Juntos

1.6K 111 13
                                    

Nami besaba a Luffy apasionadamente, como si el mundo se fuera a acabar, mientras que él solo se dejaba llevar, un poco confuso.

-Nami, espera... Hoy quiero recompensarte yo a ti.

-¿A mí? ¿Y eso por qué?

-Porque me has dejado comer un segundo plato.

Nami sonrió divertida y se sentó en la cama.

-A ver, ¿y cómo vas a recompensarme?

-Bueno, como no sé mucho de estas cosas le pregunté a Zoro cómo podía mantenerte contenta...

-¿Y?

-Me dijo que hiciera lo que haré ahora.

Luffy se puso de rodillas delante de Nami y murmuró algo para sí.

-Como si me comiera un helado...

-¿Qué?

Dicho esto, Luffy empujó a Nami en la cama y le levantó la falda, y procedió a sacarle las bragas.

-Luffy, ¿qué-

Luffy llevó a su boca al miembro húmedo de su navegante y comenzó a lamer de arriba abajo, mientras ella, sonrojada, comenzó a retorcerse un poco.

-Mmm, Luffy... Lo haces muy bien... Ahhh...

Él aceleraba el ritmo cada vez que ella tiraba de su pelo, se había puesto el sombrero de paja encima del rostro para que Luffy no viera su expresión.

-¿Por qué te tapas la cara?

-E-es que... me avergonzaría que vieras mi rostro así...

-Eres linda, Nami, no tienes que taparte. Me gusta que lo disfrutes.

-L-Luffy... Por favor, sigue.

-Como ordenes...

Luffy volvió a bajar y ésta vez introdujo uno de sus dedos en ella, que gemía por lo bajo, tratando, sin éxito, de no ser escuchada.

No pasó mucho tiempo para que ella se corriera, dejando la mano de Luffy empapada de sus fluidos.

-Eres increíble... A pesar de nunca haberlo hecho, lograste hacerme sentir mejor que cuaquiera...

-Shishishi, me alegra escucharlo, Nami. – Dijo él, sonriente, y se colocó encima de ella para besarla. – Te quiero, Nami.

-Yo también te quiero, Luffy.

Los dos amantes se cubrieron con las sábanas y se entregaron el uno al otro más de una vez, y se quedaron dormidos luego de varias rondas, él sobre el pecho de ella.


UNAS HORAS ANTES

Zoro y Robin se habían quedado conversando en la cocina del barco, mientras comían unos onigiri y el peliverde bebía algo de sake. Ella estaba feliz, era la conversación más larga que había sostenido sin que él la tratara de manera distante y fría, como solía hacer.

-¿Recuerdas cuando llegué al barco? Supe cómo manipular a todos para que me aceptaran, menos a ti. Eras la persona más madura a bordo. Siempre has visto mucho más que los demás.

-Lo recuerdo bien. No podía confiar en ti sabiendo que habías trabajado para Crocodile, no conocía tu historia y mi instinto se debatía entre si confiar en ti o no. Decidí que debía haber alguien que se negara a que te quedaras, y ese debía ser yo, los demás siempre han sido bastante ciegos, en especial Luffy. Pero después de lo de Enies Lobby confirmé que de verdad eras alguien en quien podíamos confiar. Nos salvaste la vida a todos entregando la tuya.

-Siempre pensé que me quedaría poco tiempo en el barco, ya que nunca duré tanto tiempo con nadie. Cuando el CP9 me contactó en Water 7 no dudé dos veces en entregarme. Si hubiese sido antes, no me hubiera arriesgado, pero ustedes se habían convertido ya en mi familia. No podía arriesgarlos a ustedes. Eran los únicos que me habían aceptado de verdad, y el único lugar en el que encajaba. Mi hogar ahora es éste.

-¿Sabes? Casi pierdo ante el hombre jirafa. Pero cuando él me recordó lo que te podía pasar, me enfurecí y pude vencerlo. No podía soportar la idea de perderte. Creo que en ese entonces ya sentía algo por ti.

Robin se sonrojó un poco. Zoro estaba hablando abiertamente con ella, no se lo podía creer.

-Me he dado cuenta de algo.

-¿?

-Me has salvado muchas veces, Espadachín-san. Incluso antes de confiar en mí. Nunca te he agradecido por ello. Gracias – dijo, y le dio un beso en la mejilla.

-Basta, mujer, no tienes que agradecer. Siempre sabes cómo ponerme nervioso. – Respondió él, sonrojado.

-¿Así como aquella vez con los bebés en Water 7?

Zoro se sonrojó aún más.

-¡¿Aún no has olvidado eso?! ¿Acaso piensas atormentarme con eso toda la vida?

-¿Y por qué te atormenta? Te sienta muy bien eso de la paternidad... Aunque no estoy segura de qué tan bueno seas en eso. – Contestó Robin con su típica risita. – Por cierto, nunca me contaste cómo fue que terminaste cuidando niños.

-Conocí unos niños y me enredaron, su madre estaba tan loca que dijo que yo era su hijo, y terminé cuidando a los bebés, pero fue todo un caos.

-¿Su hijo? Debió ser bastante divertido.

-Para mí fue bastante vergonzoso, pero tengo que admitir que fue algo divertido. A pesar de estar tan loca, esa mujer es una buena persona. Acogió a todos esos niños sin padres y les dio un hogar, sin importar cómo conseguiría criarlos. Hay pocas personas con el corazón tan grande.

-Tú también tienes un corazón bastante grande.

-Supongo que sí. Es un corazón capaz de amar dos cosas a la vez. Por un lado está mi sueño, y por otro estás... ¿tú?

-Zoro, ¿Tú me amas?

Ellos estaban sentados en el piso, recostados de la pared, mientras a miraban a la pared. Cuando Robin le hizo esta pregunta, Zoro volteó su rostro y la miró.

-Aún... aún no lo sé.

Robin se sintió un poco molesta, pero no le dio tiempo a pensar, tenía los labios del peliverde en los suyos.

-Lo siento, a esta altura de juego no debería dudarlo. Tú estás tan segura y yo sigo aquí haciéndote esperar.

-No me molesta esperar, espadachín-san. – Dijo ella, sin separar su rostro del suyo. – Entiendo que eres joven y te falta madurar en algunos aspectos. Pero debes aclarar tu mente. No le des tantas vueltas. Y no deberíamos tener estas muestras de afecto hasta que tomes una decisión. Sólo te advierto, no esperaré por siempre.

-¿Estás diciendo que aún soy inmad-

Un sonido fuerte interrumpió el espadachín, y ambos apartaron sus miradas uno del otro.

-Tenemos que ir a ver, espadachín-san.

-De acuerdo, pero esta conversación no ha terminado.

Shambles (Zorobin) (LuNa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora