Toronto, Canadá.
Octubre 2016.
Eran las cuatro de la mañana cuando un peculiar tipo cuyo nombre era Shawn Mendes ingresó a urgencias por cuarta ocasión en la semana.
—¿Tú otra vez? si que tienes severos problemas muchacho —dijo el doctor, a lo que el joven de dieciocho años interpretó como un reclamo.
Shawn Mendes le esbozó la sonrisa más falsa que no cualquiera puede imaginar.
—Mendes, ¿tienes idea de la cantidad de veces que has visitado esta sala? Han sido tantas que he perdido la cuenta.
— No pedí tu opinión... —miró el gafete del hombre—...Carlos, me tiene sin cuidado.
El doctor siendo profesional lo ignoró y comenzó a curarle las heridas, la mayoría de éstas se ubicaban en sus nudillos, tenía uno que otro rasguño en la barbilla. Algo muy común de ver en él.
Shawn hizo una mueca de dolor cuando el algodón rozó una cortada en la mejilla.
—Tienes que cambiar tu estilo de vida, esto no te traerá nada bueno. Eres lo suficientemente mayor para entenderlo.
Esta vez Shawn no fue tan hostil al responder:
— No puedo evitarlo, esto es más fuerte que yo. Ya no puedo salir. No sé cómo parar.
Movió los ojos de un lado a otro como si estuviese perdido. Evitando el contacto visual.
En lo más profundo de su ser sabe que lo que hace está mal. No sólo hiere a terceros sino a sí mismo pero su enojo, presión y su poca falta de auto control le hacen perder la cordura. Más de una vez se preguntó si era necesario someterse a un tratamiento psicológico o si en realidad necesitaba de alguien más que lo ayudara; no de manera profesional, más bien de manera afectiva.
El doctor lo sacó de sus pensamientos.
— Piénsalo mejor, recapacita Shawn. Eres un gran chico pero recuerda que también eres una imagen pública, medio mundo tiene los ojos sobre ti. No puedes ir por la vida participando en peleas solo por tener diferencias o por satisfacción.
El doctor terminó de vendarle las manos y le ayudó a ponerse la chaqueta, no pudo evitar mirar las manchas de sangre seca de su camisa.
— ¿Qué tanto le hiciste? — enarcó una ceja.
El chico apretaba los labios causando tensión en el ambiente.
— Le rompí la mandíbula y le fracturé la nariz. Ya lo he hecho otras veces, nada grave — eso último lo dijo en un tono burlón. El doctor se limitó a negar con la cabeza, no tenia caso seguir con esa conversación, en cambio el chico le ignoró.
— ¿Qué debo hacer? — preguntó luego de ponerse de pie caminando hacia la puerta.
El doctor le respondió:
— Enamorarte de alguien.
Shawn se tensó, puede que más de lo que había estado otros días, pensó en decirle varios insultos y maldiciones pero solo se limitó a parpadear varias veces y a pasarse una mano por el cabello.
Finalmente abandonó la sala de urgencias importando un carajo lo que le acaban de decir.
Esas palabras por mas ridículas que le parecían lo persiguieron por semanas.
Meses después el destino lo iluminó mostrándole un borroso rostro a través de sus sueños. Muchas veces, los sueños que tenemos no suelen tener mucho peso pero sino se tiene control de ellos, estos se transforman en pesadillas.
Ese fue el comienzo de sus noches de insomnio, el inicio de una obsesión y un anhelo de ese alguien.Por las noches su mente le jugaba malas pasadas, una voz fina, manipuladora e inquietante retumba en su cabeza. "¿No sientes culpa? Encuéntrala, arregla tus mierdas te quedas sin tiempo"
Shawn está solo.
Se siente solo y perdido.
Necesita algo.
Pero... ¿qué realmente?
— ¡Deja de torturarme! ¡Me estoy volviendo loco!— gritó Shawn en su propio sueño luchando por despertar.
Nada. Solo silencio.
No había nada.
Shawn finalmente despertó. Su respiración estaba acelerada, su pecho subía y bajaba como si estuviera en un estado de hiperventilación. Si alguien lo hubiese visto en ese momento diría que acaba de correr un maratón, sin perder tiempo, se levantó de la cama de un salto, mientras caminaba en dirección al baño se quitó la camisa de un jalón.
Minutos después abrió la llave de la regadera, no le importó demasiado que el agua estuviera fría, lo necesitaba. Duró como una hora en la ducha, una hora tratando de controlarse y perdiendo el tiempo, por supuesto.
Los rizos de su cabello caían sobre su frente y la humedad del mismo escurría por todo su rostro. Con ambas manos se cubrió el mismo.
— Estás llegando demasiado lejos —susurró él—. Estoy perdiendo la cabeza.
Finalmente se miró al espejo, la imagen era borrosa debido al vapor. Pasó una de sus manos por el espejo para limpiarlo y se contempló por escasos segundos.
—Debo de encontrarte antes de que pierda la cabeza. Sé que eres real pero ¿dónde te ocultas? Tarde o temprano estarás frente a mis ojos —dijo como si estuviera hablando con alguien más. Ya era costumbre que él hablara solo en voz .
Cerró el puño derecho y no tardó en hacer añicos aquel espejo.
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Eclipse S.M
Fanfiction-No volverán a separarnos, ¿verdad? -pregunté con un poco de melancolía. -Nunca, cariño mío. Nunca más. -Promételo -lo desafíe. -No -susuró-. Mejor te lo juro. Shawn Mendes, qué podemos decir de él: es un atractivo cantante canadiense que su vid...