Una conversación en la nada

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Mientras tanto, en otro lado del mundo, muy cercano a los Mugiwara, una joven entraba a un café con el propósito de encontrar a alguien más.

—Hola, ¿puedo sentarme?

El hombre, quien leía un libro, miró a la chica extrañado y luego de dudarlo le sonrió.

—Claro, ¿por qué no?... ¿Nos conocemos de antes?

—Bueno, tú no me conoces a mi, pero yo a ti si, Milo.

—¿C-cómo sabes mi nombre?— preguntó, algo nervioso.

—Siento si te parece algo raro, pero te he estado observando. Sé que te gusta la arqueología. Y quiero proponerte algo.— Ella miró el gran libro que él tenía entre sus manos, ahora cerrado, del  cual sobresalía un cartel de recompensa. —Es el cartel de Nico Robin, ¿cierto?

Milo estaba mucho más nervioso ahora. Ninguno de sus pocos conocidos sabía de su afición por la arqueología y de la nada llegaba una chica extraña y le decía eso, era para ponerse un poco tenso y hasta sentirse acosado.

—S-si, es el de ella, es una mujer muy bella. Me gusta la arqueología desde hace tiempo, se ha vuelto mi pasión. Y, como todo arqueólogo, me gustaría descubrir la verdad sobre el siglo vacío. Y ella es la única que puede hacerlo. Me inspira una inmensa curiosidad. 

—¿Arqueólogo? ¿Significa que estudiaste y no es solo una afición?

—Así es. Por cierto, no me has dicho tu nombre.

—Mmm... Digamos que me llamo Midori, solo por ahora. 

—¿Verde? Es un apodo algo curioso. ¿Por qué ese color?

***Midori significa verde en japonés.***

—Me recuerda un viejo amigo, y quiero llegar a él. Dime una cosa, si te dijera que puedo llevarte a conocer a Nico Robin, ¿me ayudarías?

—¡Por supuesto! ¡Cualquier arqueólogo querría conocerla, ella es como mi amor platónico!

—Excelente. Y cuando lo hagas, ¿qué piensas hacer?

—Me encantaría conversar con ella de todo, pero es algo difícil. Y... creo que la idea de volverme su nakama para acompañarla y saber los misterios del mundo, es pedir demasiado.

Midori rió. —No creo que sea pedir demasiado, no es como si fuera inalcanzable. Te ayudaré a conseguirlo.

—¿Por qué te interesa tanto ayudarme?

—Como ya te dije, quiero llegar a donde está un viejo amigo. Es Roronoa Zoro, es su nakama. La diferencia es que no planeo quedarme en su barco, pero para llegar a él, necesito ayuda de alguien.

—¿Y eso cómo por qué?

—Quiero mantener distraída a Nico Robin. Ella es un impedimento para que yo lo vuelva a ver, él es especial para ella.

—Entonces, ¿básicamente me estás manipulando para que te sirva de mal tercio y poder quedarte con Zoro?

—No me interesa Zoro sentimentalmente, sólo quiero que me cumpla algo que me prometió hace mucho y sé que ella no lo dejará. No soy una mala persona, Milo, puedes confiar en mí.

—Bien... No es mi problema, pero, si puedo por fin conocerla, pienso ayudarte. ¿Por qué no vamos a mi casa? Así planearemos todo sin que nadie nos moleste.

—De acuerdo.

El joven pagó el café de ambos y guió a la chica a su pequeña casa. Sacó algunos bocadillos que había comprado antes y los sirvió en un plato grande para los dos, y luego se sentó frente a ella en el suelo, sobre cojines.

—Y dime, ¿Cómo haremos para llegar al barco de los Mugiwara?

—Tengo una amiga en una isla cercana y ella me dijo que zarparon de ella hace poco después de causar un alboroto. En unos días se detendrán aquí, esa será nuestra oportunidad. Necesito que te hagas amigo de ellos. No sé, invéntate algo para acercarte, tú sabrás cómo lograr que te acepten en el barco. Por lo pronto, yo tengo que ir a otro lugar a buscar a alguien más. Duraré unas semanas, ese tiempo es más que suficiente para que logres acercarte.

—Entiendo. Debo decir que me emociona bastante la idea de por fin conocerla. Es uno de mis sueños. 

—Y por fin lo realizarás, me alegro por ti. Disculpa el atrevimiento por preguntar esto, pero, ¿vives solo?

—No te preocupes, no me importa responder. Sí, vivo solo, no tengo familia. La perdí cuando tenía 15 años a manos de bandidos, que ambos seamos huérfanos hace que me sienta más identificado con Robin. Creo entender en parte lo que siente. 17 años después de perderlo todo, aún siento el vacío de su ausencia. Ellos eran arquéologos y descubrieron un tesoro perdido muy valioso, los bandidos se lo quitaron. Eso hizo que me interesara mucho más por esta ciencia. 

—Ya veo, entonces por eso te fascina tanto esa mujer. 

—Y tú, ¿hay algo que me quieras contar acerca de ti?

—No mucho, sólo soy una chica común. Me alejé de mi familia hace ya demasiado tiempo, vine al Nuevo Mundo para buscar a Zoro. Él todavía me debe algo. 

—Ya. Es algo tarde, ¿Quieres ir a dormir? Mi casa es algo pequeña, pero tengo una habitación en la que guardo mis libros, hay una pequeña cama en la que puedes descansar.

—De acuerdo. Tendré una semana agitada, mejor descansar ahora que puedo.

—Deja buscarte una cobija y una toalla. Eres bienvenida de tomar lo que quieras del refrigerador, hay mucho para elegir.

—¿No trabajas? Si es así, tendrás que abandonar tu empleo.

—Doy clases particulares cuando me solicitan, mi último encargo me dejó suficiente dinero para este mes. No hay de qué preocuparse.

—Es un alivio escucharlo.

—Tu cama está lista. Descansa, Midori.

—Tu igual, Milo.

Shambles (Zorobin) (LuNa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora