Capítulo 29 LAS TRES CARTAS

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—Arthur se oculta a diez kilómetros de aquí, te recomiendo que no salgas de esta casa.

—¿Qué harás tú? —quise saber.

—Ir por él a colgarlo de un árbol —me reí en voz baja—, Shawn te sigue queriendo, si algún día viene a buscarte te pido que lo escuches. Él estará bien, no sería capaz de matar con sus propias manos a Arthur.

Asentí. De eso estoy completamente segura.

—Quiero leer esas cartas —confesé.

— ¿Segura de que quieres leerlas? —me preguntó James.

Asentí, sé que me harán pedazos pero ya no importa demasiado. James me dio la primera carta y me miró con cautela .
Comencé a leer:

Querida Fátima…

Cuando te conocí tuve una especie de trance que brutalmente se convirtió una obsesión por ti, es algo loco hasta yo sé reconocerlo. Al principio estuve frustrado por no ser capaz de comprenderlo… así que solo fui a buscarte, tratar de volver a verte, el día en que coincidimos en esa cafetería estuve mirandote todo el tiempo para no olvidarme de tu rostro, porque era consciente de que no podía tenerte. Sin embargo, jamás me importó los obstáculos de la realidad, pero sí me importó lo que pensaras de mí.

Llegué a preocuparme de lo que tú sintieras por mí.

Así que di todo por conservarte a mi lado, te ofrecí mi afecto, mi tiempo, mi calidez incluso mi pobre alma. Estoy agradecido contigo por darme la oportunidad de enamorarme completamente de alguien, es una bazofia que esto haya sido arrebatado. Es insoportable.

Me he mantenido al margen de los problemas para enfocarme en que importa y quiero ser bueno para ti. En este momento, siento que debo pelear por ti, porque el último día que estuvimos juntos demostraste lealtad revelaste y afirmaste tus sentimientos.

Quiero que sepas que haré lo posible por estar contigo de nuevo, eres buena, mereces cariño, la vida te debe eso por lo menos… no me olvides.
—Shawn.

«No he podido olvidarte, no soy capaz de hacerlo. Como podría sacarte de mi mente cuando has sido el mayor desastre de mi existencia»

James me entregó la segunda carta. Mi garganta ardía en llamas… mi corazón se sentía tan potente y tan vivo.

Querida Fátima.

Maldita sea, ¿sabes cuantas veces he destruido mi habitación por el simple hecho de que no estás ahí? muchas, he perdido la cuenta. Todo es tan complicado que me sofoco y no creo volver a ser el mismo.

Ahora mismo tú y yo somos como el sol y la luna. Se aman intensamente pero no pueden estar juntos, porque representamos la luz y la oscuridad.
—Shawn.

Respiré hondo para que las lágrimas no se escurrieran. Vaya, él lo recordó. La noche en que le conté sobre esa leyenda, lo acaba de decir: él es el sol y yo soy la luna. Nunca creí que esa leyenda sería mi situación.

James me miró con ternura—. ¿Quieres continuar?

Asentí, no hay nada que perder.

En esta carta no escribió mucho pero me rompió el corazón al leerla:

Querida Fátima.

Te extraño, te necesito, te deseo y te quiero.
—Shawn.

Varias de mis lágrimas se impregnaron en el papel. James me ofreció la siguiente carta, esta vez me negué, no creo tener fuerza de voluntad para continuar leyendo sin sumergirme en una profunda tristeza.

Todos estos meses él estuvo escribiendome y yo no estuve enterada, él está destrozado peor que yo.

A pesar de eso admitió que me quiere… sus palabras siempre han sido tan sinceras, a pesar que mi corazón esté hecho un lío. Solo estaba segura de una cosa; me he vuelto a enamorar de él. Sin la necesidad de besarle, sin verlo directamente. Sus pensamientos  han ganado esta vez. Quiero que él vuelva, yo quiero volver pero ¿cómo?

—Recuerda que si quieres algo solo tienes que pedirlo —murmuró James. Le miré atónita, no sé que me quiere decir.

Tragué saliva —. ¿Le contarás todo lo que pasó aquí? —él asintió.

—Bien, entonces quiero que le digas lo siguiente.

Cerré mis ojos dejando que las lágrimas recorrieran mis mejillas, luego continúe —. Dile que lo quiero también.

Fue más a una súplica que una petición. Al fin de cuentas eso estaba haciendo. Suplicando.

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