Amanecer

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Durante el sexto día, todos los Mugiwara se preparaban para lo que venía. No se sabía a qué hora exactamente aparecería Midori, así que Nami quería tener más de un plan, para que su enemiga no los atrapara estando desprevenidos. Es por eso que, durante el desayuno, todos decidían cuáles serían los pasos a tomar ante todas las situaciones posibles.

—Zoro, si Midori te enfrenta estando solo, usa este botón para llamarnos; no importa donde estemos, lo vamos a escuchar.

—Entonces, ¿ahora serán mis niñeros? Yo sé defenderme solo, no creo que su presencia cambie algo.

—No estamos diciendo lo contrario. Es sólo que ya hemos visto lo tramposa que es esa mujer. Es mejor si no encontramos todos juntos, en especial por Robin, para que no tengas que concentrarte en otra cosa que no sea pelear y vencerla.

—Siendo así, me parece bien, aunque no creo que vaya a perder a Robin de vista.

—Bueno, por lo menos estarás más tranquilo sabiendo que puedes contar con nosotros.

Robin entró sigilosamente y se sentó con cuidado, esperando el desayuno que Sanji no tardó en llevarle. El sedante que Chopper le había dado la noche anterior había logrado que descansara, al menos un poco.

—Mujer, ¿amaneciste bien?

La arqueóloga sonrió y asintió levemente, tratando de tranquilizar al peliverde. Nami sintió ternura ante la situación y les dio un poco de espacio, que no duró mucho ante el intento de Luffy de robar la comida a la chica.

— ¡Idiota, ¿no tienes algo de consideración?! ¡Robin necesita comer bien para mejorarse, tú ya tuviste suficiente comida!

El capitán se disculpó y dejó que su nakama comiera en paz, mientras discutían los detalles finales del plan.

Ya en la tarde, Zoro fue a buscar a Robin para pasar tiempo con ella. Chopper insistía en que descansara, aunque ella no tenía nada de sueño, así que simplemente se sentaba o se acostaba a leer alguno de sus libros favoritos. Sin embargo, llegó un momento en el que el sueño la embargó y decidió tomar una siesta corta. Fue en ese momento cuando Zoro llegó y se sentó junto a ella.

La miraba respirar con lentitud, sintiéndose culpable de todo lo que le había sucedido. Al menos se alegraba de tener a Chopper, el cuidaba de ella y podía confiar en él más que en cualquiera.

Tomó la mano de la chica y la apretó levemente con ambas manos, no sin antes acomodar el libro en la mesita de noche.

—Ya lo verás, Ro. Saldremos de esta.

Se puso de pie luego de un rato y decidió dejarla descansar, pero la chica sostuvo su brazo, impidiendo que se fuera.

—No te vallas, Kenshin-san. Quédate a hacerme compañía.

—D-de acuerdo.

Ambos quedaron en silencio, como si no tuvieran una relación o algo similar. Luego de pensar en qué decir, finalmente, Zoro dejó salir algo de su boca.

—Y dime, ¿Te sientes algo mejor?

Robin asintió, sonriente. —Gracias al amor de todos, y en especial el tuyo, me siento mucho mejor. La verdad, es la primera vez que no quiero hacerle caso a Chopper. Quiero salir y ayudarlos. Quiero ayudarte a vencerla.

—No, olvídalo. Tú tienes que centrarte en ti. Además, esto es entre Kuina y yo.

— ¿Se lo dirás a los chicos?

—Puede que sí.

—Sabes que puedes confiar en ellos.

—No es que no confíe en ellos, todo lo contrario. Es sólo que quería guardar esto para mí. Aunque, de todos modos, ya ni siquiera sabemos lo que sucederá.

Shambles (Zorobin) (LuNa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora