Law quiere jugar con Robin, pero le saldrá el tiro por la culata... un poco. Accidentalmente, Zoro y Robin quedarán con sus cuerpos intercambiados, desencadenando una serie de sucesos interesantes y picantes, mientras que Luffy y Nami descubrirán su...
Pasaron los días y Zoro estaba decidido a decirle a Robin lo que sentía, pero no encontraba el momento. Nunca se había confesado a una mujer, por lo que los nervios no lo dejaban pensar, y su temperamento lo hacía peor todavía. Pasó una semana y las heridas de Robin habían sanado increíblemente rápido. Ella era la persona más prudente de la tripulación y cumplió con las indicaciones de Chopper a cabalidad, por lo que, junto a las plantas medicinales del reno, que eran casi mágicas, estaba totalmente recuperada. Tashigi había intentado acercarse nuevamente al espadachín, pero éste no se lo permitía, y lo mismo sucedía con Law y Robin.
Todos almorzaban tranquilamente en el comedor, si saben a qué me refiero con un "tranquilamente" de los Mugiwara. Sanji había preparado carne a la parrilla y tenían ropa de playa, a exepción de Robin, que llevaba un vestido morado corto, un poco suelto.
-Hey, Robin, cuando terminemos de comer, ven a mi consultorio, te quitaré las vendas y los puntos de la sutura.
-De acuerdo, Chopper. – Asintió ella calmada, con una sonrisa en el rostro. Desde la última pelea no habían tenido más contratiempos.
-Wao, Robin, tu herida sí que sanó rápido. – Comentó Usopp, bastante sorprendido.
-Eso es porque ella es inteligente, no como ustedes, que no hacen caso a lo que Chopper les dice. – Apuntó Nami, haciendo que los demás se sintieran un poco culpables.
-Eso, y las hierbas de Chopper. Son muy efectivas, Chopper es un gran doctor. – Agregó Zoro.
-¡Cabrón, con que me digas eso y me alagues no me harás feliz! - Dijo el reno, bailando alegremente, mientras todos reían ante su reacción.
El almuerzo terminó y el calor arropaba a los Mugiwara, aunque llevaban bikinis y shorts, sudaban por el intenso calor que hacía.
-Tengo una idea, chicos, ¿por qué no hacemos una guerra de pistolas de agua?
-¡Excelente idea, Franky! – dijo Usopp.
-¡No empiecen sin mí, aún tengo que quitarle los puntos a Robin!
-Vamos, Chopper, terminemos para que puedas ir a jugar.
-¡Sí!
-Oye, Robin, ¿Zoro aún no se ha decidido?
-Me dijo que tomó una decisión, pero no me dijo cuál es. Ha estado un poco distante esta semana, pero a veces creo que intenta decirme algo.
-¿Qué crees que sea? – respondió el pequeño doctor mientras retiraba los puntos, con cuidado.
-La verdad creo que escogió su sueño antes que a mí. Y no lo culpo, tal vez esto no es para él.
-¿Cómo puedes decir eso? Ustedes son el uno para el otro. Si es como dices, él es un tonto. Deberían estar juntos.
-Bueno, aún no lo sabemos. Mira, parece que han empezado la guerra sin ti. ¿No quieres ir?
-¡Oigan, les dije que no empezaran sin mí!
El doctorcito salió corriendo y tomó una pistola de agua, uniéndose a la batalla. Robin fue a ponerse su traje de baño, otro bikini; los últimos días habían sido bastante calurosos y Nami y ella los habían estado usando más de lo habitual. El que usó esta vez era diferente, era un poquito más revelador. Era negro y las cintas en los bordes eran blancas con puntos negros. Se puso un sombrero de vaquero de esos que tanto le gustaban y salió, todos se quedaron mirándola y segundos después volvieron a la batalla. Nami usó un bikini con rayas de colores, y una flor roja adornaba su pelo.
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