Desahogo

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– ¡¿Es broma?! ¿Qué haces aquí, mujer, no deberías estar en el Sunny?

–Tardaste mucho en regresar y me preocupé.

– ¿Y tu mejor idea fue venir a buscarme en medio de la noche?

–Están hablando demasiado... Escucha, Roronoa, si me dejas ir, no le haré daño.

– ¡No lo escuches, Zoro! ¡Tenemos que destruir ese cañón!

Zoro le lanzó una mirada cómplice a Robin, indicándole que le siguiera la corriente, la cual ella entendió a la perfección.

– ¿Por qué todos creen que tengo algún tipo de debilidad por esta mujer? ¡No me interesa en lo absoluto! – diciendo esto, lanzó una de sus espadas, haciendo que la bolsa en la que Buggy llevaba el arma cayera.

–Por favor, ¡Es muy obvio que ella te afecta! Dijiste que este cañón destruyó el hogar de alguien importante para ti, y ahora que lo recuerdo, el hogar de la niña demonio fue destruido haciendo uso de él. ¿No crees que es una coincidencia muy interesante? Sobre todo por lo que me dijo aquel pelirrojo, estabas cogiéndotela en uno de los cuartos, ¿no es cierto?

Zoro fingió una cara de desconcierto.

–Mierda, no me esperaba que supieras tanto – dijo. – Pero, de todos modos, no me importa lo que le hagas, no permitiré que te lleves ese cañón. "Es un completo cobarde, no será capaz de hacerle nada, él sólo quiere el cañón..."

– ¡Bien, tú lo pediste!

– Maldición, ¡Cómo si no fuera suficiente! ¡Primero este payaso de mierda y ahora un jodido almirante!

– ¡¿Qué?! ¡¿Dónde?! – gritó Buggy, asustado.

Zoro aprovechó que logró distraerlo y se acercó rápidamente, poniendo su katana en el cuello de su adversario.

–Atrévete a dañarle aunque sea una hebra de cabello y te corto en pedacitos. – dijo, amenazante. Su mirada asesina le produjo escalofríos.

–C-c-c-c-calma, Roronoa, no hablaba en serio – respondió, con dificultad, soltando la daga. – No me interesa el cañón en lo absoluto, puedes quedártelo.

Robin corrió al lado de Zoro. Tomaron el cañón y trataron de regresar al barco. Buggy les seguía, intentando emboscarlos al primer momento en que bajaran la guardia. Pero eso no sucedió.

– ¡¿Acaso estás loca?! ¡No vuelvas a hacer eso, sabes que puedo cuidarme solo! ¡Y esos malditos, ¿cómo pudieron dejarte salir sola?!

–Tranquilo, Kenshin-san, yo también sé cuidarme.

–Y dejaste que Buggy te tomara de rehén.

–Pero tú me salvaste. Igual, estando yo sola sé que habría podido librarme.

Ambos corrían, tomados de la mano, y Zoro se detuvo de repente. Haló a Robin, juntando el cuerpo de la mujer con el suyo, y pasó su otra mano por la cintura de ella, besándola con pasión.

–Si te hubiera pasado algo por mi culpa, juro que no me lo hubiera perdonado.

–Y no pasó. Estoy bien. Ahora, lo mejor es que nos vayamos. – respondió ella, acariciando el pelo verde de su pareja. 

-De acuerdo, vámonos ya.

En el camino, se toparon con Sanji, y regresaron al barco, mientras que Smoker encontró a Tashigi detrás de unos arbustos, junto a Law, que vigilaba que nadie los viera. Al intentar salir, la capitana se tropezó con una raíz que sobresalía en el suelo y cayó, golpeándose la cabeza y pegando un grito de dolor, y quedando inconsciente al instante.

Shambles (Zorobin) (LuNa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora