, Evans»

—De está no saldrás vivo, Mendes  — murmuró.
El puño de Arthur no logró conectar con el rostro de Shawn por que este último lo apartó abruptamente.

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